Capítulo XVIII

El amanecer no siempre trae alivió a las personas, algunas temen que llegue.

Olivia bajo los escalones de su Jet y camino hasta el chófer que la esperaba con la puerta abierta de la camioneta.

—Chófer—Buenos días, Señora Belf.

Olivia asintió y subió al auto, en el trayecto Olivia iba hecha un manojo de nervios.

La camioneta se detuvo frente a una clínica privada, la mejor del país. Cuando la puerta del auto fue abierta, Olivia exhalo con fuerza antes de bajar. Camino por los pasillos de aquella clínica, hasta que se detuvo frente a la habitación Bloque A-6 y abrió la puerta.

—Alba —Olivia, Que bueno que viniste rápido.

Olivia miró hacia la camilla, su semblante era estoico, como siempre.

—Olivia—¿Por qué no me llamaste antes?

Hablo con dureza, Alba agachó la cabeza.

—Alba—Sabes como es ella de testaruda.

Olivia caminó hasta la camilla.

—Alba—Está dormida, el tratamiento la deja muy cansada.

Olivia tomó la mano pálida de su madre y la apretó un poco.

—Olivia—Quiero que me digas todo Alba, sin omitir nada.

Alba suspiro con tristeza y tomo la silla de a lado de la camilla, para sentarse.

—Alba—Hace cuatro años que se enteró de su enfermedad. Ella tenía días que comenzaban a sentir mareos, cansancio. Lo dejo aún lado pensando que era por la edad, pero, después empezó a perder peso y a enfermarse más seguido.

—Olivia—¿Por qué yo nunca me enteré?

—Alba—Ella es muy buena escondiendo las cosas. Cuando la obligue a ver un doctor, tu madre se encargó de que nadie se enterara. El médico le mandó a realizar varios análisis, pasaron los días y nos llamaron cuando estuvieron listos los resultados, regresamos con el médico y... Fue leucemia lo que arrojaron los análisis. Yo me preocupé y le pedí al médico que los volviera hacer pero ella inmediatamente se negó.

Olivia giró su cuerpo y camino hasta la ventana para mirar hacia afuera, mientras escuchaba a Alba. Fijo su vista en el árbol frente a la ventana, era muy grande y al parecer viejo, las pocas hojas que aún quedaban las masía el aire y tumbaba una a una.

—Alba—Mire a Amanda sin entender, ella tenía la mirada fija en el médico sin ninguna expresión, tome su mano y la apreté con fuerza, ella volteó hacia mí y me sonrío como si todo estuviera bien. Dios, no sabes las fuerzas que tuve que tomar para no reclamarle su tranquilidad. Para su fortuna el médico le dio una esperanza con el tratamiento, pero debía tomarlo de inmediato. Sin embargo, ella no quiso tratarse rápido, el médico le dio algunas semanas no muchas si quería erradicar la enfermedad. Ve tú a saber que pasaba por la mente de tu madre en esos momentos, días después viajamos a Seattle con Emma.

Alba curvo una sonrisa o era el intento de una.

—Alba—Era como si no existiera ninguna enfermedad en ella, estaba vuelta loca, reía, platicaba con alegría, andábamos para arriba y para abajo, disfrutando de todo lo que la vida nos proporcionara, decía Amanda. Esas semanas con Emma fueron como terapias para las dos. Cuando Emma y tú regresaron de N. Y. viajamos a esta clínica, para comenzar su tratamiento.

—Olivia —Entonces nunca fueron a Asía.

—Alba —No. Amanda ya tenía todo listo.

Olivia suspiró.

—Alba—Fue difícil para ella, a su edad, el tiempo que duró el tratamiento. Yo dormía en la misma habitación que ella para cuidarla, Amanda quería contratar una enfermera pero me rehúse a que me alejará de su lado.

Alba miró con cariño el rostro pálido de Amanda.

