Capítulo IV

Arthur se quedó observando como Rupert se llevaba a Victoria, sin más salió del evento y se metió a su auto.

"Soy la amante de otro hombre, señor Belf." Recordó él, mientras miraba por la ventana el paisaje blanco, que le daba la nieve a la ciudad. ¿Pero acaso eso importaba para él? No. Su interés por ella sobrepasaba más allá de los prejuicios.

—Arthur—Randall, necesito que investigues todo sobre Victoria Alekseev.

Randall lo miro por el retrovisor.

—Randall—Para mañana a primera hora lo tendrá en su escritorio, joven Belf.

A la mañana siguiente Arthur llegó muy ansioso a su oficina. Y como Randall le había dicho, en su escritorio se encontraba una carpeta con el nombre Victoria Alekseev.

—Arthur —Victoria Alekseev.

Nacida en Tsentranly, San Petersburgo, Rusia.

Actualmente, vive en Candem, Londres, Inglaterra.

Edad veinticinco años.

Licenciatura en Literatura antigua.

Padres Zhenya y Pavel Alekseev, ambos fallecieron hace dos años.

Único familiar Tanya Alekseev. Etc, etc...Su deuda hipotecaria con el banco ascendía a los ochocientos mil libras esterlinas. La deuda fue obtenida por la empresa Weisz. No hay un registro de la cantidad de la deuda actual con la empresa Weisz.

Arthur sonrío, había obtenido algo que podría ser de gran ayuda para él. Cerró la carpeta y tomó su abrigo.

—Secretaria —Joven Belf, tiene una llamada de N. Y.

—Arthur—Sí son mis padres, diles que más tarde me comunico con ellos.

—Secretaria—¿Y la reunión?

—Arthur—Reprogramala para mañana.

Victoria arrojó el teléfono con molestia al sofá. Después de la discusión que había tenido con Rupert Weisz la noche anterior, esta mañana le había llamado su abogado para informarle que los intereses de la deuda, habían aumentado consideradamente. Se pasó la mano por la frente y el cabello con frustración.

El timbre de la puerta sonaba repetidas veces, pero no tenía intención de abrir.

—Asistente—¿Señorita Alekseev?

Victoria ignoró la voz del asistente de Weisz y se sentó en el sofá de su sala esperando que se fuera. Weisz la quería acorralar de nuevo, y eso seguía así, no podría obtener su libertad de él, nunca.

Después de un rato dejaron de insistir en la puerta. Victoria se levantó y camino hasta la cocina por un vaso de agua. Escucho de nuevo el timbre de su departamento, dejo el vaso con molestia en la cocina y se dirijo a abrir la puerta, con una cara de pocos amigos.

Su sorpresa fue pequeña, hasta ahora.

—Arthur —Buenos días, señorita Alekseev. ¿Puedo pasar?

Victoria se hizo hacia un lado.

—Victoria—¿En que le puedo ayudar?

—Arthur—Vine a proponerle a trato.

Victoria bufo.

—Victoria —No me interesa.

—Arthur—Aún no he dicho de qué se trata.

Arthur camino hasta el sofá y sentó, con una encantadora sonrisa. Victoria exhaló con fastidio, ese día no estaba de humor para liar con él, camino hasta el sofá y se sentó frente a él.

—Victoria— Bien, lo escucho.

—Arthur—Le ofrezco un millón de libras esterlinas por diez noches.

Victoria se sorprendió al escuchar lo que salía de los labios de Arthur.

—Victoria —¿Me está tomando el pelo, señor Belf?

—Arthur—No.

Victoria soltó todo el aire de sus pulmones.

—Victoria—Señor, Belf...

—Arthur—Arthur, estoy seguro de que a partir de hoy seremos más cercanos, así que tutéame.

Dijo él con una sonrisa cínica. Victoria rodó los ojos.

—Victoria —Arthur, hoy no es un buen día para mí, para escuchar tus bromas. Así que te voy a pedir que te...

—Arthur —¿Por qué piensas que bromeo?

Victoria sonrío con evidente burla.

—Victoria —¿Quién pagaría un millón de libras, por diez noches?

Arthur sacó de su abrigo un cheque, por un millón de libras esterlinas.

—Arthur—Yo.

El rostro de Arthur no daba señas, de que fuera una broma.

—Victoria —No entiendo, ¿Por qué pagaría una cuantiosa cantidad, solo para acostarse conmigo diez noches?

Le cuestiono Victoria.

—Arthur—Es...

Arthur se quedó buscando las palabras exactas, para no escucharse ofensivo.

—Arthur—Tómalo como una ayuda mutua, Victoria. Sé que lo necesitas.

Arthur se levantó del sofá para acercarse más a ella y le extendió la mano con el cheque.

Victoria frunció el ceño con enojo. No creyó verse en la misma situación otra vez, donde un hombre sin escrúpulos se aprovechará de su situación, para sacar provecho.

—Victoria—Tome su cheque, señor Belf. No me interesa su trato.

Arthur se dio media vuelta y dejó el cheque en la mesa, junto a un papel con una dirección.

—Arthur—Por si cambia de opinión.

Cuando Arthur cerró la puerta al salir, Victoria tomó el cheque.

—Victoria —Un millón de libras...

Murmuró. Se tocó la frente, pensando en la locura que acababa de ocurrir. Guardo el cheque y la dirección en su bolso, logicamente pensaba regresarlo.

Tomó el bolso y salió hacia su trabajo. Estaba tan perdida en sus pensamientos que no noto el auto de Rupert, estacionado frente al edificio.

—Rupert —Sube.

Le ordenó él, desde la ventana de su vehículo. El asistente abrió la puerta para Victoria.

—Victoria —Es tarde, Rupert. Debo llegar temprano a mi trabajo.

—Rupert —¡Que subas!

Exigió entre dientes. Victoria caminó hasta el auto y se subió a su lado.

—Rupert —¡Vámonos!

Le ordenó a su asistente.

—Rupert —¿Qué hacía Arthur Belf en tu departamento, Victoria?

Rupert tenía la quijada tensa y sus ojos se tornaron más oscuros.

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Comments

Estefy Pizarro

Estefy Pizarro

la verdad autora está novela apesar de ser un poco cruel es interesante ojalá el muchacho se de cuenta q no es mala

2024-02-18

6

María Antonia Ramírez Torres

María Antonia Ramírez Torres

Aunque la ayuda, no deja de ser ofensivo, los dos hombres lo son al tratarla como mercancía y ella deberá aceptar para salir de las garras de Rupert. Que triste todo

2023-12-05

2

María Antonia Ramírez Torres

María Antonia Ramírez Torres

maldito Rupert

2023-12-05

2

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