Luego de la charla con los peones y de informar la planificación laboral para el día, Jaime, Leticia y Lucia charlaban con las otras mujeres de la estancia, en el hall de entrada, cuando el ruido de dos camionetas los pusiera en alerta.
El estruendo del motor se hizo sentir como si se tratara de una sentencia y ella iba a ser de dolor y verdad. El paso de los vehículos decía que quien o quienes venían no eran de aquí y por ende había dos opciones. Una era que visitantes se habían perdido, o la segunda era que había llegado sin avisar el patrón.
Lucia vio como dos camionetas Heavy Duty, una de color negra y otra roja, ambas de doble cabina que ingresaban por la tranquera de la estancia, siendo escoltada por cuatro peones a caballo que los guiaban como escolta.
Dentro de las camionetas la vista del lugar los sorprendió a todos por igual, ya que la última vez que habían venido, este lugar estaba casi en ruinas y aunque fue hace muchos años, no podían creer como se veía hoy.
Una infernal visión de poder, estremeció el cuerpo de Lucia, puso en alerta a Jaime y a Leticia le dio la certeza de que hoy no saldría temprano de su laboratorio. Cinco hombres, antinaturales, se apearon de las dos camionetas. Eran soldados rastreadores y su entrenamiento con los Seals, los convertían en un soldado casi perfecto. Sin embargo, sus temperamentos los habían llevado a este grupo en el que ninguno de los dos quería estar, sin embargo, aceptaron. Ellos habían sido los primeros en entrar al grupo de investigación, ya que era el ultimátum. El grupo de investigación o la baja con deshonor y cadena perpetua en Guantamo.
De la camioneta roja bajaron tres hombres. Dos de ellos eran hermanos mellizos. Akram y Bastián Bullan, eran los dos más destacados en este grupo de cinco hombres, eran soldados rastreadores y su entrenamiento con los Seals, los convertían en un soldado casi perfecto. Sin embargo, sus temperamentos los habían llevado a este grupo en el que ninguno de los dos quería estar, pero aceptaron. Ellos habían sido los primeros en entrar al grupo de investigación, ya que era el ultimátum. El grupo de investigación o la baja con deshonor. Ambos median uno noventa, pesaban cien kilos y tenían ojos grises, pero allí terminaban lo parecido por el hecho de que uno era de cabellos rubios, casi blancos, el otro era de cabellos negros.
Azzam Gregory Lewis era el técnico en comunicaciones y computación. Tenía además el rango de cazador y francotirador de elite. Hablaba cinco idiomas y tenía un doctorado en relaciones internacionales, era decidido y dedicado. Su único problema era que tenía tendencia a ser un ermitaño y la mitad del tiempo se escondía de la gente, solo con este grupo se sintió en familia y podía trabajar al cien por cien. Medía uno noventa y ocho y pesaba alrededor de los ciento cinco kilos. Sus ojos celestes paralizarían a cualquier mujer y su pelo era castaño oscuro, tirando casi al negro.
De la camioneta negra bajaron dos y por lejos eran los más aterradores.
Martyia Grossman era lo que su nombre gitano indica “Espíritu de la noche o ángel de la muerte” era el primero en salir a cazar y era el último en retirarse. Tenía la función de ser quien organizaba al grupo, pero no lo hacía así. Según él, esta unidad era un todo y entre todos programaban las operaciones y salían juntos a su ejecución, pero al momento de ejecutar la muerte era su dedo quien lo hacía efectivo. Su mayor destreza, era la facilidad para desplazarse sin ser visto y el peor defecto, era el ser un cabrón de primera cuando él creía tener la razón. Medía dos metros y pesaba ciento cinco kilos. Sus ojos eran grises casi plata y su pelo negro con betas grises le daba un aire de modelo de revista.
Eskol Thompson era el líder de este grupo, junto con Martyia eran los que decidían que, y quién hacía que cosa o función, era el alfa y su palabra era ley, aunque siempre escuchaba lo que sus colegas decían y opinaban durante una planificación. Era el más corpulento de todos, ya que su altura era de dos metros cinco y pesaba ciento dieciséis kilos, sus ojos verdes y su cabello negro azabache lo hacían de temer, además de su temperamento volátil que lo había metido en demasiados problemas.
