En tu infierno
Capítulo tres
Llegamos al colegio antes que mis primas. Ya que el autobús daba muchas vueltas. Y al ver la hora todavía tenía tiempo para recorrer un poco el sitio. Amadeo me acompañó y me mostró cuál iba a ser mi salón.
—Te agradezco mucho la ayuda. Sin ti hoy hubiera sido un día difícil —le agradecí y sonreí. Por primera vez desde la noche en la que mis padres murieron.
—Es un placer. Si necesitas ayuda o si te sientes sola en el almuerzo, búscame —me indicó y me dio su número de teléfono.
Habíamos sido vecinos por cinco años y nunca habíamos hablado como ahora. Si esto no era obra de mis padres dándome su amor desde el cielo, no imaginaba cuál podía ser la causa.
Llevé mi documentación a la dirección y el director me miró molesto. Era un hombre alto y con rasgos cansados. Parte de su cabello era gris y usaba lentes. Al parecer también fumaba porque se sentía el olor en su ropa.
—Su tía me dijo que era un problema en su otro colegio. Le advierto que aquí no creeremos ninguna de sus mentiras —espetó de malos modos mientras agarraba la documentación que le pasaba.
—No sé qué le dijo mi tía, pero espero lo mismo que usted —le aseguré, ya que no iba a discutir con un hombre como él.
Después de darme mis horarios me dijo que podía ir a mi salón. Aunque me advirtió que me estaría observando. Caminé por los pasillos que pronto empezaban a llenarse. Ya habían empezado las clases, por lo que estaba segura de que si me sentaba tomaría el lugar de alguien y no deseaba tener problemas, por lo que me quedé en la puerta hasta que sonó la campana y la mayoría entró al salón. Una vez que todos tomaron sus lugares me fijé que pupitre estaba vacío y me acerqué a preguntar si era de alguno de los que estaba ahí.
—Disculpa, ¿está ocupado? —pregunté a un chico que había puesto su mochila, pero se había sentado en otro sitio.
—Sí, ahí se sienta Teo —me aseguró, y le pedí disculpas.
Me acerqué a una chica y le pregunté si el que estaba a su lado estaba ocupado y negó con la cabeza, por lo que me sentí feliz.
—Gracias. Y disculpa la molestia —agradecí de manera amable y me senté. En ese momento entró la profesora y comenzó a impartir la clase.
Pensé que me iba a mencionar, pero no lo hizo. Por lo que me relajé. Era un colegio muy grande y había muchos cursos, por lo que imaginaba que ni siquiera le habían dicho que tenía una alumna nueva.
—Pónganse en grupos de a dos y hagan los ejercicios de la página 28 —dijo la profesora y se sentó a revisar su teléfono.
Si un docente hacía eso en el colegio al que iba antes terminaba sancionado. Ya que nadie podía usar el teléfono en el aula, ni siquiera ellos. Al parecer aquí eran menos estrictos. Eso me ayudó a tranquilizarme. Lo que me había dicho el director me había preocupado un poco. No quería llevar problemas a casa, porque si lo hacía seguramente mi tía lo utilizaría como excusa para tratarme mal.
La chica que estaba a mi lado me preguntó si quería hacer el trabajo con ella y se lo agradecí.
—Muchas gracias, no sé ni por donde vamos —espeté y ella sonrió.
—Tranquila. Si quieres puedo hacer los ejercicios mientras copias lo que dimos en estos meses. La semana que viene empiezan los exámenes —me advirtió.
—Otra vez, muchas gracias. Eres muy amable —le aseguré, y me di cuenta de que había sido muy descortés con ella, ya que no me había presentado—. Mi nombre es Tania. Espero que podamos ser amigas. ¿Cuál es el tuyo?
La chica pareció ponerse nerviosa. Como si lo que yo hubiera dicho le molestara. Por un momento pensé que no me había escuchado, puesto que todos gritaban.
—Lo siento, ¿dije algo malo? —pregunté al ver que seguía nerviosa.
La campana sonó y ella se puso de pie. Me di cuenta de que llevaba el uniforme de gimnasia y me sorprendí. Esperaba que hoy no hubiera esa clase, ya que me llamarían la atención por no llevar esa ropa.
—Disculpen ¿Hoy hay gimnasia? —pregunté a los chicos de atrás mío y todos rieron.
—Tú eres la nueva, ¿verdad? —acotó uno de ellos mientras se cruzaba de brazos.
—Sí, ¿por? —pregunté confundida.
—Ten cuidado con quien te juntas. No se te vaya a pegar lo gay —clamó, y los que estaban a su alrededor empezaron a reírse.
No entendía a qué se refería. Hasta que vi las cosas en la mesa de mi compañera. Sus cosas llevaban su nombre. Bernardo Sumer decían. Había sido una tonta. Traté a mi compañero de mujer y era un varón.
Fui al pasillo a ver si lo encontraba para pedirle disculpas, pero no lo vi. En verdad ese colegio era muy grande. Volví al salón, pero mi compañero no volvió, aunque sonó el timbre. Empezaba a preocuparme por él. Escribí lo que nos habían dado en esa clase y en la siguiente y cuando terminó el periodo de la mañana tomé sus cosas y fui a la preceptoría. Tal vez le había pasado algo y no había podido llevarse sus cosas. Esperaba que fuera por eso y no por mi comentario fuera de lugar.
Cuando por fin encontré la preceptoría, algo que me llevó bastante tiempo, lo encontré ahí. Tenía un golpe en la nariz y le salía sangre.
—¿Estás bien? —le pregunté y me acerqué a él.
—Sí, solo me choqué con alguien y me sangró la nariz —dijo como si estuviera nervioso.
—Ya veo, saliste rápido y tuviste un accidente —dije adivinando mientras me sentaba a su lado.
—¿Esas son mis cosas? —preguntó al ver que llevaba su mochila.
—Sí, es que pensé que había dicho algo fuera de lugar y habías huido de mí, pero después de que no volviste me preocupé. Por lo que vine aquí y lo bueno es que te encontré —dije feliz de por fin verle—. No quería que mi primera amiga me dejara de hablar tan rápido.
—¿Me consideras tu amiga? —me preguntó ella como si eso la sorprendiera.
—Claro, me dejaste sentar a tu lado, me prestaste tus cosas y fuiste muy amable conmigo en mi primer día —le aseguré sonriendo.
—Escucha Tania, creo que lo mejor es que te sientes en otro lugar en el salón —dijo como si estuviera preocupado.
Aunque en ese momento salió una chica de la dirección y al verla me di cuenta de que era mi prima.
—Espero que tú, maldito fenómeno, tengas cuidado donde caminas la próxima, ya que ensuciaste mi ropa nueva —enfatizó Fernanda, a los gritos sin prestarme atención.
Autora: Osaku
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Comments
nereida Martinez
esos que que suben como palmera y bajan como coco...les llegará su hora y las zorris prima también le llegará su Tate quieto.jjaaa
2024-07-31
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esterlaveglia
no soporto a la gente así 😡
2024-06-07
2
Claudia Caro
en la vida real pasan cosas como está y peores
2024-02-04
2