*** Camille.***
- Vamos chicos, solo un par de tomas más, giren la mirada a la derecha, eso es –miro la cámara- Lo tienes, Trevor.
- Gracias jefa.
- Gran trabajo a todos, esta campaña será un competo éxito –todos los modelos corren a cambiarse mientras Trevor me comienza a mostrar una toma tras otra- Pon todas las marcadas en el portafolio, que esté listo para la presentación del lunes a primera hora.
- Si señora, lo tendrá en su ordenador mañana temprano –suelta una risita antes de marcharse.
- Día movido –me giro para abrazar a Nadia- Llegas tarde, no me extraña, corre a cambiarte, Trevor llega en unos minutos.
- Si señora –me guiña un ojo y yo pongo los míos en blanco- Trevor está perdidamente enamorado de ti.
- No lo está, es joven, soy su jefa, quiere sobresalir.
- De tus sabanas –chilla y se va corriendo.
Me quedo organizando la sesión de fotos de Nadia, pero falta su compañera, marco su número de teléfono y contesta luego del tercer tono.
- Julieth, querida, aún estamos esperándote.
- Lo siento, Camille –no puede ser, por favor no puede ser- Estoy postrada en cama con un resfrío de los mil demonios.
- ¿Alguien que pueda reemplazarte? Será muy difícil encontrar a alguien a las –miro mi reloj- casi cinco de la tarde un viernes.
- Lo siento, no logré que nadie me reemplazara.
- Está bien, solo concéntrate en mejorar.
- Lo siento jefa.
Suelto una maldición que hace que varios asistentes se me queden viendo.
- ¿Pasa algo? –pregunta Trevor ajustando el lente de su cámara.
- Julieth está resfriada, no podrá venir, debo presentar esta campaña el lunes a primera hora y no conseguiré una modelo en quince minutos.
- ¿Qué falta?
- Las dos piezas centrales de la colección, Nadia está en el vestidor.
- ¿Y si lo hace usted? –pregunta Marina, una de las asistentes- Con todo respeto, usted tiene todo para hacerlo.
- Yo tengo de más –hago énfasis señalando mis pechos- No creo que sea conveniente, además es… lencería.
- Pruébese la pieza, si le gusta el resultado, tendrá su presentación, si no, solo será un experimento.
- Hazlo, Camille –dice Nadia quien estaba al parecer espiando- Vive un poco, mujer.
- Ayúdala, Nadia –Marina me da un empujoncito y Nadia me jala del brazo mientras corre al vestidor, señala el maniquí frente a mí.
- Ni loca –me doy la vuelta, pero me detiene- No voy a posar usando eso.
- Sé que puede ser demasiado.
- Demasiado poco, Nadia.
La miro envuelta en un albornoz blanco transparente que parece ser una simple nube de vapor a su alrededor, dejando a la vista un conjunto de lencería blanco bastante llamativo, estilo nupcial, encaje y transparencias, lazos y cintas.
Miro de ella al maniquí y si ella parece una novia en su noche de bodas yo claramente voy a parecer la novia en su despedida de soltera, porque donde Nadia lleva blanco, yo tendría que llevar negro, una especie de bralette negro de encaje y varillas y cintas, una tanga que se ve diminuta y medias.
No voy a usar eso.
Theodore.
“Samuel no podrá venir por mí, por favor rescátame en el trabajo, salgo en cinco, apresúrate”
Miro el mensaje y miro a Samuel quien está terminándose un café justo frente a mí.
- Dice Nadia que no podrás recogerla hoy, que vaya en cinco minutos –me mira y luego revisa su móvil.
- Sabrá Dios, lo que está tramando tu hermanita ahora –dice y respiro profundo- Estoy seguro de que Camille está involucrada, Nadia está jugando a ser cupido con ustedes.
- Pues disimular se le da fatal -pido la cuenta, pero Samuel niega y da su tarjeta.
- Vete, Nadia es pésima para disimular, pero solo para eso.
