Capítulo 3 Parte III

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Del otro lado de los espejos, Bastián sostenía en su falda a Selene, y ella dijo en tono de burla que casi todos se rieron menos Eskol y el propio Bastián:

– “había sido letrada la moza” dijo el paisano. –Selene sabía que ya alguien iba a meter su comentario. Pero se sorprendió de lo que le respondieron.

–siempre fue una come libros, en los cuatro años que llevo trabajando para este momento, nunca la vi con una línea en el espejo o una botella de Hennessy o algún otro alcohol. Siempre leyendo a esos sabios, guerreros o economía y mercado bursátil. –dijo Alisa.

En verdad eso no lo dijo Azzam, al parecer eso no estaba a la vista de ellos y de nadie. Una verdadera máquina de sabiduría letrada. Y ese modo despectivo en que Alisa lo dijo le hizo hervir la sangre a Selene, Bastián y Eskol y se lo hizo saber en nombre de los cuatro, si contaban a Azzam y cinco, si también la contaban a la misma Kyrenia.

–mientras tú solo esnifas –retrucó Selene.

–mientras yo gano millones –aseguró Alisa

–que pierdes cuando esnifas –volvió a callarla Selene.

Mientras esto sucedía fuera de los espejos, Azzam acorraló a Kirie justo en el espejo del psicópata sexual y la olisqueó en su cuello para luego lamerlo y mirando hacia el espejo diciéndole con los ojos fieros, “ella solo es mía”.

Groso, muy groso error, cometió, pues si su olor era afrodisiaco, su sabor era una droga de la más fuerte y él acababa de cavar su propia tumba. Bajando una mano la pasó por su cintura y la tomó, llevándola a los pies de la cama, haciéndola mirarlo a los ojos cuando con su otra mano, tomó el cuello de ella, haciéndola mirar hacia arriba y como si la estuviera besándola le dijo sobre sus labios:

–solo olvídate de los espejos y concéntrate en ti y en mí. Has como si como fuéramos dos amantes que nos necesitamos. Vete a tu lugar de cuento.

“Okay, Houston, tenemos un problema” pensó para sí misma, pues qué diablos, después de sus dos interacciones sexuales, no había nada para ella como ese cuento apasionado de la que muchos hablan. Sin embargo, el perfume de este hombre lograba lo que ninguna fantasía hubiera logrado antes, mojarla con tal ímpetu que ni ella misma se conocía. Cuando su voz ronca y su mirada penetrante le ordenó solo enfocarse en él, ella supo que estaba perdida y esas manos, que no solo eran grandes, sino que decretaban que eran poderosas y sabían dar placer, la romperían en mil pedazos para otro hombre. Ella rogó a todas las deidades celestiales de todas las religiones y a todas las fuerzas de la naturaleza del planeta tierra que ella no se enamorar de este semental.

Azzam recorrió su cuello con su mano izquierda y con la derecha bajo el cierre del vestido escote en V ajustado de color rosa marfil con lentejuelas que dejaba al descubierto sus maravillosos pechos que para su placer eran totalmente naturales.

Solo llevaba una lencería que parecía no verse a través del vestido, pero que cubría todo lo que debía ser cubierto, pero tenía corte cola less y le llegaba a la línea de la cintura alta, pero no se dejaba ver en el escote del vestido. Tomando sus nalgas la subió contra su pecho y obligó a sus piernas a cerrarse en su cintura. La sujetó allí, mientras devoraba su boca, haciendo que su sabor se mezcle con el suyo y él se vuelva adicto a este.

–despréndeme la camisa y quítamela –le ordenó.

Ella sin decir una palabra o hizo, acariciando lentamente su pecho. Ella no podía entender como con él, ella no tenía miedo y se sentía segura, cuando su rostro y porte deberían estar haciendo que corriera a un lugar seguro, lejos de aquí.

Pareciera que ambos estaban urgentemente necesitados de la caricia del otro y del calor, del cuerpo caliente y sudoroso, de pasión que hace a los seres sentirse completos, alejando la desesperación, del contacto humano a cualquier precio. Una vez que ella desprendió la camisa, él la ayudo a quitársela y sin soltarla la dejó en la cama mientras él volvía a atacar esa boca. Cuando el sonido más desesperado del ser humano que necesita placer salió de los labios de Kyrenia, Azzam decidió que ella estaba para lo siguiente y era dejarse probar en el más glorioso éxtasis, y bajando con sus labios por su cuello, recorrió todo el camino pasando por el valle de sus pechos, adorando esos picos demasiado sabrosos que coronaban estos, haciendo que ella tuviera su primer orgasmo sin siquiera todavía haberla acariciado en su secreto de mujer.

