Humano tranquilo ( Once)🩸🩸❤️🔥🧛
Después de aquello conversación regresaron con los demás a esperar a que la noche entrara, mientras trazaba nuevos planes de búsqueda.
- Tendremos que ir unas decenas de metros más allá de nuestro radio de búsqueda, ya que no hay rastros por donde hemos ido - Sugirió el líder de aquella expedición.
- Sise la hubiese comido un animal, al menos abría algo - Comentó despreocupado el extrovertido del grupo, haciendo que el novio de la chica se le cayera el vaso de las manos.
- Deja de decir esas cosas, debemos tener fe en encontrarla, ella debe de estar esperándonos -.
- No seas optimista, ella podría estar muerta y su cuerpo flotando muy lejos, si es que aún hay cuerpo - No dejaba de provocar al doliente.
- Tu, maldito hijo de perra. . . - Le dijo el novio enojado, mientras iba a grandes zancadas hacia él que había hablado, le tomo del cuello de la camisa ya escupió - No puede siquiera apoyarnos, ¿porque eres un hijo de...? ¿que te hemos hecho? -
Aquel trato de zafarse de su agarré y cuánto lo logró, retrocedió.
- ¿Será porque ella era una perra ofrecida? - Se sacudió donde había puesto sus manos, como quitando el polvo.
Esas palabras y esos gestos, hicieron que el novio le lanzara un puñetazo, que le dejó escurriendo sangre dela nariz.
- ¿Porque amas tanto a una mentirosa? ¿porque no ves lo que hace? Tu amor es tan ciego que me das vergüenza - Había llegado al punto en que había comenzado a gritar.
- Es mentira, ella es una buena chica, tú solo le levantas falsos porque ya no quiso meterse a tu cama, como todas las demás -.
- Basta, dejen de pelear, no quiero que desaparezca otro miembro del grupo, tenemos que trabajar para encontrarla, esa es la prioridad aquí - El líder intento calmar a esos dos chicos.
- Como quieran, me largo a dormir - Contestó el golpeado, seguido por el chico tranquilo, que había prometido una interesante aventura para más tarde.
El líder del grupo se quedó con los dos, siento el apoyo moral de quién no encontraba su novia.
La medianoche llegó, era hora de llevar a su compañero al lago, junto a su señora y entonces ella . . .
Lo removió para despertarlo, ansioso por ponerse en marcha, mientras este luchaba por alejarlo, tal vez pensando en los zancudos.
- Levanta, tenemos que ir al lago, quedamos en ir por la noche - Dijo quedamente para que su voz no saliera de la tienda de campaña.
- No quiero ir, déjame dormir - Le respondieron intentando meterse aún más en tu saco de dormir.
- ¿Acaso no quieres que te presté mi Camaro? Pensaba que lo deseabas . . . - No termino de hablar cuando su compañero salió velozmente de su envoltura y se paró en la puerta.
- Anda, qué esperas, no seas tan lento, mis cobijas se van a enfriar - Lucía una gran sonrisa soñadora, como si estuviera ya visualizando.
- Al menos no te olvides de tus zapatos - Le aventó su calzado.
Ambos salieron de forma silenciosa del campamento sin ver al chico que estaba sentado junto a un árbol, recargado sobre el tronco, enrollado por un par de gruesas mantas y con la vista perdida en el cielo estrellado. Pero que fue traído por el sonido de sus pasos y susurros.
- Esto está muy oscuro, pero todo sea por el Camaro . . . por el camarón . . . - Repetía su extrovertido compañero.
Lo guío entre el espeso bosque, como si conociera cada tramo, sin tropezarse en ningún momento, siempre con un rumbo fijo; la laguna cristalina de aguas quietas, donde su amada señora le recompensaria.
- Auch, cómo puedes caminar así, ¿que tienes ojos infrarrojos? Espera, no camines tan rápido o caeré dentro del frío lago. No quiero congelarme - Se froto los brazos por haber olvidado ponerse una prenda más gruesa.
No le respondió, no era necesario, solo camino y camino como un autómata, con los ojos brillantes. Su compañero se apresuró a seguirlo, refunfuñando de vez en cuando.
