Capítulo VII

Arthur Belf se quedó desconcertado cuando Victoria salió de su departamento con rapidez. Peino su cabello negro hacia atrás y suspiro, por esta ocasión no le daría importancia a su repentina salida.

Se deshizo de su ropa y desnudo camino hasta la ducha. Abrió la regadera y recargo las palmas de sus manos en el azulejo, el agua fría cayó como cascada recorriendo todo su cuerpo acalorado, haciendo su magia.

Pero al cerrar los ojos volvió a su mente el sabor, la suavidad de la boca de Victoria, ella se había estremecido entre sus brazos y había gemido para él. Todo aquello avivó de nuevo en su cuerpo, el deseo.

Rupert Weisz, tenía un vaso de Whisky en las manos. Apretaba el vaso con tanta fuerza, que solo bastaba que ejerciera un poco más, para que quebrara en su palma.

—Asistente—Señor Weisz...

Rupert llevó el vaso a su boca y dio un gran trago, el líquido le daba un ardor placentero a su garganta.

—Asistente —El abogado va archivar el contrato que había hecho con la señorita Alekseev.

—Rupert— No. Que lo traiga a mi oficina, ella volverá pronto, arrastrándose.

Su mirada era tan sombría, que ocasionó un escalofrío en su asistente.

—Rupert—Por ahora averigua, quien le dio esa cantidad de dinero a Victoria. Quiero saber, quien es el imbécil con el que se revuelca esa zorra.

—Asistente—Sí, señor Weisz.

—Rupert—Ahora, ¡Lárgate!.

El grito resonó en toda la oficina, el asistente pego un brinco del susto y salió con velocidad de aquel lugar.

Los ojos de Rupert eran más oscuros de lo común y su sonrisa, retorcida.

Victoria abrió la puerta de su departamento, cuando entró se dejó llevar en esa paz que había en el. Respiro profundo llenando sus pulmones y después lo soltó todo, sus mejillas se humedecieron por algunas lágrimas, que había ocultado de Rupert.

Estaba llena de muchas emociones, pero la mejor de todas era la sensación de libertad que sentía.

Al anochecer, acostada en su cama, daba vueltas de una orilla a otra, resoplo con fastidio, tomó su almohada y caminó a la habitación de Tanya, ella dormía tan plácidamente.

Victoria caminó hasta la cama de Tanya y se sentó en la orilla, cerca de ella. Su cabello marrón, embarañado, tapaba su rostro. Victoria la acomodo hacia un lado y acarició su mejilla. Tanya comenzó a balbucear dormida y Victoria soltó una pequeñísima risa para no despertarla.

Giro su rostro hasta el retrato que había en la mesita de noche, en el podía ver la felicidad de la pequeña niña que estaba tomando su mano, cuando apenas tenía cinco años y ella quince. Detrás de esa fotografía estaba la de sus padres, ella tomó esa en sus manos y sonrío con nostalgia.

—Tanya—También los extraño.

—Victoria —Lo siento, no quería despertarte.

—Tanya—No te preocupes, se que cada noche vienes a mi cuarto, para ver que respire con normalidad.

Dijo con burla y ambos rieron.

—Tanya—Y que cuando no puedes dormir te acuestas a mi lado.

Tanya miro el marco, que Victoria tenía en su mano.

—Tanya—Tienes una suerte de haber heredado el azul de sus ojos y su cabello rubio.

—Victoria —Tus ojos marrones son preciosos Tanya.

Dijo Victoria recostándose en la cama, a su lado.

—Tanya —Y mi cabello tampoco...

—Victoria—Tu cabello también es perfecto, eres una señorita muy hermosa con tus rasgos. Ahora duerme, que mañana tengo un día muy largo.

Le pidió Victoria, esperando que dejara el tema a un lado. Tanya suspiro y abrazo a Victoria.

—Tanya—¿Aceptaste el trato con ese hombre?

—Victoria —¿Qué trato?

Pregunto con los ojos cerrados.

—Tanya —No te hagas la desentendida, se que ese hombre él que te envía flores, te propuso darte un millón a cambio de estar en su cama.

Victoria abrió los ojos de golpe.

—Victoria —Tanya, que te he dicho de escuchar las conversaciones ajenas.

Tanya se encogió de los hombros.

—Tanya—Lo siento. Pero dime Vika, ¿Aceptaste?.

Victoria exhaló con fuerza.

—Victoria—Solo te diré que dentro de poco, tú y yo tomaremos unas largas vacaciones en San Petersburgo.

—Tanya—¿De verdad, Vika?

—Victoria—Sí. Ahora duerme.

Victoria volvió a cerrar los ojos, por fin el sueño la estaba venciendo.

—Tanya—El hombre es muy guapo.

—Victoria—Tanya...

—Tanya—Con un hombre así de guapo, quien no se enamoraría.

–Victoria—Yo no lo haría.

—Tanya—Te escuchas muy segura.

—Victoria —Lo estoy. Los hombres como él, que creen que todo el mundo está a sus pies, por el simple hecho de tener dinero, no valen pena un suspiró.

—Tanya—Quizás tengas razón.

Tanya bostezo y cerró los ojos.

—Tanya—Aun así no deberías estar tan segura. Todo puede pasar...

Victoria giró hacia un lado, las palabras de Tanya le trajeron el recuerdo del apasionado beso entre ella y Arthur. Y con ese recuerdo se quedó dormida.

A la mañana siguiente Victoria continuo con su rutina, sirvió el desayuno y se retiró a su trabajo. Por la noche llegó a su departamento y se dirigió a su armario, quería elegir un vestido sensual, pero elegante, para su primer encuentro con Arthur.

Del cajón saco unas prendas íntimas, a juego y las guardo en su bolso.

—Tanya —Hay un hombre en la puerta, llamado Randall. Dice que es tu chófer.

Victoria miró la hora en su reloj de mano. Eran las ocho en punto.

—Victoria—Ya salgo.

Tomó su bolso y camino hacia la puerta de su departamento, Randall la esperaba con una sonrisa amable.

—Randall —Buenas noches, señorita Alekseev. El joven Arthur está ansioso por verla.

Victoria asintió con la cabeza y después volteo hacia Tanya y beso su mejilla.

—Victoria —No duermas tan tarde.

Randall se hizo hacia un lado y camino detrás de Victoria, llegando al auto le abrió la puerta.

—Victoria —Supongo que iremos al departamento de Arthur.

—Randall—El Joven Belf, me pidió que la llevara al restaurante Quirón. Él está esperándola.

Llegando al suntuoso restaurante una guapa hostess la llevo a la mesa de Arthur.

Su caminar hacia él era glorioso y sensual. Al verla, Arthur se levantó de su silla, sus ojos tenían una pizca de destello, al recorrerla.

—Arthur—Buenas noches, Victoria.

—Victoria—Buenas noches, Arthur.

Arthur se acercó a ella y se inclinó un poco para besar la mejilla de Victoria, pero la acción fue lenta.

Los presentes de aquel lugar cotilleaban a su alrededor, si bien Arthur era conocido en la sociedad, como el primer varón del millonario matrimonio Belf.

Y Victoria, más de una vez fue vista del brazo de Rupert Weisz, los rumores de ser su amante nunca faltaron en los eventos, en los que asistían juntos.

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Comments

Yura Ran

Yura Ran

me atrapó esta trama hermosa

2024-04-04

6

Lectora Nocturna

Lectora Nocturna

Querido, ni bañándote en medio de la Antártida se te quita ese calorcito

2023-11-20

3

Sira Mercedes Wallace

Sira Mercedes Wallace

cada vez me engancha mucho más está historia

2023-09-25

3

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