—Alba—Es mi mejor amiga, como iba a dejarla sola cuando ella nunca lo hizo, cuando Thomas enfermo ella fue mi roble y cuando él partió, si no caí en la depresión fue por ustedes mi familia, pero más por ella, mi hermana de corazón. El tratamiento había funcionado la primera vez, aunque la había dejado débil. Después de más de un año regresemos a Londres con ustedes y fue como si Amanda agarrara más vuelo. Pero no se, algo no me tenía convencida, tu madre me envolvía la mente con mentiras, me decía que estaba en contacto todo el tiempo con el médico y que todo estaba bien, que eran inseguridades mías.

—Olivia—Debiste hablar conmigo Alba, como pudiste quedarte callada con algo así.

—Alba—Lo lamento Olivia, pero tu madre me hizo jurarle que no te diría nada, ella tenía la esperanza de que el tratamiento funcionara y no hubiera necesidad de preocuparte.

—Olivia—Sí lo hubiera sabido a tiempo, hubiera contratado a los mejores médicos para ella, yo...

Olivia hablaba con desesperación.

—Alba — El médico que atiende a tu madre es el mejor en el tema.

—Olivia— ¿Y por qué está postrada en esta cama, Alba?

Olivia gritó exaltada.

—Alba—Por qué a veces la vida es así Olivia, el dinero no lo puede todo. Lo sabré yo que he visto sufrir a tu madre.

El tono de Alba sonaba fuerte, era la primera vez que lo empleaba con Olivia.

—Amanda —Cariño ¿que haces aquí? ¿Y por qué gritan?

Olivia y Alba miraron en dirección a Amanda.

—Alba—Sabes como es Olivia de gruñona, no me deja que meta una botella de Merlot a la habitación.

Amanda soltó una risa muy débil.

—Olivia —Disculpen debo hablar con el médico.

Olivia salió al pasillo en busca del médico.

—Amanda—Alba ¿Qué hace mi hija aquí?

—Alba —Por favor no me regañes.

—Amanda—Te dije que no quería que ella supiera nada, hasta que...

—Alba —¿Hasta que Amanda?... Hasta que esto ya no tenga solución y te dejen desahuciada.

—Amanda—No es para tanto Alba, cálmate.

—Alba —Lo es Amanda, lo es y no me pidas que me calme.

Alba se limpiaba las lágrimas.

—Amanda—No llores querida, no pierdas la esperanza como yo.

—Alba—Más te vale que te recuperes Amanda, aún tenemos pendiente ese viaje a Asia, porque esta vez si quiero conocerlo y tú me acompañaras.

—Amanda—Lo haremos querida amiga.

Con pocas fuerzas Amanda estiro su mano para que Alba la tomará.

—Alba—Necesitas hablar con Olivia, antes de que asesine a todos aquí en la clínica.

—Amanda—Olvídalo, si mi niña quiere consumir el mundo en el fuego, que lo haga. Mejor eso a que me asesine con la mirada.

Ambas reían por el temperamento de Olivia.

—Alba —Esa hija tuya es un demonio, cuando está enojada.

—Amanda—Sí, algo tenía que heredar de Clive.

Dijo Amanda con sarcasmo.

—Amanda—Sí el tratamiento no funciona en mi cuerpo, espero que esa dureza le ayude a mantenerse de pie cuando ya no esté.

—Alba—No lo hará Amanda, toda esa dureza y esa fuerza con la que arrasa todo a su paso... Se va a derrumbar.

Más populares

Comments

nereida Martinez

nereida Martinez

no he pasado por una situación cómo está pero me imagino que anteponen a los suyos para que no sufran, pero muchas veces es lo contrario..

2023-10-02

8

Sira Mercedes Wallace

Sira Mercedes Wallace

la escritora le va a dar otra oportunidad

2023-09-26

4

Sira Mercedes Wallace

Sira Mercedes Wallace

esa es una triste realidad 😢

2023-09-26

4

Total

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play