El reflejo de las aguas bajo la luz de las estrellas y una luna perezosa le indicó que habían llegado.
Ambos se detuvieron a la orilla, a la expectativa de que algo ocurriera.
- ¿Y bien, por dónde hay que buscar a esa mujer ardiente? Si es que existe - Dijo el extrovertido mirando por todos los rincones del lago.
- Tenemos que esperar un rato - Miro hacia la dirección en dónde estaban las cuevas submarinas.
Ambos esperaron lo que pareció una eternidad. Su amigo ya estaba inquieto, levantándose y cerrando los ojos de vez en cuando.
- Me largo, esta mujer es tu imaginación, espero con ansias el regreso - Se rió e intento marcharse.
Pero lo detuvo con una mano y haciendo un gesto de silencio con el dedo de su otra mano. Después le señaló hacia las aguas.
Al mirar con más detenimiento, se pudo percibir una leve ondulación, que fue aumentando en intensidad. Algo debajo del agua lo estaba provocando. Cuando el agua se rompió en ese punto, una exquisita mujer apareció. Ella se dirigió hacia la orilla.
- Una sirena - Su compañero había sido encantado por la simple apariencia terrenal de su señora.
La mujer se dirigió lentamente hacia ellos, y con cada paso que daba podían ver mejor algunos detalles.
Te dije que ella era real pero no quería creerme - Le recordó.
El otro pareció no escuchar. Sus sentidos se hallaban embotados, mirando, mirando, mirando . . . Al llegar frente a ellos asintió hacia él, y luego miro a la presa traída.
- ¿Quién eres? - Dijo la presa y ella le regaló una sonrisa.
- Tú más fantasiosa pesadilla, de la que no podrá salir nunca - Su piel pálida brillo ligeramente con el astro naciente.
- No me importa que seas una pesadilla, haré todo lo que me pidas - Había fervor en sus pupilas.
Ella se acercó a su amigo, cosa de la que no pude evitar tener envidia. Su señora puso sus labios sobre la presa y este desenfoco los ojos por un instante.
Aquel cayó a sus pies como si se hubiese dado cuenta del enorme poder que ella ejercía.
- Mi señora - Llamó su atención - Mi nuevo nombre, por favor - Terminó agachando la cabeza, en espera que su dueña se dignara cumplir con su promesa.
Una mano glaciar tocó tu mejilla, haciéndole tragar saliva.
- Once, de ahora en adelante responderás a Once - Susurraron muy cerca de su cuello. Tal vez su señora tenía hambre.
- Mi señora, permítame - Dijo bajando parte de su ropa para permitirle el acceso.
- No quiero una bolsa de sangre moribundo, te ordenó alimentarse bien - Ella había detenido su movimiento.
¿Acaso su señora se preocupaba por él? Su corazón salto de felicidad. Ella volvió hacia su compañero y se agachó. Sus colmillos brillaron en la oscuridad, mientras se acercaba a ese cuello virgen.
Un grito ahogado se escuchó no muy lejos.
Su señora dibujo una sonrisa fría en su rostro, como si estuviera esperando algo. Dirigió la cabeza hacia ese lugar y desapareció, dejándolos solos.
Pasado unos minutos volvió con un cuerpo ensangrentado. Parecía haber tenido una pelea entretenida. Arrojó el cuerpo hacia ellos, muy molesta.
- No dejen que escape o ustedes sufrirán mi ira - Desapareció en el lago, seguramente para limpiarse.
Miro al ensangrentado. Era el chico que había perdido a su novia. Sintió lástima por él. ¿Porque luchaba en contra de su señora, si era lo máximo a aspirar? Comparada con una simple humana, que palidecía en muchos aspectos.
Empujó con el pie para saber si estaba consciente y éste le devolvió un quejido. ¿Cómo se había atrevido a dañar a su señora?
El chico extrovertido fue más intenso y no sé contuvo porque lo tomo del cuello y le susurro.
- ¿Cómo te atreviste a poner tus sucias manos sobre la ama? Haré que pagues pertinencia -.
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