¡Ten cuidado con los pequeños accidentes!

No pude indagar más en el significado de sus palabras debido a que justo cuando lo iba a hacer, Jonah recibió una llamada de Johan informándole que Jenna había sido atacada.

Tras aquella desalentadora noticia rápidamente nos pusimos en marcha, en todo el camino la pase meditando si este ataque que había sufrido Jenna tenía algo que ver con la persona que había lastimado al pequeño gatito.

Aunque siendo sincera, estaba segura de que aquella persona había sido la responsable.

Cuando llegamos al hospital el cielo se mostraba oscuro, cubierto de densas nubes, parecía que muy pronto iba a empezar una gran tormenta.

— ¿Qué pasó? — cuestionó Jonah en cuanto vio el rostro preocupado de Johan — ¿Cómo está Jenna?

Jonah se veía bastante preocupado, casi desesperado por saber la situación de su hermana y lo entendía porque yo estaba igual.

— ¡Tranquilo! Ella está bien, gracias a la oportuna llegada de alguien no pasó a mayores — explicó Johan.

Aunque él trataba de mostrarse despreocupado, claramente el surco entre sus cejas decía lo contrario.

— ¿Qué paso? ¿Cómo fue atacada? ¿Acaso fue un asalto? — cuestioné en un aluvión.

Johan nos miró por un momento antes de hablar.

— Alguien la golpeo con un ladrillo cuando venía hacia al hospital, hemos revisado las cámaras de seguridad, pero no se puede lograr identificar al agresor debido a que aconteció en un lugar desolado — informó.

— ¿No hay rastro alguno? ¿Ni siquiera alguna imagen del agresor? — pregunté intrigada.

Johan suspiró mientras colocaba una mano sobre mi hombro.

— Lo único que se logró divisar fue una silueta negra, ni siquiera se sabe a ciencia cierta si es hombre o mujer, si es anciano o joven, nada.

Cuando iba a seguir preguntando sobre la situación de Jenna me llegó un mensaje de texto.

Desconocido: Catalina, ¿te gusto mi regalo?

¡Oh, no! ¡Lo sabía!

Esto estaba yendo demasiado lejos, uno de mis peores se estaba cumpliendo, realmente, no deseaba que las personas cercanas a mí se vean involucradas en este tipo de incidentes por mi causa.

Deseaba que todo este martirio termine pronto.

No podía seguir viviendo con el temor de que alguien cercano a mí pueda morir.

Con el corazón en una mano y el valor en la otra tecleé con desesperación un mensaje.

“¡Mira, maldito infeliz! ¿Qué quieres de mí? ¡Da la cara y muéstrate, deja de molestar a mis amigos!”

Pero…

Cuando estaba lista para enviar el mensaje, sucedió algo insólito, aquel mensaje no se fue, creyendo que fue debido a un error en la red, lo volví a reenviar, sin embargo, seguía sin irse, así que decidí revisar si tenía saldo, pero, todo estaba en orden.

Entonces…

¿Por qué no se iba?

Ahí fue que caí en cuenta que solo tal vez el muy infeliz había restringido su número, mientras remordía mis dientes de la rabia me llegó un nuevo mensaje.

Desconocido: ¡Ten cuidado con los pequeños accidentes!

¿Qué significaba eso?

— ¿Paso algo, Catalina? — cuestionó con preocupación Jonah — Luces algo contrariada.

— No — respondí mientras contemplaba con atención el semblante de los hermanos Castelli, al final decidí decirles la verdad, ellos tenían derecho a saber lo que pasaba — Bueno, si me sucede algo.

Johan y Jonah se miraron entre ellos mientras esperaban mi explicación.

Fue entonces que decidí contarles acerca de los mensajes que había estado recibiendo y como alguien me había estado acechando desde las sombras, cundiendo pánico en mi vida.

— ¿Así que crees que la persona que atacó a Jenna es la misma que te ha estado enviando mensajes? — preguntó Johan cuando terminé de contarles todo.

La mirada en sus ojos era algo salvaje.

— Sí, estoy más que segura.

— ¿Ya lo informaste a la policía? — cuestionó Jonah tomando mi mano.

— Mi hermano se está haciendo cargo de la investigación, aunque aún no tenemos nada certero…

Hablando del diablo.

Desde mi ubicación pude contemplar la entrada dramática de mi hermano mayor.

¿Qué estaba haciendo aquí?

