『Capítulo 7』

Las estrellas se apagan,

las personas cambian,

la guerra comienza,

y así mismo la sangre se riega.

El destino fue decidido,

 en el...la destrucción,

o la reconstrucción,

de aquel reino caído.

¿lo dejaras pasar?

¿o lo modificaras?

¿Cuál es el precio que estás dispuesto a pagar?

¿Cuánta sangre vas a derramar?

✽◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈✽

Cabalgamos hasta el amanecer pasando a través de diversos pueblos unos más ricos o más pobres que otros, hasta llegar a la capital del reino, de Stellae, los colores deslumbraban, la majestuosidad de las prendas que vestían los nobles y las joyas que portaban esta es la primera vez que veo algo así, tanta riqueza en un solo lugar, sin embargo en la frontera solo se encuentra la hambruna y la ruina.

Baje un poco mi rostro al notar cómo las personas no dejaban de mirarme, me sentía demasiado vulnerable, no es lo mío ser el centro de atención,  decidí observar a Maxim, su capa cubría su rostro sin embargo se mantenía con esa postura perfecta digno de un noble.

Me sorprendió que nos acercaremos cada vez más al palacio, aquel lugar del que solo podía ver un poco desde mi hogar, el cual he dejado atrás.

El palacio de los NIGHTMARE  de los regentes, el lugar se alzaba imponente con sus colores resplandecientes, las rosas de plata que escalaban hasta las puntas y las banderas ondeantes de colores carmín, el azul profundo al igual que la noche que cubría por completo las paredes del recinto, y los cientos de guardias que se encontraban en la muralla que separaba de la capital. Súbitamente Maxim se detuvo frente al portón.

Con su mano derecha realizo una señal extraña, inmediatamente pudimos acceder al lugar, tomó las riendas y avanzamos por los hermosos jardines, rodeados de rosas de distintos colores, sin embargo una en particular llamó mi atención,  se trataba de una rosal de color carmín, el cual aprisionaba un árbol de cerezo, las espinas y rosas se mezclaban con su tronco perforando y retorciéndose entre este, sin embargo el árbol aún seguía produciendo flores, "no por mucho" pensé sin más.

De nuevo nos detuvimos sin embargo esto fue a pocos metros de llegar a la puerta principal de el palacio, Maxim me bajo del caballo y entregó las riendas a un joven que se apresuró corriendo a recibirlas, toda esta situación me resulto sumamente extraña.

Mientras divagaba en ello, Maxim tomo mi mano y se dirigió al interior, pasamos por una puerta perfectamente tallada de rosas con espinas de plata, al cruzarla hallamos una perfecta fila de personas a la orilla de la gran alfombra roja, inmediatamente después de poner un pie en el lugar dijeron al unísono "Bienvenido su majestad, el príncipe heredero", mis ojos se abrieron con sorpresa e incluso mi mente se quedo en blanco, este fue el momero en el que todas mis dudas se dispersaron.

El siguió caminando, casi arrastrándome ya que por los nervios mis piernas estaban algo temblorosas, me sentía desorientada en un lugar tan grande, tantas puertas y tantos pasillos empezaban a marearme, hasta que por fin llego a una habitación, con una puerta realmente grande, se detuvo.

-Padre, me permite entrar-Su voz era suave sin embargo llena de seguridad.

Desde dentro se puede escuchar una afirmación, los sirvientes se apresuraron a abrir la puerta revelando su interior, la habitación era majestuosa llena de luz, con una cama en el centro llena de almohadones y mantas de seda, en ella se encontraba un hombre mayor, el blanco cubría sus cabello y sombras oscuras se amontonaban bajo sus ojos oscuros, Maxim se acercó conmigo, hasta quedar a un lado de su padre, del REY.

-Padre necesito informarle de un acontecimiento importante-Su expresión se torno muy seria.

-Tan importante que ni siquiera me saludas después de irte estos días-El rey sonrió suavemente mientras sus ojos se enfocaron en el, una mirada llena de cariño, una que no volveré a ver para mí. Los sirvientes que se encontraban en la habitación dieron una reverencia y salieron.

-Disculpe majestad, espero que su salud mejore-Se inclinó, sin embargo pude notar que su cuerpo se encontraba algo rígido.

-A mi también me da gusto verte, pero, ¿Quién es esta jovencita?-Se volteo a verme, y por un momento me paralice de miedo.

-Ella es Alisha-Me jalo al frente, intente hacer una reverencia igual de perfecta que la de las demás personas que había visto, sin embargo, estoy segura que fue un desastre-mi futura esposa-anunció cuando me había incorporado.

-¡¿QUÉ?!-La voz del rey fue de completa ira, no quedo nada de esa expresión amorosa,

-Como ha oído su majestad-Ni siquiera se había inmutado, sin embargo yo empezaba a temblar de miedo.

 -Ni siquiera es una noble-Su voz se calmó un poco pero sus expresiones seguían igual.

-No veo por que eso deba de importarle- Su voz se volvió algo grave denotando su evidente enfado.

-He cumplido todos tus deseos, sin embargo, me niego a aceptar esto-Se volvió a colocar entre los almohadones sereno.

-Además todo el consejo tendría que estar de acuerdo, al menos la mayoría, y tu ni siquiera te has involucrado en tus deberes como próximo regente, así que eso seria completamente imposible- Al mencionar lo último su voz tuvo un deje de reproche.

-Hmp-Fue lo único que surgen de los labios del príncipe heredero.

-Sin embargo podrías tomarla como concubina- El regente mostró una sonrisa burlona a ambos.

-Para eso no necesitas la aprobación del consejo, y no dejarías al reino en vergüenza- Me observo atentamente.

-Entiendo su majestad, si así lo decidió, no puedo oponerme- Enuncio, mirándolo con reproche.

-Con su permiso- Tomó mi mano y la estrujo con demasiada fuerza, mientras nos dirigíamos a la salida con pasos largos.

Una vez fuera siguió caminando al frente de mi, pasamos por más corredores largos y cortos, todos del mismo color carmín. Hasta que por fin se detuvo frente a otra habitación, entramos, sin embargo esta no era tan extravagante como la anterior, tenía un toque más sencillo, sin embargo aun así, era preciosa. Cerro la puerta, soltó mi mano  y caminó hasta quedar al frente de una ventana, soltó un suspiro que resonó en toda el lugar y habló.

-Bueno ya sabes que sucedió, así que no me queda otra opción más que seas mi concubina, sin embargo, cuando ascienda al trono te prometo que tendrás el lugar que te pertenece- Me miro, y en sus ojos podía percibir como suplicaba por que aceptara.

-No te preocupes además ya has hecho mucho por mí-Me acerqué a él y tome ambas manos entre las mías.

-Informare a el consejo de esto- Besó el dorso de mi mano y mostró una sonrisa.

-Ahora todo el reino sabrá que me perteneces-Por alguna razón, esas palabras produjeron en mi aun extraño temor...un miedo a lo que pasará de ahora en adelante.

 Ahora en este lugar completamente nuevo ¿tendría que pasar el resto de mi vida? aun sintiéndome sofocarme a cada momento.

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