Capítulo XIX

La voz de Olivia era tan fría y sus ojos grises parecían llevar una tormenta dentro de ellos.

—Olivia—Espere mi demanda y la destitución de su puesto.

—Médico —Pe... Pero señora Belf. Yo he hecho todo lo que está en mis manos.

—Olivia—¡Pues no ha sido suficiente!.

—Médico—Este tratamiento es el más eficaz.

Olivia se llevó la mano a la cabeza y comenzó a masajear sus sienes, intentaba minimizar el dolor de su migraña.

—Olivia—¿Hay probabilidad de que ella venza la enfermedad con este tratamiento?

—Médico —Bu... Bueno la edad es un factor muy importante. Y la señora Amanda tiene setenta y cinco años.

Olivia frunció el ceño con enojo.

—Olivia—¿Sí o no?

El médico salto de su asiento asustado por la voz de Olivia, aún tenía el toque de intimidar a las personas.

—Médico—Ss... sí...sí señora Belf, hay una probabilidad, no es muy grande pero...

Olivia endureció el rostro.

—Médico —Pero yo haré todo mi esfuerzo y más, para que la señora Amanda reaccione bien al tratamiento y este funcione.

Olivia se levantó del asiento y salió al pasillo, el médico respiró con tranquilidad cuando ella salió.

—Médico —Vaya mujer...

Olivia regresó a la habitación de Amanda, al verla Alba se excusó y salió para dejarlas solas.

—Amanda—Siéntate.

Amanda palmeó el lado de su camilla. Olivia se sentó a su lado, en sus ojos se podía ver con claridad la preocupación de ella, pero también su enfado.

—Amanda—No me mires así.

—Olivia—¿Así cómo?

—Amanda—Con enojo y reproche.

—Olivia—¿Y como quiere que la mire la señora Amanda?

—Amanda—Soy tu madre, Olivia.

Olivia resopló y desvío la mirada.

—Amanda—Sé que estás molesta porque no te dije de mi enfermedad. Pero no siempre lo puedes controlar todo.

—Olivia—¿Controlar? No hablamos de un negocio, no hablamos de dinero, hablamos de algo importante, tu vida.

—Amanda—Exacto, mi vida. Así que no te enojes conmigo si tome la decisión de ocultarte mi enfermedad.

—Olivia—Claro y como a la señora Amanda se le da muy bien guardar secretos.

—Amanda—Te comportas como una niña chiquita.

Olivia la miro ofendida.

—Olivia—Y lo que tú hiciste es muy maduro, madre.

Amanda tomó la mano de Olivia, para calmar su enojo.

—Amanda—No quería preocuparte, mi niña.

Olivia suspiró con tristeza.

—Olivia—Ya no importa. Ahora lo único que deseo es que te recuperes de esa enfermedad.

—Amanda—Olivia, sabes que es difícil que eso suceda.

—Olivia—Madre...

—Amanda—Escúchame cariño, si no venzo mi enfermedad...

Olivia se levantó de la camilla y giro su rostro.

—Amanda —Estoy vieja Olivia, he vivido mi vida muy feliz estos veintitrés años, he tenido la oportunidad de conocer y disfrutar a mis nietos y bisnietos. Aunque lo que más agradezco a la vida, es la oportunidad que me dio al traerte de vuelta a mí, mi niña, hay comenzó mi verdadera felicidad. Eres lo único bueno que me dio ese hombre. Pero ya estoy cansada cariño, ya di todo lo que quedaba en mí y si la vida me dice que ya es hora de que me reúna con mí Samuel, así será. Por favor no seas tan dura conmigo y prométeme que si no funciona, ya no intentaras nada y me dejaras ir tranquila.

Y como lo había predicho Alba, Olivia estaba a punto de derrumbarse, pero con todas sus fuerzas endureció su rostro, levantó la mirada y limpio las lágrimas que comenzaban a rodar por sus mejillas.

—Olivia—Te lo prometo, mamá.

Victoria era otra con el corazón acongojado. Entró a la habitación de Tanya cuando ella aún dormía y se acostó a su lado para abrazarla.

—Tanya—Mm... ¿Ya es hora de levantarse?

Pregunto media dormida.

—Victoria—No. Aún faltan una hora, duerme un poco más.

Tanya se acurrucó entre la colcha.

—Tanya— Vika ¿Está todo bien?

—Victoria—Sí.

—Tanya—¿Por qué siento que algo te preocupa?

Victoria exhaló con fuerza.

—Tanya —Es Arthur ¿cierto?