Cuando Cale se percató de mi presencia frunció el ceño como si algo no le gustará, ahí fue que caí en cuenta que aún me encontraba tomada de la mano de Jonah.

Rápidamente, me alejé de aquellos muchachos.

— Veo que te estás divirtiendo bastante, Catalina — comentó mi hermano con una sonrisa que no le llegaba a los ojos.

Sonreí de manera nerviosa ante sus palabras.

— ¡Cuánto tiempo, joven Conte! — saludó Jonah manteniendo su distancia.

— ¡Muchas gracias por salvar a mi hermana! — agradeció Johan con una expresión seria.

Espera…

¡Mi hermano ayudo a Jenna?

— No fue nada, solo estaba de paso — comentó — Ahora si me disculpan necesito hablar con mi hermana.

Tras decir aquello tomó mi mano de una manera nada amable y me llevó a rastras.

— ¿Qué pasa hermano? — cuestioné con algo de temor ante su mirada seria.

— Fui a interrogar a la persona que descubrió Derek que te estaba acosando, ese antiguo noviecito tuyo — comentó mientras rebuscaba algo en el celular.

— ¿Crees que él tiene algo que ver con todo esto? Recibí dos mensajes más de esa persona, parece que empezará a atacar a mis amigos, no, ya lo está haciendo.

Cale ante mis palabras suspiro.

— Cada vez este asunto se vuelve más complicado de resolver, identificar a esta persona está siendo todo un dolor de cabeza, ese noviecito tuyo…

— Ex — lo corregí.

Cale me miró con cara de pocos amigos antes de proseguir.

— Bueno, esa basura confesó que te ha estado siguiendo desde que terminaron lo que sea que tenían, pero que él no tiene nada que ver con los mensajes que has recibido en el pasado o las flores que te enviaron, de igual manera coloque a alguien para que lo vigile, sin embargo, aunque él ahora está preso eso no quiere decir que no tenga los medios para contratar a algún lacayo, además pronto saldrá de prisión, así que es mejor prevenir que lamentar.

Cale tenía razón, mejor era prevenir que lamentar. Todo esto que estaba sucediendo me tenía mal.

— Hermano, ten cuidado tú también, no quiero que por mi culpa te pase algo malo — dije mientras lo abrazaba.

— No te preocupes, sé protegerme, más bien tú deberías cuidarte — comentó mientras me daba cálidas palmadas en la espalda.

La forma en la que me miró me hizo sentir amada, aunque Cale y yo no teníamos ningún vínculo de sangre, nosotros desde hace mucho tiempo nos habíamos convertido en una familia, después de todo, solo nos teníamos el uno al otro.

Pero…

Aunque Cale me dijo que no me preocupe, tuve que hacerlo debido a que al día siguiente, mientras ensañaba las líneas para la obra de teatro que iba a interpretar en el festival que iba a realizar la universidad. Decidí ver si podía interpretar a “Blanca Nieves” aunque no era tan blanca como la nieve, al menos tenía el color de mi cabello a mi favor.

Dmitri, aquel mayordomo capaz, se presentó en mi puerta con una expresión nerviosa.

— ¿Qué pasa? — pregunté.

Dmitri cerró los ojos por un momento antes de hablar.

— Es su hermano señorita Catalina, el joven Cale sufrió un accidente de tránsito.

¡Guao!

Sus palabras fueron como un balde de agua fría, dejé todo botado que no supe que me había puesto las zapatillas equivocadas solo cuando llegué al hospital.

— Alguien cortó los frenos del coche, aunque el joven Cale no sufrió más que algunos golpes, está bajo observación — informó Dmitri mientras caminábamos por el extenso pasillo.

Así que a esto se refería con pequeños accidentes.

Claramente, estaba tratando de asesinar a las personas que amaba.

¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?

¿Qué clase de juego de mierda estaba jugando?

— ¿Estás bien, hermano? — pregunté.

Cuando llegué a la habitación en la que se encontraba mi hermano suspiré un par de veces antes de entrar. Cale se veía pálido, su hermoso rostro estaba rodeado de algunos moretones, parecía realmente lamentable.

¡Ah!

— ¿Cómo crees que estoy? — cuestionó levantando una ceja — Claramente, me siento como si un camión me hubiese atropellado.

Si…

Él estaba bien.

No había nada malo con su cerebro.

