Capítulo II

Helena se desvistio frente al espejo, había dejado en el suelo el vestido negro y el velo.

Miró con atención sus ojeras, no había dormido casi nada desde hace cuatro días, pues las pesadillas habían aumentado las últimas noches.

—Ama de llaves—Señora Cox, el abogado del señor Edwards está abajo en el despacho.

Le aviso el Ama de llaves, al otro lado de la puerta.

—Helena—Enseguida bajo.

Dijo ella, con esa voz afable que le deba un buen toque a su dulce carácter.

La puerta del despacho se abrió, Nicolás y el abogado Earl, desviaron su mirada hasta ella.

Helena llevaba un vestido negro, menos recatado que el anterior, le daba un aspecto más jovial, como de una mujer de veintitantos años.

Nicolás le dio un recorrido a su figura, Helena no era una mujer esbelta, pero tampoco había kilos de más en su cuerpo, las curvas de sus caderas estaban bien pronunciadas y sus pechos eran redondos, seguramente del tamaño de su grandes manos, era simplemente perfecta según los pensamientos de Nicolás.

El abogado se levantó de la silla.

—Abogado Earl—Señora Cox, por favor tome asiento.

Helena tomó asiento en la silla que estaba a lado de Nicolás Cox.

—Abogado—La lectura del testamento del señor Edwards Cox será rápida. Entiendo que por la situación usted debe de continuar con su luto.

—Helena—Así es.

—Abogado Earl—Bien, Última voluntad y testamento de Edwards Cox; Hallándome en pleno uso de mis facultades mentales expresó mi última voluntad y deseo. Para mi amada y fiel esposa Helena de Cox, heredará en su totalidad las tierras de plantaciones, las joyas de mi familia que me fueron heredarás en la muerte de mi madre, el treinta y cinco % de la acciones de la empresa familiar que me corresponde. La mansion Cox que perteneció a mi familia por generaciones, sera dividida en dos dueños, mi amada esposa Helena Cox y mi querido hermano Nicolás Cox. Finalizando, espero que se cumpla cada uno de mis deseos.

Nicolas apretó la quijada.

—Nicolás—¡Ese testamento debe de ser un mal chiste!.

Se levantó de golpe, empujando la silla al suelo.

—Abagodo Earl—Por favor señor Cox. Esta fue la última voluntad de su hermano Edwards.

—Nicolás—No. La herencia de mi familia no quedará en las manos de esta caza fortunas.

Helena estaba en silencio, con un rostro inexpresivo.

—Nicolás —Impugnare ese testamento.

—Abogado Earl—Como abogado le diré que esta en su derecho en querer hacerlo. Pero no le aseguro que pueda ganar la demanda. El testamento fue hecho con puño y letra del señor Edwards Cox, incluso lleva su firma y sello familiar.

Nicolás salió hecho una fiera del despacho.

—Abogado Earl—Lo lamento señora Cox.

—Helena—No se preocupe, señor Earl. Era de esperar que Nicolás actuaría de tal forma. El siempre pensó que yo no era digna de su hermano.

—Abogado Earl— A mi pensar nadie es digno de usted, Señora Cox. Usted es una mujer muy hermosa y de corazón noble, algo muy escasos en estos tiempos.

Helena le sonrío.

—Helena—Gracias, abogado Earl.

—Abogado Earl—Mañana volveré para hacerle entrega de los títulos de propiedad. Y del código de la caja de seguridad que hay en el banco, donde se encuentran las joyas de familia.

—Helena—Claro, se lo agradezco.

El abogado asintió y salió del despacho.

Helena salió minutos después y camino hasta el enorme jardín, para tomar un poco de aire.

—Nicolás—Felicidades Helena. Tu ambición te llevó lejos, ahora eres la gran Viuda de Cox.

Dijo éste, detrás de ella.

—Helena—Nunca estuve interesada en el dinero de tu hermano. Yo estaba enamorada de él.

—Nicolás—Las mujeres como tú no se enamoran, tienen un solo interés en la vida. Enamorar hombres ricos para vivir de su fortuna. Ahora no dudo que hayas tenido algo que ver en su muerte.

Espetó Nicolas entre dientes.

Helena giro su cuerpo hasta quedar frente a Nicolás.

Los ojos de Nicolás radiaban ira.

—Helena—Esta es la última vez que permito que me humilles, Nicolás.

Nicolas la tomó del brazo y apretó su agarré.

—Nicolás—Impugnare ese testamento.

—Helena—Por mi puedes hacer un rábano de lo que te venga en gana.

La mirada de Helena era altiva, por primera vez usaba un tono arisco con él y sus ojos verdes expresaban enojo.

Nicolás tiro de su brazo y la pego a su pecho, la boca de Helena estaba a poco centímetros de la suya, el deseo de querer besarla le nubló la mente.

El corazón de Helena retumbaba con fuerza, por la cercanía de Nicolás.

—Helena—¡Sueltame!.

Le exigió, se deshizo de su agarre con las pocas fuerzas que tenía en su cuerpo.

—Helena—Te prohibo que vuelvas a acercarte a mí.

Paso por el costado de Nicolás, dejando su dulce aroma en el aire.

Nicolás cerró los ojos, se sentía un idiota por desear besar la tentadora boca de Helena, la vuida de su hermano. Y probablemente, la asesina de Edwards Cox.

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Comments

yenifer marquez la escritora ✨

yenifer marquez la escritora ✨

Nicolás se enamoro de Helena 😱

2024-05-25

1

Lesly Argumelo

Lesly Argumelo

me gusta la historia

2024-04-20

6

Mariely Georgette Alvarez

Mariely Georgette Alvarez

Estos cuñaditos tienen pasado

2024-04-20

0

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