—Victoria — A ti no se te escapa nada.

Mintió solo un poco, ya que en cierta forma también había un poco de verdad.

—Tanya—No, soy muy buena interpretando tus gestos.

—Victoria—¿A sí?

—Tanya—Sí. Por ejemplo, cuando hablas de él se te iluminan los ojos.

—Victoria—Eso no es verdad.

—Tanya —Oh claro que lo es. Era difícil que no terminaras loquita por ese adonis.

—Victoria—No estoy loquita por él.

—Tanya—Eso es Vika, miéntete.

Dijo con burla y Victoria resoplo.

—Victoria—Haré el desayunó.

Victoria se levantó de la cama.

—Tanya—¿Puedes hacer esos panques deliciosos que hizo Arthur?

—Victoria —No y lo míos son mejores.

—Tanya—Bien.

Tanya estiro su mano y tomó su teléfono.

—Victoria—¿Qué haces?

—Tanya—Le mando un texto a Arthur, dijo que cualquier cosa que necesitará, la más mínima, podía mandarle un texto y el resolvería todo rápido.

—Victoria—¿Cómo es que tú tienes su contacto y yo no?

—Tanya—No te pongas celosa, yo tengo a mi chico y Arthur solo tiene ojos para ti.

Victoria rodó los ojos. El teléfono de Tanya sonó.

—Tanya—¡Listo!.

—Victoria—¿Qué hiciste?

Pregunto curiosa, Tanya se encogió de los hombros y se acurrucó de nuevo en su cama, con su colcha.

—Tanya—Solo le dije a Arthur, que morías por comer sus panqueques de nuevo.

—Victoria—¿Qué? Oh no puedo creer que le hayas dicho eso Tanya.

—Tanya—Ya lo hice, lo siento. Ahora deberías correr y cambiarte de ropa, llegará en treinta minutos.

Victoria la miró con los ojos entrecerrados y salió molesta de la habitación para ir a la suya. Se detuvo frente al espejo para mirarse, su cabello era un desastre y el camisón que llevaba puesto era sexi, pero nada apropiada para recibirlo, Victoria se mordió el labio inferior. A menos que... No, solo desayunaremos se reprendió Victoria por sus pensamientos libidinosos.

Media hora pasó rápido para Victoria, entre el armario y un montón de prendas, buscando el atuendo adecuado para recibir a Arthur, pero ¿realmente existía uno adecuado?. Con o sin ropa, Arthur la miraba como si fuera la octava maravilla del mundo.

No, "mejor que eso."

El timbre sonó y Tanya salió corriendo hacia la puerta.

—Arthur—Hola Tanya, ¿Cómo amaneciste hoy?

—Tanya—Hola Arthur, excelente y hermosa como todos los días, ya sabes.

Arthur sonrío y entro al departamento.

—Arthur—¿Puedo pasar a la cocina?

—Tanya—Claro, es toda tuya... y mi hermana también.

Lo último lo dijo en un susurro y se mordió el labio para no reír fuerte.

—Arthur—¿Disculpa que dijiste?

—Tanya—A, pues que Vika ya debe estar en la cocina.

Arthur asintió y camino a la cocina. Se recargó en el marco de la puerta, de la cocina, cuando vio a Victoria batiendo el huevo.

Arthur la veía como lo más hermoso y resplandeciente de su vida. Victoria levantó el rostro cuando sintió la mirada intensa.

—Arthur—Hola...

Arthur tenía una sonrisa tonta.

—Victoria—Hola Arthur, ¿Cómo has...

Arthur se abalanzó hacia la boca de Victoria, había interrumpido su pregunta con un exquisito besó lleno de muchos Te extrañe, que fue muy bien correspondido.

...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...

Mis queridas (os) lectoras (es) mi plan era subir los cuatro capítulos juntos pero, lamentablemente no pude.

Tuve que escuchar la canción Hurt de Christina Aguilera más de 25 veces para inspirarme en la situacion de Amanda y el dolor Olivia.

PD. Por favor no me odien por estos dos últimos capítulos.

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Comments

Maria Torres

Maria Torres

Jajaja 😝 lo que hace por comer los panqueques 😋😋😋

2024-03-09

4

Lita Wellington

Lita Wellington

Después de tantas penurias Amanda tuvo una vida feliz con su hija, nietos y bisnietos

2023-12-19

2

Sira Mercedes Wallace

Sira Mercedes Wallace

tienes mucho talento, espero que te vaya bien en todo lo que escribes 😊

2023-09-26

5

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