capítulo 5 parte II

Diez días después, provincia de Córdoba, Córdoba Capital.

En un restaurante ubicado en la 27 de abril al 600, la reunión entre unos pseudo traficantes se desarrollaba a toda marcha y a vista de todos. Nada de lo que te muestran en las películas. Aquí las cosas se hacían a la vista de todos. Bastián y Eskol junto a Selene están reunidos y ellos negociaban el pacto de lo que sería la entrada al círculo cerrado de este grupo. Ninguno de los traficantes sospechaba que ellos no eran como ellos y les sirvieron información valiosísima de los demás implicados en esta mega operación, y en Buenos Aires, Azzam escuchaba todo por los micrófonos ocultos en cada uno de ellos tres. Ya tenía ubicaciones exactas de en donde estaban escondidas estas lacras y lo que parecía ser un trabajo muy fácil que llevaría un año, de pronto se convirtió en algo que le llevaría alrededor de tres años y no había forma de que se fueran pronto de Sur América. Eso a Azzam no le gustaba nada, pues a cada día que pasaba el hambre voraz por Kyrenia lo estaba volviendo loco y su encuentro “con la señora palma y sus cinco adorados hijos” no estaba funcionando para nada y él luchaba terriblemente para evitar ir devuelta a su encuentro.

Kyrenia no se encontraba en Argentina, estaba participando del famosísimo evento en la Escalinata de la plaza Piazza Spagna con iglesia de la Trinità dei Monti de fondo, en donde reconocidos modistos como Armani, Versace y Valentino y otros muchos más, habían dado la gloria de la moda a esa escalinata de 135 peldaños que vio bellezas como Noemí Campbell y Claudia Schiffer.

Hoy estaba haciendo una sesión de fotos para una reconocida marca de ropa y zapatos, que tenía el respaldo de la revista Elle y era quien organizaba esta sesión. Llevaba un hermoso vestido de gaza y seda de color melocotón y el sol resaltaba sus rizos rojos. El calor en Italia era terrible, y habían tenido que cambiar el horario de la sesión de fotos, pues durante el día era imposible hacer las tomas necesarias, así que habían optado por hacerlas al amanecer y al atardecer, y la elección que hicieron fue maravillosa, pues cada toma era mejor que la anterior y esta era la última que harían, dando por finalizado el trabajo.

Estaba feliz de que se terminara esto, pues había estado trabajando bajo presión, porque no se encontraba para nada cómoda. Había sentido todo el tiempo como si alguien la estuviera vigilando y como si la acecharan desde las sombras y la vigilaban como si fuera un engendro al que debían dar caza. Parecía que ella era la actriz de una película barata en la que la persiguen para acabarla. Pero lo que ella no entendía, era el porqué. Solo había estado con Samuels (Azzam) y no tenía ningún otro hombre en su vida. Es más, estaba segura de que ni siquiera a él lo tenía. Sin embargo, ella seguía sintiendo que la perseguían y estaba aterrada. El aplauso final de todo el equipo de fotografías del set, había declarado el fin de esta sesión y ella ya podría regresar a la Argentina y sentirse tranquila, pues aquí no lo hacía. Ya había guardo todo su equipaje y las prendas que los diseñadores le habían regalado para estas sesiones de fotos y desfiles, así que solo tendría que llegar al hotel y cambiar el horario del vuelo para volver lo más pronto a casa. O eso creía.

Cuando llego al hotel, pidió la llave de su cuarto y al acercarse al ascensor, sintió que la muerte la rondaba y un escalofrío erizo su piel y envaró su columna. Se apresuró a entrar a su habitación creyendo que allí estaría segura, pero lo que vio la dejo totalmente estupefacta. Cinco hombres de gran tamaño estaban frente a ella y uno de ellos la tomó del brazo y tapo su boca.

Uno de ellos, al parecer el jefe, habló en español un poco italianizado, pero que era claro y muy firme.

– ¿Quién eres y que haces en mi territorio?

El terror era palpable para ellos, la mujer no podía engañarlos con artilugios de perfumes. Extrañamente, esta mujer no usaba los mismos y era el olor aberrante del miedo, el que los embargo a los cinco casi ahogándolos

–Soy Kyrenia Elizabeth Giménez, soy de Argentina y soy modelo de alta costura. No sé qué hacen aquí.

Ella sabía que estaba hablando de más, pero el miedo le hizo largar las palabras al viento.

– ¿Quién es el lobo que te tomó?

La cara de espanto que pudieron ver cuatro de los hombres y el quinto, que la sostenía, sintió el tensar del cuerpo de la mujer, en respuesta a tan estúpida pregunta, le hizo claro a todos ellos que era una víctima más de esos engendros que buscaban inútilmente.

–puedo ser modelo, pero no soy tonta y la zoofilia no es de mi agrado y menos con un lobo.

– ¿me crees estúpido? –preguntó el que al parecer era el jefe.

–No lo creo estúpido…señor, pero creo que se ha equivocado conmigo.

Se acercó peligrosamente, haciendo que el miedo pareciera terror o talvez era exactamente eso. Terror puro por ignorancia. Le olió el cuello y mirándola fijamente a los ojos le dijo:

–yo nunca me equivoco y menos en mi olfato, apestas a un lobo alfa que no es de esta tierra.

–le juro que yo no estado con ningún animal, eso es repugnante.

La mujer no mentía y los cuatro restantes gruñeron como si se comunicaran en forma secreta. Para apiadarse de la tonta mujer plenamente humana, uno de ellos habló sin impórtale la tunda que se llevaría después.

–no tiene marcas solo su olor, al parecer es verdad lo de los híbridos.

–maldita sea, ¿Qué hacemos con ella, jefe? –dijo otro de ellos, que estaba reacio a dejarla viva, pero sabía que si la mataba tendrían grandes problemas legales. Esa mujer era muy famosa aquí en Europa.

– ¿Cuándo regresas a la Argentina? –el jefe preguntó un poco enojado, pero entendiendo a sus hombres, ambos abogados muy profesionales.

Con voz quebrada, Kyrenia contestó:

–si puedo cambiar mi pasaje de avión, esta misma noche.

–hazlo y lárgate de mí territorio, y no vuelvas nunca. Veo que no mientes y que no sabes el peligro que corres, pero voy a perdonarte esta vez. No habrá una próxima

La risa histérica de la mujer les dejó claro que no tenía idea de lo que ellos estaban hablando.

–maldita sea no entiendo un carajo… ¿Qué quieren de mí? ¿Quiénes son?

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