Kirie no sabía qué carajos le pasaba a su cuerpo, pero por los santísimos poderes que ella no iba a quejarse, pues este hombre logró con sus besos y boca lo que su única pareja no logró hacer. Mientras le retiraba de su cuerpo la única prenda que ella tenía, siguió bajando, rozando sus labios por su piel, a medida que ella era descubierta como el más bello regalo. Azzam supo que esta noche él moriría de placer si no la hacía suya, pero antes quería saborear ese elixir que ya su olfato pedía a gritos probar. Cuando por fin descubrió totalmente su cuerpo y arrodillado ante el altar más preciado del placer hedonista, sin permiso ni lentitud, saboreo su más oculto secreto de mujer, saturado del más cálido jugo del placer, que alguna vez él hubiera probado y sido premiado, a cambio él le regaló el más glorioso momento que una mujer disfruta gracias a su partenaire. Mientras tanto, su mano bajaba a su hombría y trataba inútilmente de que se aflojara un poco. Pero la dichosa no quería cooperar y sin otra cosa que hacer, dejó ese sabroso lugar que sus labios acariciaban y sorbían, para subir hacia sus pechos con besos desesperados, para con sus grandes manos enmárcalos y saborearlos mientras se posicionaba para llegar a la gloria.

El arco perfecto del cuerpo complacido y la prensa cálida de Kyrenia más el grito agónico que le regaló, le dijo a Azzam que ella no había tenido placer alguno desde hace mucho tiempo, aunque no era virgen, ella lo parecía. Los cuerpos chocaron en una danza tan divina y antigua como el mejor de los tangos, haciendo que ellos sufrieran el castigo del dios del fuego y de la diosa del placer. Ella volvió a sentir el dolor y la presión que sintió unos minutos atrás cuando él la probaba, pero ahora la desesperación era el triple, pues, con su carne dentro de ella, esto era la tortura más deliciosa que alguna vez ella pudo imaginar gracias a sus libros y mientras el sonido se hacía más fuerte y las miradas suplicaban ternura y que el tiempo no pasara, los cuerpos pedían violencia y avivar más el fuego que los consumía y que los llevó a ambos al cataclismo más placentero que alguna vez vivieron. Los gritos de placer que ambos dieron, sellaron el punto culmine a la pasión que los había consumido hasta lo más profundo de sus almas.

Pero como todo lo que parecía bueno termina, el frío de la realidad se hizo presente, haciendo que ella se sintiera con el terror puro de que su vida había acabado.

Sus cuerpos aún estaban unidos, pues él se había hinchado y tenía miedo de lastimarla, pues, podía vanagloriarse de ello, pero nunca así. Y cuando se desajustó un poco se retiró de ella. Le tendió la mano y aún desnudo le dijo:

–vístete, el show termino para ti, estás a salvo.

Kyrenia no entendía nada de lo que pasaba y se vistió lo más rápido posible, aun cuando ella aún estaba totalmente mojada de sus fluidos mezclados. Y cuando él estuvo listo, abrió la puerta, y lo que alguna vez estaba oscuro y con los espejos abiertos; ahora estaba lleno de luz, los espejos cubiertos y hombres encapuchados por todos lados, llevándose a arrastras a los tres posibles compradores que estaban desmayados. Ella no vio a los otros dos que acompañaban a Azzam, pero sí vio a la tal Selene junto a dos hombres uniformados y encapuchados que sostenían a una furibunda Alisa y le decía:

–tiene derecho a permanecer en silencio. Cualquier cosa que diga podrá ser utilizada en su contra en un tribunal. Tiene derecho a la asistencia de un abogado durante su interrogatorio. Si no puede pagarlo, se le asignará uno de oficio. ¿Entiende usted estos derechos? Alison Madeleine Moore, y por el derecho que la ley de la justicia de los Estados Unidos de Norte América me confiere, usted está deportada con la autorización del gobierno de la República Argentina.

Kyrenia comprendió entonces que ella estaba ante una redada y que en ningún momento ella era víctima, pero entonces ¿Por qué la usó aun sabiendo que esto pasaría?

Selene, habiendo terminado con Alisa, ahora Alison, por lo que Kyrenia escuchó, se acercó a ella y con una sonrisa ladina le dijo:

–tu cara es un poema que está lleno de preguntas y solo puedo decirte que todo lo que pasó allí dentro, fue necesario y que cuando ya estaban en el apogeo solo hice cerrar las cortinas, porque los implicados ya estaban sedados y solo quedo Alison despierta, ya que la droga que consumió anteriormente inhibió el efecto e hizo que ella no cayera en nuestra trampa. Lo siento, ellas –señalando a dos personas uniformadas –te llevarán y te harán un chequeo médico, el cual no es una opción o un pedido sino una orden. Además, que en un rato tú y yo hablaremos. Para ti soy la Agente Porsche y él, quien te poseyó allí adentro, es el Agente Samuel Lukas. Resta decir que nunca nos viste, ¿verdad?

Ella, con el terror nuevamente a flor de piel, solo negó con la cabeza y ante la mirada de Lukas ella partió acompañada de dos agentes femeninas, aunque no se pudiera apreciar, pues estaban cubiertas de un uniforme negro con botas de combate y un equipamiento que parecían de película, pero era real. Kyrenia volvió su cabeza y lo miró, por lo que ella y él creyeron sería su única vez. Pero como todo en la vida, siempre hay una vuelta de rosca y de caminos.