Capítulo VI

Helena entró por las puertas principales de la empresa.

Era un como un imán, atrayendo todas las miradas curiosas de los empleados, puesto que está, era la primera vez que Helena ponía un pie en aquel lugar.

—Helena—Buenos días.

La recepcionista levantó la mirada del computador y se sorprendió al ver parada frente a ella, a la señora Helena, viuda de Cox.

Los nervios de la joven se activaron, a pesar de que Helena tenía una sonrisa amable y una mirada dulce.

—Recepcionista—Bu... Buenos días, Señora Cox.

Titubeó un poco la joven.

—Helena—¿Podría decirme si el abogado Earl ya está en la empresa?.

—Recepcionista—Sí, si, enseguida.

—Helena—Gracias.

La joven le sonrío de vuelta y tomó el teléfono para marcar a la oficina, del abogado Earl.

—Recepcionista—El señor Earl, la espera en la oficina que le pertenecía al señor Edwards.

Dijo esta, cuando colgó el teléfono.

—Helena—Claro... ¿Podrías llevarme hasta la oficina?.

Pregunto con algo de pena, pues no tenía la menor idea, del cual era la oficina de su difunto esposo.

—Recepcionista—Eh, si, si, claro, señora Cox.

Helena camino detrás de la chica, subieron al elevador y llegaron hasta el último piso.

Sentada frente al escritorio estaba una mujer pelirroja, muy guapa, pero con una mirada un tanto soberbia.

—Secretaria—¿Qué rayos haces aquí espantajo?.

Grito la mujer, que era la secretaria de Edwards Cox.

—Recepcionista—Yo, solo he subido para...

—Helena—Yo le pedí que me acompañara.

Espeto Helena con molestia.

La pelirroja la miró de abajo hacia arriba, encontrándose con la mirada molesta de Helena.

—Secretaria—A, señora Cox, buenos días.

Le saludo con la sonrisa más hipócrita.

Helena la ignoro y giro hasta la joven recepcionista.

—Helena—Gracias...

—Recepcionista—Isabel.

—Helena—Gracias Isabel, fuiste muy amable, ya puedes regresar a tu puesto.

—Secretaria—Que esto no se vuelva a repetir espantajo, no puedes dejar tu puesto y muchos menos subir a este piso. Hablaré con el jefe de capital humano para que te hagan un reporte, la próxima vez serás despedida, por tu incompetencia.

La joven la miró asustada.

—Recepcionista—Lo siento, no volverá a suceder.

La molestia de Helena fue mayor.

—Helena—Que esta sea última vez que trata así a una trabajadora de esta compañía, o la que terminara despedida será usted.

La pelirroja abrió los ojos de par en par.

—Secretaria—Solo pongo en su lugar a esta niña. Después querrá tomarse atribuciones...

—Helena—La única que se está tomando atribuciones aquí, es usted.

Helena giro de nuevo hacia la joven recepcionista y le dedico una sonrisa amable.

—Helena—Puede retirarse, sin ningún problema, Isabel.

—Recepcionista—Gracias, con su permiso señora Cox.

—Helena—Que esto no se vuelva a repetir.

Espeto molesta antes de entrar a la oficina.

El abogado Earl, se levantó de la silla para saludar a Helena.

—Abogado Earl—Helena, llegaste mucho antes de la hora, por favor toma asiento. Esta era la oficina de Edwards, la decoración es un poco minimalista, pero ahora que será tuya puedes decorarla a tu gusto.

—Helena—No abra necesidad de cambiar algo, porque no estoy interesada en tomar el cargo de vicepresidencia abogado.

—Abogado Earl—Debería considerarlo Helena.

La puerta de la oficina se abrió de golpe y Nicolás Cox camino hacia Helena de forma amenazante, sus ojos fríos estaban llenos de arrogancia y desprecio, hacia Helena.

Detuvo su andar, cuando quedó a escasos centímetros de ella.

—Nicolás—¿Qué haces aquí Helena?.

El abogado Earl, se paró a un lado de Helena.