Suelto una carcajada y me voy de inmediato. Llego un par de minutos después y le envío un mensaje, me dice que entre y la chica de recepción me informa que ella está en el estudio de fotografía, que puedo entrar, así que lo hago, no la veo por ninguna parte, un chico que al parecer es el fotógrafo se me acerca.
- Buenas tardes, ¿puedo ayudarlo en algo?
- Busco a Nadia Rinaldi.
- Ella está terminando de arreglarse para una sesión, si gusta esperarla, siéntese aquí, será rápido.
- Gracias.
Me siento y gracias a Dios que lo hago, porque cuando la puerta del vestidor se abre, no sale Nadia, bueno, si sale, pero mi mirada no se despega de ese par de piernas espectaculares que he repasado en mi memoria cada día del último mes.
Esa cintura, esas caderas, esos ojos azules que me dejan sin aliento, toda ella es perfección envuelta en un muy atrevido y apetitoso conjunto de lencería hecho para pecar, la recorro con la mirada, lento y tendido, sus pechos suaves queriendo saludar por encima del borde del sujetador.
- Oh por Dios –chilla una chica al fondo del estudio y Cami me da una vista completa de su trasero apenas cubierto por encaje, su cabello largo hasta la cintura- Jefa, usted está como un tren.
- Yo no creo que debamos hacer esto –dice un poco incómoda y Nadia dice algo que la hace girar en redondo y toparse con mi mirada- Yo… Theo.
Simplemente le doy una sonrisa diabólica y ella se sonroja por completo, la vista más espectacular que he tenido en mi vida, salvo por ella sonrojada debajo de mí.
- Yo creo, si me permites opinar, que esta campaña, será todo un éxito –digo y ella levanta una ceja en mi dirección, adiós sonrojo, me sonríe inocentemente.
- Bueno, hay que hacerlo.
- Siiiii –chilla Nadia y se quita la bata para quedar vestida de manera similar.
- Si mi padre llega a verte así va a tener un ataque –digo y ella me guiña un ojo.
- Elevo una plegaria al cielo para que ni siquiera a mí me vea así –rezonga Camille y suelto una risita al recordarla diciendo que posar no era su lado correcto de la cámara.
- Tendrás que tragarte tus palabras si el viejo se llega a enterar.
La sesión es rápida, para no ser modelo, Camille sabe cómo posar, quizás es la ventaja de ser fotógrafa, conoces los mejores ángulos que brindar a la cámara, por lo que en menos de veinte minutos todo está listo.
- Me cambio y nos vamos –dice Nadia guiñándome.
- Dime, que tal has estado –me pregunta Camille envolviéndose en un albornoz negro- Ha pasado un tiempo desde la última vez.
- No soy yo quien te evita a toda costa –digo y se sonroja.
- Lo siento, no soy buena en esto –dice y se ríe- Voy a vestirme, podemos hablar en un momento.
Asiento y ella se va al vestidor mientras todos recogen y ordenan el estudio, el fotógrafo recoge su equipo y parece ansioso cuando ve a Camille salir quince minutos después usando un traje de oficina blanco y un moño que deja ver su cuello.
- Jefa… puedo llevarla si quiere, no necesita tomar el tren hoy.
- No es necesario Trevor, muchas gracias.
- No me molesta…
- Se va conmigo, cariño –dice Nadia alcanzándola y despidiéndose del joven.
- Adiós Trevor –se despide Cami con una sonrisa, y se gira a los demás- Nos vemos el lunes, equipo, maravilloso trabajo todos.
Salimos del set y nos encaminamos al auto, abro la puerta del copiloto y Cami sube al ver que Nadia ha subido atrás.
- Si Trevor fantaseaba contigo antes de hoy… Desde ahora tendrá bastante material para subir de nivel –dice Nadia y miro a Camille removerse incómoda.
- Bueno, sin duda me gustaría que compartiera alguna foto conmigo –Nadia suelta un como si te hiciera falta mientras que Camille pone los ojos en blanco.
Se ve divertida, hasta que su teléfono suena y ella se pone pálida de golpe, la miro antes de encender el auto.
- Doctor Horacio.
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