Todos estos hombres venían con un pack de seis por abdominales, un físico trabajado y duro como una piedra, sus rostros estaban marcados a fuego por las batallas, el cansancio, el dolor y la muerte. Todos tenían un secreto en común que Jaime detecto enseguida y Leticia debería ocultar.
Cuando estacionaron, los ojos de Lucia se abrieron como platos y ella no podía creer que fueran así de grandes. Y aterradoramente imponentes. Los tres que venían en la roja eran Akram al volante, Azzam de copiloto y detrás de ellos Bastián. En la negra Martyia y Eskol al volante.
Lucia tembló cuando las puertas se abrieron y mostraron a su Némesis.
No. Esto no podía ser, ese hombre no podía estar aquí. Estaba muy diferente a aquella noche, pero ella lo reconocería en cualquier lugar y seguía siendo aterradoramente imponente. Lucía solo asintió con la cabeza cuando Jaime le dijo que debía saludar al recién llegado y que no era otro que el dueño de la estancia. Ella no dijo una sola palabra, aun cuando su nuca se le enfrió y sus vellos se le pararon.
Jaime se acercó y habló con cordialidad y solo recibió a cambio un movimiento de cabeza de Eskol y la vista clavada en la dirección donde estaba parada Lucia.
Jaime y Eskol cruzaron sus miradas y fuertes gruñidos salieron detrás de sus gargantas, cuando este le preguntó por la mujer allí parada y Jaime pensó que hablaba de la mujer rubia al lado de la hermosa morocha de quien en realidad estaba interesado él.
Casi se habían puesto cuerpo a cuerpo, cuando dos pequeñas manos chocaron contra sus pechos gigantes y ambos miraron hacia abajó.
—Recuerden, señores, que como capataz de esta estancia mi deber es mantener el orden y la paz. Si tienen algo que arreglar, lo arreglaran en “la cueva”.
Lucía, con la cabeza agacha, sus brazos extendidos y sus manos tocando ambos pechos calientes al tacto, ordenó.
—Por el momento vos Jaime te irás a trabajar en las tierras de al lado con Tony, yo me encargaré del patrón.
De la nada apareció a su frente Leticia, quien le dijo:
—Yo no hubiera hecho eso, jamás me interpondría entre dos alfas. —Luego, mirando con amor y mucho reproche a Jaime, le preguntó. — ¿Recordás Loby que los empleados no saben quiénes ni que son ustedes? —los ojos de Leticia subieron para chocar con los de él, suplicándole calma.
Jaime trató por mil veces de calmarse y bajar la adrenalina. Entonces le respondió:
—Odio, cuando tienen razón, ellos no lo saben.
Lucia entonces se volvió a mirar al patrón y malditas veces si no era una mole. Una suspicacia se le cruzó por la mente “debería comprarse una rodilla de titanio para calmar a este hombre” Lucía entonces le preguntó al que tenía enfrente:
—¿Usted es…?
Con algo más que respeto, pero con la adrenalina por las nubes, él le respondió:
—Thompson Eskol, comandante de la Marina de los Estados Unidos team Six Shadow Wolf. –el asombro de Eskol al volver a verla, fue enmascarado por una cara de rabia al ver que ella se metió entre ambos.
—De ahora en más, será el patrón Thompson y tendrá que comportarse, usted es grande y fuerte, peligroso y muy hábil, pero yo sé cómo matarlo de una sola vez. No me provoque y haga silencio. Dele la mano a Jaime y disimulen.
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Comments
Tere Roque 🇨🇺
x casualidad akí se refiere a la base k tiene EEUU,la base naval de Guantanamo, en la porción usurpada al territorio cubano, en nuestro ¿¿¿ Oriente??? es ha ésa base k hace referencia la novela ahí ¿¿¿🤷🏼♀️🤦🏼♀️ ???
2024-10-02
0
Albalu HS
muy interesante👌
2023-07-26
3
Irma Ruelas
❤️❤️❤️❤️
2023-01-27
0