En tu infierno
Capítulo diecinueve
Traté de tomarlo con calma y no ponerme nerviosa, o por lo menos no demostrárselo. Cuando lo hice investigar no habían encontrado mucho, no parecía ser de los que se arriesgaba a estar fuera de la ley. Así que ignoré el hecho de que había entrado a mi casa sin mi permiso, que había revisado mis cosas y que también había llevado consigo un dispositivo para que mi teléfono celular no tuviera señal. Intenté que esa información no me afectara.
Me fui a mi habitación para cambiarme, como si todo estuviera bien. No tenía que permitirle saber lo preocupada que estaba. Por lo que, aunque no me gustaba la idea, coloqué en mi mente el permiso para tratarlo como a un amigo.
Me saqué la camisa, al darme vuelta para colgarla, lo vi parado en la puerta, estaba mirándome. Creía saber qué era lo que quería e iba a dárselo. Me saqué los pantalones y fui hasta el armario para tomar el pijama y ponérmelo. Él entró al dormitorio, se acercó a mí y me preguntó a qué estaba jugando.
—Eres tú el que entró a mi departamento sin una invitación. El que está jugando aquí no soy yo, por ahora. Aunque todavía no me dijiste a que quieres jugar. Yo solo estoy haciendo lo que hago todas las noches antes de irme a dormir —señalé, y me puse un deshabillé de color rosa pálido con puntillas casi transparente.
—Quiero saber que pretendes de mí, nada más —enfatizó él, mientras me acariciaba con sus ojos.
—Estoy segura de que mucho menos de lo que tú pretendes de mí en este momento —dije al ver como no podía quitar su mirada de mis pech*s.
Él quería intimidarme o provocarme, hacerme sentir inferior. Que volviera a ser la chica temerosa con la que había jugado a su gusto durante tantos años. La que lo había amado y había estado enceguecida. Esta vez solo tendría lo que yo estuviera dispuesta a darle.
Tal vez podía tener mi cuerpo si me forzaba, pero jamás volvería a mirarlo con los mismos ojos. Nunca más sentiría amor por él.
—No deberías mirarme así —le inidqué, y sonreí maliciosamente.
—Quiero que me compenses lo del otro día —dijo siguiéndome el juego y me arrinconó contra la pared.
—No es mi culpa que metas tu lengua donde no debes —le aclaré, y puse mis manos sobre su torso para evitar que se acercara más a mí.
Aunque él era más fuerte que yo, por lo que pese a eso me besó. Esta vez fue dulce y no metió su lengua en mi boca. Solo jugueteaba con mis labios como cuando éramos chicos. ¿Por qué lo hacía así?
Acarició mi cuello, y luego lo besó. Todo mi ser comenzó a estremecerse. Hacía mucho que no estaba con un hombre y mi cuerpo empezaba a demostrarme que eso no había sido una buena idea. Poco a poco me fue quitando lo poco que tenía, no solo mi ropa interior, sino mi dignidad. Como lo había hecho años atrás. Aun así, lo dejaría.
Me dio la mano y me llevó al borde de la cama. Me quería convertir de vuelta en su chica de la noche, era tan predecible. Lo que no sabía él era que esto era justamente lo que yo estaba esperando. Ya que mi departamento tenía cámaras, por lo que después de todo, aunque se aprovechara de mí. Yo sería la ganadora.
—¿Por qué te operaste los pech*s si antes estaban bien? —me preguntó mientras deslizaba sus manos entre ellos. Y los acariciaba como si deseará desayunarlos.
—Tal vez, pero ahora están mejor —le dije y puse sus manos sobre mis pequeñas aureolas.
Después de eso ya no pudo contenerse y dejó de hablar para llenarme de besos cargados de deseo. Mientras lo hacía, era fácil notar como el ritmo de su boca iba cambiando y cada vez eran más intensos. Por el contrario, yo no hacía nada. Ni siquiera me movía. Deslizó sus manos sobre mis caderas hasta llegar a mi pelvis, pero se detuvo en mi cicatriz.
Dejó de besarme y de tocarme. Se sentó en la cama y me miró como si quisiera decirme algo. Como si algo de humanidad se asomara por su rostro, pero no. Amadeo ya no era una persona, solo era un ser infernal.
—Date vuelta —me dijo y me hizo poner boca abajo. Levanto mi trasero agarrándome de las caderas. Y después de abrir un preservativo y colocárselo, se introdujo en mí. De a poco; sin embargo, con fuerza.
Vinieron a mis recuerdos de nuestras primeras veces juntos. Cuando quería hacerlo conmigo se ponía tan nervioso que no podía mantener una erección. Algo que disfruté al principio, pero que después comenzó a desesperarme. Ya que en su casa siempre teníamos el mismo problema.
Incluso recordé lo horrible que había sido nuestra primera vez. Mi tío estaba en casa haciendo la cena. Amadeo y yo en teoría estábamos mirando televisión en mi dormitorio cuando empezamos a besarnos. Yo le dije que quería intentarlo y de pie, junto a la puerta de mi dormitorio, él, sin mucha preparación, después de colocarse un preservativo, entró en mí haciéndome sentir que me rompía por dentro.
Fui tan tonta, aceptar ese dolor solo porque lo amaba. Él estaba muy excitado, pero yo solo quería que terminara. Cuando lo hizo nos subimos los pantalones, ni siquiera nos habíamos desvestido para hacerlo. Minutos después mi tío golpeó la puerta y ambos fuimos a cenar sin decir nada.
Amadeo me sacó de mis pensamientos y me devolvió a la realidad cuando presionó en mi interior. Se sostuvo de mis caderas y empujó sin parar. Cuando sentí que ya no podía soportar más la intensidad de sus embestid*s, me agarró del cuello con una mano y puso el peso de su cuerpo sobre el mío. Él era mucho más alto que yo y obviamente más pesado.
Aunque traté de comportarme como un cadáver o una esclava sin emociones, mi cuerpo empezó a reaccionar y me di cuenta de que me había mojad*. Me odié por eso.
—¿Te gusta más cuando te tratan como un pedazo de carne? —me preguntó al oído, pero no le respondí, ya que quedé aplastada por su cuerpo sin poder respirar.
Escuché una risita, se levantó y me dio vuelta. Abrió mis piernas y las puso sobre sus hombros y volvió a meterse dentro mío.
Ahí sí, no pude resistir en silencio, puesto que un estrepitoso gemido salió de mi garganta tras sentir dolor por haber profundizado en mí con tanta fuerza. De a poco me fui acostumbrando hasta que sin darme cuenta yo misma me sujetaba de su espalda para recibirlo.
Autora: Osaku
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 93 Episodes
Comments
Anonymous
Jajajajaja esta mujer lo que da es risa, que poca autoestima tiene y el amor propio lo usa de alfombra jajajajaja
2024-11-19
0
esterlaveglia
estoy en conflicto con el comportamiento de Tania 🥴😵💫🤷♀️
2024-06-07
1
Cinthya Carolina Valdez Arboleda
claro despues de darle el gusto🥵🥵
2024-02-01
2