Cómo podría ser que el primer vampiro que encontrará quisiera robarse a uno de los chicos que había encontrado, sobre todo al que a la interesada.
¿Por qué esa mujer no era razonable? Estaba haciendo berrinche como una niña, provocándole irritación, queriendole quitar lo que le pertenecía. Había bloqueado su primer movimiento y después el ataque a toda regla.
Cuándo había sentido su presencia en la niebla, había querido alcanzarla para preguntar. Anhelaba saber tantas cosas, no sentirse tan perdida y sola bajo una noche cuajada de estrellas.
Cuándo le empujó por primera vez con un movimiento firme, se sorprendió de ver caer árboles tras la rubia. No había probado su potencial fuerza, más que su audición y su hipnosis.
La otra no se dejó, y devolvió los golpes que había provocado, no quedandole más que pelear para no dejarle acercarse al débil humano.
Unas cuantas piedras tronaron con un enorme estruendo distrayendola. El humano se movió huyendo por la orilla del río, la rubia aprovecho su descuido y se lanzó tras él.
Se preparó para dar un impulso y salto tan lejos como pudo, bloqueando el paso a cuándo estaba por tocar el cuello de su suéter.
- Te dicho que es mío, no me agrada los que no comprenden mis palabras. . . vete -.
- No, no me voy, es un simple humano, tienes que compartirlo - Sus ojos brillaban por el deseo del hambre.
¿Acaso los vampiros estaban así de locos? ¿había a quiénes le falta un tornillo? ¿porqué no parecía cuerda y con conciencia, sino dominada por sus instintos básicos?
Eso lo hizo sentir temor, ¿y si se volvía como ella? Terminaría asesinando toda su parte humana.
Debía proteger con más ahínco a es humano, no iba a aceptar volverse irracional.
- Vete o te mato - le lanzó un ultimátum. Cada vez se sentía más decepcionada.
- Hazlo si puedes - Le reto bajo la luz de la luna.
Esa mujer estaba haciendo que su enojo hirviera más y más, amenazado con desbordarse, haciendo que viera una bruma roja por el contorno de los ojos.
El humano se movió devolviéndole a la realidad; no podía perder el control emocional o parecería tan loca como la otra.
Le dio una patada en el abdomen a esa, enviándole unos metros más lejos, rompiendo decenas de ramas.
Esa mujer volvió a levantarse como si nada, como si hubiese caído sobre un colchón de plumas, camino de regreso, portando su propia aura asesina.
Se relamio los labios al echar un vistazo al humano y volvió a fijar su vista en ella.
- Ese conejito es mío, si te mato me agradecerán que desaparezcas, no merece ser una de nosotros - Salto para darle un fuerte golpe.
Mientras ella intentaba procesar cierta parte de la frase, algo dentro de su cuerpo se agitó, específicamente en su corazón . . . un sentimiento extraño que revoloteo con intensidad.
Arremetió contra esa insignificante vampira que despreciaba a su valía y poder. No podía descifrar porque algunas palabras le causaban gran malestar. Sus movimientos se volvieron más salvajes. Ya no quería sentir más esa desazón, quería quitarlo de su cuerpo golpeándola; le proporcionaba satisfacción.
Sus movimientos ya no tenían belleza, era poco coordinados y nada certeros, pero no lo veía.
Solo quería que la otra sintiera su dolor.
Un golpe la dejó tambaleante. Parpadeo algo confundida como si no recordara dónde estaba.
- Conejito, ya eres mío - Dijo una voz irritante.
Al mirar solo pudo alzar la mano hacia ellos, pues no era posible alcanzarlos.Esa mujer le hinco los dientes a lo que era de ella, mientras el joven se revolvía. Segundos después escupia lo bebido y lo empujaba con enojo.
Escucho un sutil sonido, como el de un hueso rompiéndose. Su irá volvió, esta vez lo mantuvo bajo control. La mataría por su desprecio.
