Capítulo 2

Embajada de los Estados Unidos de Norte América, CABA:

Reunidos en un punto de máxima seguridad dentro del señorial edificio de tres plantas visibles, es un antiguo palacete que perteneció a la familia de Ernesto Bosch, quien fuera fue un prestigio abogado, diplomático y político argentino, que se desempeñó, entre muchas otras funciones, como ministro de Relaciones Exteriores y Culto de dos presidentes argentinos, trabajó como embajador argentino en Francia y delegado ante la Sociedad de Naciones. En el año 1917 la familia habitó en su novísimo Palacio Bosch, que era una de las casas más lujosas de la época y que por los apellidos del matrimonio, Alvear Bosch, eran una de las familias más ricas de la elite porteña de aquel entonces. Pero en el año de 1929, a causa de la Gran Depresión, debió venderlo al gobierno de Estados Unidos, quien lo compró como sede de su embajada en Argentina y desde entonces lo han visitado varios presidentes y sus familias, además de varios mandatarios.

Hoy, en una de esas oficinas, el grupo de cinco hombres que forman un grupo especial de los Seals de la Marina de los Estados Unidos, llamados Team Six Wolf Shadow, recibían la información de los quince traficantes que en este momento estaban en el país y que debían ser traídos con vida a la embajada para ser extraditados a USA por diferentes causas, entre ella venta de armas, narcóticos, trata de personas y otras cosas más.

Ellos estaban muy concentrados, escuchando en donde se encontraban estos delincuentes, y en que diferentes puntos del país se llevarían a cabo las operaciones de detención, confiscación de pruebas y traslado de los objetivos y sus cómplices. La planificación era exacta, pero nada de lo que el ser humano hacía o hace era o es perfecto, por lo tanto, todo podía tener una falla o dos y para eso, estaban trabajando en las posibles contrariedades y posibles fallas para llegar al objetivo final. Por ese mismo motivo y de ser necesario, estaban autorizados a dar punto final a quien se resistiera.

–no me importan los cómplices, pero a estos los quiero vivos, de ser muy, y digo muy necesario –dijo uno de los comandantes superiores, remarcando el último “necesario” –podrán matar al buscado. Pero en un 99,99 por ciento quiero a todos vivos.

– ¿el uno por ciento?

–solo si es que tu vida corre peligro y a ti –Dijo otro de los comandantes en jefe porque eran tres, señalando a Eskol quien tenía la boca “como una media” –te digo que no mates a ninguno de los implicados.

–haré lo que mejor pueda.

–harás todo, lo que puedas no sirve y menos contigo

–Lo lamento comandante, pero esta vez voy a estar de acuerdo con Eskol, haremos lo que podamos, ese hijo de puta no solo trafica drogas, también mujeres y niñas. –dijo Azzam quien no era muy fan de Eskol, pero cuando tenía que apoyarlo o apoyar a sus demás compañeros lo hacía.

–Escuchen, sé que esto que decimos es muy difícil, pues tendrán que convivir con esas lacras, pero los queremos vivos para lograr llegar al objetivo final, que son los tres verdaderos cabecillas de esta mega organización. –dijo el tercer y último comandante, además señalo con su dedo índice una foto –En especial a este lo quiero vivo, pues él tiene a mi hija.

–cállate… –dijo el primer comandante al tercer, pero este le negó con la cabeza y con lágrimas en sus ojos. Akram y Azzam sabían que este hombre no mentía y les sorprendió ese llanto silencioso.

–Encuéntrenlo y tráiganlo con vida para saber que fue de ella. –dijo con odio y dolor aberrante.

–Perdón mi comandante, –dijo Eskol mirando al que habló ordenando silencio –cierre usted su jodida boca y usted tiene una foto de su hija para poder rastrearla en estos allanamientos.

La foto que le fue entregada era la de una joven mujer de cabellos negros azabaches, ojos verdes, tez canela clara y un cuerpo de infarto, herencia genética de la madre italiana de la chica. Eskol le paso la foto a Azzam y este escaneo la foto y se la devolvió al comandante, quien con añoranza la puso en el bolsillo superior izquierdo de su chaquetilla de combate.

–quiero respuestas y tráiganlo vivo.

Horas más tardes, ya siendo casi la media noche, Azzam tiene un posible servidor de donde obtener información por esa joven. Encontró varias páginas pornográficas en donde se ve a una joven con la misma marca de nacimiento que según los registros médicos informaban que tenía en la parte superior izquierda de su cadera y era un lunar que en futuro podría ser cancerígeno. Las imágenes eran relativamente nuevas en donde se podía ver a la joven siendo forzada en gangbang de cuatro hombres mientras otra soportaba a cinco, al parecer la que ellos buscaban, había recibido un castigo bastante repugnante anteriormente, pues, aunque maquillada, se veían marcas de moratones. Él tenía un alter ego en la “red profunda” y había ayudado a varios hackers a refugiarse en países neutrales sin deportación, en donde podrían trabajar y robar información desde los rincones recónditos de la internet.