— Yo…

— No te preocupes, esto no es tu culpa, nada de lo que está pasando lo es — comentó al notar mi expresión sollozante.

— Pero, tanto tú como Jenna se han visto perjudicados por mi causa, no puedo evitar sentirme culpable — mencioné.

Cale colocó su mano que se encontraba herida sobre mi cabeza, su rostro tenía una expresión amable antes de que colocara una sonrisa que lo hacía parecer un rufián.

Este sujeto podía cambiar su expresión en menos de un segundo.

Claramente, no era científico.

— No seas bruta, Catalina, esto ya se volvió personal — gruñó.

No pude entender sus palabras.

¿Qué estaba tratando de hacer?

— ¿Dónde está mi futuro esposo? — cuestionó una voz conocida.

Al mirar detrás de mí, no pude evitar sorprenderme al ver el ramo gigante de flores que cargaba en sus brazos aquella chica de apariencia etérea a la que parecía faltarle algunas tuercas.

— ¿Jenna? — cuestioné tratando de asegurarme de ella era la persona que había llamado a los cuatro vientos esposo a mi hermano mayor.

— ¿Catalina? — preguntó aquella chica con una sonrisa nerviosa.

¿Qué estaba pasando aquí?

Cale se llevó una mano a la frente antes de reír.

— Ustedes dos son tan graciosas — comentó mientras se llevaba una mano al estómago — Vayan y tráiganme algo de comer, estoy famélico — ordenó.

Con algo de dudas abandoné la habitación seguida de Jenna la cual había dejado aquel ramo de flores gigantes con mi hermano mayor.

— ¿Cómo te sientes? ¿Cómo se encuentra tu cabeza? — cuestione mirando con incertidumbre las vendas que cubrían su frente.

— ¡Estoy bien! No te preocupes, Catalina — sentenció con una sonrisa radiante como si ella no había sido la persona herida.

Verla me dolía.

En el camino a la cafetería no soporté más la intriga, así que decidí enfrentarla.

— Tú…

— Me gusta tu hermano mayor — comentó interrumpiendo mis palabras por completo.

— Sí — musité algo confundida.

— Johan me dijo que él fue la persona que me encontró tirada en aquel callejón, que si no fuera por su oportuna llegada quien sabe en donde estaría en este momento. Aunque puedo parecer algo voluble, después de todo, anteriormente estaba loca por Derek, así que puedes pensar que ahora tengo un nuevo ídolo al que admirar.

Jenna me miró con ojos sinceros, parecía que sus sentimientos hacia mi hermano mayor no podían ser tomados a la ligereza.

Esta chica…

— De mí no tienes que preocuparte, te apoyaré en lo que sea — mencioné.

Además, sería interesante ver a estepar juntarse, creo que mi hermano necesita en su vida una chica dulce como Jenna.

Jenna sonrió de una manera tierna antes de hablar.

— Bueno, entonces agradecería que te vayas y me dejes estar a solas con tu hermano — pidió.

Sí…

Ella claramente tenía sueltas un par de tuercas, a pesar de su petición no la deje a solas con mi hermano mayor.

Cuando llegué a casa me sentí exhausta, sin duda alguna todo estaba pasando por tiempos demasiados ajetreados, había tantas cosas por resolver que lo único que en este momento deseaba era acostarme en mi cama y dormir.

Pero…

Mi deseo no pudo ser concedido porque sucedió otro atentado, esta vez no ninguno de los hermanos Castelli, ni tampoco mi hermano.

La persona que había resultado herida era la heroína.

No puede ser.

¿Cuántas personas más iban a resultar heridas para que esto termine de una vez por todas?

Al siguiente día, mientras caminaba por el jardín de la universidad, bajo la luz del sol abrazador note a Rose con una muleta.

— ¡Lo siento! ¡Debiste guardar reposo y no venir así!

Rose sonrió de una manera encantadora.

— No quería perderme tu actuación, no tienes de nada de que disculparte Catie — comentó con una expresión melancólica — Puede ser que la persona que me ataco es alguien completamente diferente a tu acosador.

Aunque ella estaba tratando de animarme, claramente sabía que la persona que la ataco a ella era la misma que había atacado a Jenna y a mi hermano mayor.

— De igual manera debiste descansar. Sufriste un accidente de tránsito Rose no un simple desmayo.

Justo cuando Rose iba a decir algo más, la sirena sonó haciendo que me diera cuenta de que era mi momento de brillar.

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