- ¿Qué es esto? ¿por qué tiene mal sabor? Qué decepción - Se limpió con la manga los labios manchados.
El alivio que sintió por un momento retorno a la ira. Agarró una roca y la lanzó con enorme fuerza. Esa piedra no pesaba como esperaba, ¿acaso estaba hecho de goma? Otra vez casi pierde la concentración.
Corrió hacia donde el joven para cerciorarse que aún respiraba. Cuándo estuvo satisfecha, se volvió a enfrentar a su rival. Las heridas menores del humano podían esperar.
Mientras la rubia se levantaba, llegó y puso sus dedos alrededor de ese hermoso cuello. Recordó que cortarle la respiración no servía de nada. Pero, ¿y si? Le sonrío y la otra puso cara de preocupación.
- No lo hagas, te dejaré al conejito - ¿Dónde estaba su orgullo?
- No me interesan tus palabras, ya es tarde para ti despreciable mujer - Y aprieto umas con más fuerza.
- No, no, suéltame - Gritaba la rubia,w intentando desasirse de sus manos con desesperación - No lo hagas, me iré, el conejito es tuyo -.
- Te atreviste a lastimar al humano que aprecio por más que te aconseje que no te acercaras, tú, sucia mujer, además de menospreciarme - Estaba cabreada y su mano seguir apretando más y más.
Unas finas grietas invisibles a ojos humanos comenzaron a formarse en ese cuello, acompañado de un sonido parecido al de romper una vieja madera. La mujer se revolvió aún más, llena de terror.
Esta vez le tocó dibujar una sonrisa. El cuello se estaba desprendiendo infame cuerpo.
Siguió apretando hasta que obtuvo lo que quería.
Tomó la cabeza y lo lanzó lejos. El sol y el resto del trabajo. Luego tomo el cuerpo y busco una alta colina con el árbol más alto y amarró ese cuerpo como una muñeca inservible. Se paró bajo el árbol, admirando satisfecha su obra.
Volvió hacia el humano, quién estaba sentado fuera del río, tomándose del brazo.
- ¿Cómo estás? - Le recorrió por completo.
- No muy bien, creo que me he fracturado el brazo - Reflejo una expresión dolorida.
Se acercó para mirarle mejor, tocó su brazo con delicadeza. Ni siquiera sabía cómo proceder.
- ¿Com te puedo ayudar? - Su voz volvía a adquirir la neutralidad.
- Haciendo un amarre para inmovilizarlo - Estaba tratando de romperse la playera con cuidado pero a leguas se notaba que le era imposible.
Empujó su mano con cuidado y le ayudó a rasgarla como si nada, luego procedió a movilizar aquella parte.
- ¿Sigues pensando en irte? Puedes esperar hasta que te recuperes, si lo deseas - Dijo a su lado, muy cerca de su hombro, haciéndole respingar.
Cómo le agradaban esas respuestas inconscientes de ese cuerpo pues el intentaba siempre contradecirlas con sus palabras. Esta vez no se excuso.
Se levantó y miro hacia donde el sol nacía. Qué rápido transcurría el tiempo, era hora de volver. El tiempo era tan corto o ¿eran las noches tan cortas? Necesitaba alguna forma que le ayudara a saberlo. Iba a comenzar a caminar cuándo fue detenida.
- Espera - Era una voz gruesa.
Volteo a verlo. Se observaba tan frágil, como un recipiente de cristal al cual tratar con delicadeza para no romper.
Quiero regresar contigo . . . si se puede . . . bueno, hasta que me recupere - Formuló de forma entrecortada.
Así que el humano volvía después de irse y ella que solo pensaba ir a cerciorarse hasta donde había llegado. El se levantó, miro hacia varios lugares. Al parecer no sabía por donde debía volver.
- Por aquí - Camino por donde había llegado mientras el intentaba con torpeza seguirla.
Regreso unos pasos y le tomó de la mano. La tibieza de su piel le alcanzó.
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