Amenaza de por medio, Azzam logró que el hacker que había elegido para esta misión le encontrara información y no fue para nada buena. Aunque en el mundo del tráfico, ¿Qué podría ser considerado bueno? La cuestión era que un sub gerente de este grupo de traficantes era un reconocido propietario de una agencia de modelos internacional y que desde hace un tiempo se radica aquí en Argentina. Por lo tanto, si lograban sacar información y arrestarlo, la deportación sería fácil, ya que el presidente de ese entonces, no podía guardar de Azzam, ningún secreto. La extradición era completamente segura.

Bastián, Eskol y Azzam, se metieron en la agencia de modelos, enviados por otra agencia para hacer una serie de fotografías en la que ellos estarían de espalda a la cámara y en la que las modelos serían figura principal, ellos llevarían unos pantalones vaqueros y su torso descubierto. Por lo tanto, a ninguno de ellos se le vería el rostro y al no tener tatuajes en la espalda ni cicatrices, sería una espalda más entre miles. Las sesiones comenzaron cuando las modelos llegaron y después de una serie de ajustes a los trajes, todos demasiados sugerentes para la paz de los tres, porque algunas de las modelos no tenían nada de “flaca esquelética”. Por lo tanto, Bastián y Eskol estuvieron luchando con sus miembros para que no hagan un triste espectáculo. “Maldita misión” se dijeron, pero Azzam estaba de más tranquilo, él no sentía necesidad de nadie y no es que no le atraía el olor de ninguna, para él, el sexo era solo un descargo y el amor un cuento lejano y maravilloso. Solo el amor que su madre tuvo por él valía, al menos por ahora. Las mujeres para Azzam eran un momento y ya, pues él no es que fuera machista empedernido, es que a su lado y con su trabajo, serían “un muerto con diadema” y él no cargaría con eso en su conciencia, ni alma.

Las modelos pasaron una tras otra y ellos posaron para cada una, pero la última quien era la de la imagen principal, estaba prácticamente desnuda y estaba totalmente pintada de dorado, su cabello tenía un peinado recogido en diminutas trenzas y el tocado que llevaba era una continuación de dicho peinado, dándole un aire de reina de africana o egipcia de cuento.

Cuando Kyrenia se acercó al set, ya hacía cinco horas que la sesión había comenzado y ella estaba siendo arreglada para la suya, en la que debía posar apenas cubierta con un íntimo dorado y unas pezoneras, ya que en sus manos llevaría un par de cetros en forma de sol y luna que cubrirían sus pechos bastante agraciados por unos cien de contorno que enmarcaban perfectamente su escultural cuerpo. Los hombres que debían hacer de sus “guerreros” estarían de espalda y no se les vería el rostro, sin embargo, esos cuerpos en verdad habían sido para que la mayoría de sus compañeras suspiraran, pero ella no lo creyó hasta que lo vio con sus propios ojos. Pero nada ni nadie, preparó a Kirie (como la llamaban sus amigos cercanos) para una de esas moles atroces llenas de testosteronas y que en sus músculos marcaban un trabajo muy duro que no era de gimnasio solamente, pues en sus años de vida, sabía que sus tíos militares y trabajadores del petróleo otros, tenían “lomos” similares. Además, algo en su piel le decía que uno de esos hombres parecía ser algo más.

La belleza que irradiaba su presencia no pasó desapercibida para Eskol y Bastián, pero para Azzam fue como si un rayo atravesara su columna vertebral y lo electrificara su piel, el perfume que llevaba era uno de lavanda, limón, menta y algo más que lo puso a mil. Su miembro había tomado vida propia y para Azzam fue un momento vergonzoso, pues, nunca le había pasado. Su piel se erizó y su pecho gruño bajó.

–maldita sea cálmate de una vez. –ordenó Eskol.

–no sé qué me pasa, es su cercanía. –dijo Azzam.

– ¿has tenido tu calor? –preguntó Bastián

–no me preguntes lo que no se, sabes que cuando pasa siempre me duermen. –por primera vez en tantos años, Azzam estaba muy convencido que él debería, al menos una vez, sufrir el dichoso calor y saber de qué se trataba.

–mierda… –dijeron Bastián y Eskol a coro.

–escúchame bien, solo trata de calmarte cuando estés alrededor de ella y te conseguiré a alguien para que te ayude. –dijo Bastián.

Algo en el interior de Azzam rabio y se enojó mostrando su brutal descontento al punto de que le cambiara la voz y el color de ojos, y lo dijo sin medir consecuencias.

–la quiero a ella.

–no me hagas golpearte aquí, denegado y cálmate ya o arruinarás toda la misión. –dijo Eskol.

–mierda ¿Cómo lo hago carajo? ¿No sientes su olor exquisito?

–o mierda, Eskol estamos jodidos. Muy jodidos. –aseguró Bastián mientras trataba de pensar en cómo arreglar esto.

–no sé qué mierda te pasa con la hembra, pero voy a destrozar tu jodido pellejo si no logramos dar con la hija de general, ¿recuerdas los videos? –él no quería ver en su memoria el sufrimiento agónico de la chica y afirmó con la cabeza –bien, entonces cálmate y has este puto trabajó bien.

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