—Abogado Earl—La señora Helena, está tomando posesión de lo que le corresponde, señor Nicolás.

—Nicolás—A esta arribista, no le corresponde nada.

Espeto Nicolás, sin quitar su mirada de Helena.

—Abogado Earl—Le recuerdo señor Nicolás, que así lo dejó escrito el señor Edwards en el testamento.

—Nicolás—Mis abogados ya se están encargando de impugnar ese maldito testamento, no dejaré que te quedes con el legado de mi familia.

—Helena—Por mí puedes hacer lo que te venga mejor en gana Nicolás.

—Nicolás—Lo haré, te dejaré en la calle sin nada. Así como mi hermano te recogió.

Soltó Nicolás, acercándose más a Helena.

Ella podía sentir el aliento caliente de Nicolás, chocando en su rostro.

—Helena—Pues mientras tus abogados lo logran, no me moveré de aquí, tendrás que verme la cara todos los días.

Helena le sostenía la mirada a Nicolás, nunca mas iba a dejarse intimidar, ni por él, ni por nadie.

—Helena—Ahora sal de mi oficina, debo prepararme para la junta directiva, por que a partir de hoy, tomaré el cargo de vicepresidencia.

Nicolás tenso su perfecta mandíbula, se quedó unos segundos más viendo los ojos furiosos de Helena y después se dio media vuelta para irse, cerrando con fuerza la puerta de la oficina.

Helena soltó con fuerza, todo el aire que sus pulmones retenían.

—Abogado Earl—Me alegra que haya cambiado de parecer, señora Cox.

—Helena—No se si sea la desicion correcta.

—Abogado Earl—Le aseguro que la es.

—Helena—Ahora necesitaré de su ayuda, yo no tengo la menor idea de como manejar una compañía.

—Abogado Earl—No se preocupe, yo la ayudare en todo lo que necesite.

Helena asintió, mientras intentaba calmar su pulso. Sabía que Nicolás Cox, iba a ser una gran piedra en su zapato.

En la sala de juntas, ya todos esperaban ansiosos la presencia de la Viuda de Cox.

Cuando la puerta se abrió, todas las miradas masculinas se posaron en Helena. Una llenas de curiosidad, otras de lujuria y sola una estaba llena de desprecio.

Helena camino detrás de Earl, se sentó en una silla a lado de él, al otro extremo estaba Nicolás Cox.

—Nicolás—Ya pueden continuar con la junta.

Los hombres de negocios hablaban de nuevas inversiones, nuevos proyectos y de la bolsa de valores.

Nicolás tenía sus ojos puesto en Helena, ella se veía muy concentrada, en la conversación de los individuos en esa sala.

—Accionista—Supongo que el señor Earl, sera su representante en la mesa directiva.

—Abogado Earl—No, apobrecharemos está junta para anunciar que la señora Cox, tomará el cargo de vicepresidente en la compañía.

—Accionista—¡¿Que?!... Esto debe de ser una broma, una mujer no puede estar en el puesto de vicepresidencia.

—Directivo—Me niego a que la compañía sea dirigida, por una mujer.

Pobre Helena, no era más que una dulce oveja, en una cueva de lobos ambrientos.

—Nicolás—¡Basta!.

Nicolás se acercó a la mesa y descanso sus manos sobre ella, cuando en la sala se hizo un silencio.

—Nicolás—La decisión ya está tomada. Se terminó la junta.

Se levantó de su silla y con su aura imponente, salió de la sala juntas.

Helena se quedó perpleja, ante las palabras de Nicolás.

¿A que juegas Nicolás?. Se preguntó Helena.

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Comments

yenifer marquez la escritora ✨

yenifer marquez la escritora ✨

Me agrada el misterio dentro de la novela☺

2024-05-25

0

Mary Hernand

Mary Hernand

hambrientos

2024-05-08

0

Georgina Pedraza

Georgina Pedraza

hola escritora me encanta como comenzo tu novela veamos como se va desarrollando

2024-04-29

6

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