Capítulo VII

Helena salió de la empresa, eh hizo una parada en el único lugar donde no se sentía sola, pero si llena de dolor.

Caminaba por los pasillos del cementerio, con una rosa roja en su mano. Se detuvo frente a la lápida pequeña, se inclino hasta ella y la acarició con dolor.

Pues aún después de un año, el recuerdo de Helena siguia tan vivido.

—Helena—Debí haber sido más fuerte, debí protegerte mejor...

Sollozaba Helena, con pesar y culpa.

Helena cerró los ojos, trayendo a su mente el recuerdo más desgarrador de su vida.

El dolor de las contracciones eran cada vez más fuertes, Helena se tocaba su vientre abultado, con la poca fuerza que tenía, puesto que su cuerpo estaba débil, por toda la sangre que estaba perdiendo.

—Doctor Williams—¿Helena me escuchas?.

—Helena—Mi bebé, mi bebé...

Decía Helena, con una voz apenas audible.

Williams checo su pulso y después levantó el vestido de Helena, su preocupación se agravó cuando la vio llena de sangre.

—Williams—Necesito llevarla a la clínica, aquí no podre hacer nada, Edwards.

—Edwards—No.

Williams lo miro incrédulo.

—Williams—Te das cuenta de que ella puede morir, Edwards.

—Edwards—Has lo que tengas que hacer, aquí. Pero ella no sale de esta casa.

—Williams—Estamos hablando de Helena, tu esposa, no de una de tus prostitutas.

Grito molesto.

Edwards se pasó las manos sobre el rostro con desesperación.

—Edwards—Esta bien, pero que nadie se de cuenta, de quien es ella.

Williams asintió y tomó a Helena en brazos, para subirla a su auto. De camino a la clínica hizo una llamada.

*Llegando a la clínica, la metió por la puerta de empleados, una enfermera ya lo esperaba con una camilla.

Llevaron a Helena hasta el quirofano*.

—Enfermera—Su pulso está muy débil.

Williams cada vez, se preocupaba más.

—Williams—Hay que intervenirla ya.

Con la poca fuerza, Helena intentaba mantener sus ojos abiertos.

Luego de unos minutos, el bebé de Helena nació.

—Enfermera—Esta muerto.

Declaró la enfermera, con el bebé sin vida en sus brazos.

Helena alcanzó a escuchar las palabras de la enfermera.

—Helena—No... No... No. Mi bebé... mi bebé.

Williams miró con lástima y tristeza a Helena.

—Williams—Sedala.

La enfermera asintió. Inyecto el líquido en la intravenosa de la mujer.

Con lágrimas rodando por sus mejillas, Helena cerró los ojos poco a poco.

—Enfermera—Pobre mujer.

La enfermera levantó la mano para acariciar el cabello de Helena, pero Williams la detuvo.

—Williams—No la toques.

—Enfermera—Lo siento.

—Williams—Ya retirate, lo demas lo haré yo solo. Y ni una palabra sobre esto a nadie, tu silencio será muy bien recompensado.

La enfermera asintió y salió del quirofano.

Horas después Helena se encontraba en una habitación blanca, de aquella clínica.

Abrió poco a poco los ojos, mientras escuchaba voces.

—Williams—Esta vez pasaste los limites, casi muere Edwards.

—Edwards—Lo que haga con mi esposa no es tu asunto.

Williams estaba lleno de cólera, pero era un cobarde.

—Williams—Debes de evitar que vuelva a embarazarse.

—Edwards—Me encargaré de eso, no te preocupes.

—Williams—Es muy importante que lo hagas, un tercer embarazo puede poner su vida en riesgo, Edwards.

Helena padeció en aquella habitación fría, al escuchar aquellos hombres.

Williams se aclaro la garganta, cuando vio a Helena removerse en la camilla.

Edwards giro su cuerpo y camino hasta Helena, con un rostro lleno de preocupación.

—Edwards—Cariño, ¿esta mejor?.

Edwards tomo un ramo de rosas rojas y lo dejo sobre las manos de Helena.

—Edwards—Son para ti, mi amor.

Y después dejo un beso en los labios de Helena.

—Edwards—Williams dice que te dará de alta en dos días. Pero yo estoy ansioso, ya quiero tenerte en casa conmigo.

Helena giro su rostro. El dolor que la corcomia por dentro, por la pérdida de su bebé, ahora era mas grande, que el miedo de regresar a aquel infierno.

Helena se limpio las lágrimas y se levantó.

—Helena—Volveré pronto, mi amor.

Dicho esto regreso a su auto y condujo hasta la mansión Cox.

Nicolás esperaba por ella, al final de las escaleras.

Cuando la vio entrar, con los ojos irritados se preocupo.

—Helena—¿Esta bien Helena?.

Camino hasta ella, elevo su mano hasta su barbilla y la levantó. Con la otra mano limpió con delicadeza, las mejillas húmedas de Helena.

Los ojos de Helena lucían muy apagados, que Nicolás deseo en es momento, abrazarla y consolarla.

El pulso de Helena comenzó a alterarse, por el toque de Nicolás.

Nicolás acortó más el espacio entre ellos, se sentía atraido por los labios rojos de Helena.

—Helena—Estoy bien, Nicolás.

Soltó algo tensa, quito la mano de Nicolas de su rostro y se dirigió hacia las escaleras.

—Helena—No se cual sea tu juego, pero no te quiero cerca de mi.

El frunció el entrecejo y la vio subir molesta.

Exhalo con frustración cuando dejó de ver la silueta de Helena. Cada vez que la tenía cerca, sentía perder la compostura. Y el desprecio que sentía por ella, se desvanecía entre sus manos. Lo hacía olvidar que era una arribista, una oportunista al igaul que Judith.

Más populares

Comments

Isabel Pech

Isabel Pech

maldito Edwards tu la golpeabas, pobre helena entiendo su dolor de perder un hijo 😢

2024-05-08

2

Lesly Argumelo

Lesly Argumelo

pobre Helena

2024-04-20

0

Mariely Georgette Alvarez

Mariely Georgette Alvarez

Ese hombre era horrible. Que tanto la habrá hecho sufrir

2024-04-20

0

Total

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play