Capítulo XVIII

Era casi media noche cuando el sonido de un auto, se escuchó arribar fuera de la mansión Cox.

Helena bajo de su auto y camino hasta la pesada puerta de madera antigua, respiró fuerte y prolongado, antes de entrar.

El lugar tenía una luz tenue, indicando que ya todos dormían. Subió por las largas escaleras y llegó hasta su habitación. Cerró la puerta detrás de ella con cautela, pero al instante que giro su cuerpo, sus ojos divisaron una silueta entre la oscuridad de su habitación.

Helena dio dos pasos hacia atrás, chocando torpemente con la puerta. Aquella persona reaccionó a tiempo y con rapidez se acercó a ella para cubrir su boca.

... —¡Shh!.

Helena abrió los ojos más de lo común. Aquella persona que se había escabullido entre la oscuridad, no era otro que Nicolás Cox.

—Nicolás—Te soltaré, si no gritas.

Helena asintió.

En el momento que Nicolás aparto su mano de la boca de Helena, ella abofeteó la mejilla de Nicolás con fuerza.

—Helena—¡Eres un idiota Nicolás!.

Gritó con furor.

Nicolás sintió el ardor en su mejilla, aun así sonrío con cinismo. En un rápido movimiento la tomó de las muñecas y la acorralo contra la puerta.

—Helena—¡Suéltame!.

—Nicolás—No.

El esfuerzo de Helena para soltarse era inútil.

—Nicolás—Hueles tan bien Helena.

Nicolás sonrío de manera burlesca, se acercó a su melena y comenzó aspirar su aroma, dulce y suave.

Helena frunció su entrecejo, mientras Nicolás recorría su melena con la punta de su nariz.

—Helena—¡Que me suéltes Nicolás!.

—Nicolás—Lo haré. Pero después de tener lo que quiero.

Nicolás se acercó a la boca de Helena para robarle un beso, exigente, desesperado, ansioso.

Helena había intentado empujarlo, pero esta vez Nicolás se aferró más a ella. Él besó logró tumbar la barrera de Helena, pues no pudo desistir más ante él.

Nicolás mordió el labio de Helena en una pequeña venganza. Ella soltó un quejido y arrugó la nariz con molestia; sin embargo, Nicolás no se detuvo, ejerció fuerza pegando su cuerpo más al de ella.

Descendió su rostro hasta el cuello de Helena y con la punta de su lengua hizo un recorrido desde la garganta, hasta aquel pequeño espacio que dividía los redondos pechos de Helena.

Las manos de Nicolás habían dejado de ejercer fuerza sobre las muñecas de ella. Bajo los delgados tirantes del vestido de Helena, dejando al desnudo su torso.

El aliento caliente de Nicolás, acobijo un seno desnudo.

Helena había pasado de la ira al deseo, sus ojos estaban dilatados y su respiración alterada, estaba muda, estática, en la espera del siguiente movimiento de Nicolás.

Él se humedeció los labios y con la mayor delicadeza roso su legua, sobre el botón rosado.

—Helena—Hummm.

Después de unos segundos, dejo de ser un pequeño roce, pues él se había adueñado por completo de ellas. Helena revolvía el cabello de Nicolás con desespero, mientras él se aferraba a ella como un bebé hambriento.

Regreso a su boca para besarla de la misma forma exigente. Helena deslizó la playera de Nicolás hacia arriba y metió su mano por debajo del bóxer, para sentir la longitud de Nicolás.

Nicolás cerró los ojos, cuando Helena la tomó en sus manos.

Con los ojos puestos en él, ella comenzó darle placer.

—Nicolás—¡Ahh!... ¡Así!...

Los movimientos entusiastas de Helena, provocaba una gran agitación entre ambos.

—Nicolás—Detente.

Nicolás tomó la mano de Helena, cuando sintió que estaba en su punto de ebullición.

Beso a Helena de vuelta, ella parecía un títere en los brazos de Nicolás.

En el caluroso y excitante beso, levantó hasta la cintura el vestido y se acomodó entre las piernas de Helena, la delgada tela ya humedecida, no les impedía sentir. Nicolás se movía con furor, Helena estaba sujetada de los hombros de Nicolás. El frote y las ganas de pasar esa delgada barrera lo hacía todavía más lujurioso para ambos.

Helena jadeo por última vez, cuando un espasmo invadió por completo su cuerpo. Y mientras Helena temblaba en los brazos de Nicolás, él se descargaba entre sus muslos.

Cuando Helena abrió los ojos, se sumió en la vergüenza.

—Helena—Por favor, vete.

Era lo que menos deseaba Nicolás; sin embargo, asintió, dejó un casto beso, en los labios de Helena y salió de la habitación.

Cuando cerró la puerta, Helena camino hasta su cama y se sentó sobre la orilla.

No podía engañarse, había disfrutado cada segundo de la cercanía de Nicolás en su cuerpo, la había hecho arder de deseo.

Nicolás tenía una sonrisa en su boca. Helena había sido como el combustible entre sus brazos, solo basto un beso, para que ella se ardiera con él.

Helena cerró los ojos, estaba cansada y ahora por culpa de Nicolás, ansiosa y nerviosa. Temia que llegara el amanecer.

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Comments

Hiradia Cohen

Hiradia Cohen

Como es que llega a casarse Elena con Edwards? y no con Nicolas que fue a quién conoció primero a pesar de las mentiras de Judith Nicolas se enamora de Elena no se que paso ahi

2024-05-19

0

Isabel Pech

Isabel Pech

es obvio que se aman , no entiendo por qué no hablan y arreglan sus diferencias judith le sembró el odio hacia helena poniéndola como una interesada

2024-05-09

1

Lesly Argumelo

Lesly Argumelo

ellos se aman

2024-04-21

2

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