En tu infierno
Capítulo diez
Admito que me generó cierta curiosidad esa persona. Sobre todo, porque parecía no saber que yo era periodista. Y aunque muchos de mis clientes no lo sabían al principio, siempre terminábamos recordando la manera en la que nos conocíamos. Y la mayoría hacía este tipo de entrada.
Entré en una sala de reuniones esperando ver a la víctima de mi venganza o ver a otro político, pero no. Apareció un hombre que no conocía con un montón de papeles en la mano. Yo dejé mi bolso en la silla al igual que mi abrigo y me senté en la silla de al lado. Sabía que me iba a hacer firmar algún documento de confidencialidad. Ya estaba acostumbrada a ese tipo de cosas. Me hizo un par de preguntas, leí los papeles que me dio y después de que los firmara, se fue.
Los documentos decían que yo aceptaba no hablar sobre lo que pudiera pasar en esa habitación o perdería todos mis bienes. No muy diferente a otros que había firmado antes. Esperé alrededor de una hora, pero nadie vino. Cuando me cansé de estar ahí sentada sin hacer nada, agarré mis cosas y abrí la puerta para irme. En ese momento me quedé helada. Estaba en la puerta, ese maldito desgraciado de Amadeo.
—Tania… Tanto tiempo —aseguró y sonrió con sus hermosos dientes blanqueados. Ya no tenía las paletas torcidas. Ahora eran todos perfectos, al igual que su vida pública con su preciosa esposa.
Cuando salían en televisión se los veía como si fuera el futuro presidente de la mano de la primera dama. Me asqueaba verlo ahí mostrándose tan perfecto, siendo que no era más que un parásito, escoria de la sociedad. Se casaron casi un año después de dejarme y decirme que el matrimonio y la familia no eran para él. Por supuesto que no lo era conmigo, pero sí con una princesita hijita de un empresario poderoso.
—Perdón, pero me estoy yendo —indiqué y traté de salir; sin embargo, se interpuso en mi camino bloqueándome el paso.
—Se supone que venías a verme a mí —reclamó Amadeo sonriendo, resaltando lo asqueroso que era su egocentrismo.
—Peor aún entonces —espeté y me alejé de la puerta, ya que se me venía encima.
Como si fuera su casa, entró en la habitación y cerró la puerta. Supongo que creía que me tenía acorralada.
—Estás hermosa, así vestida —expresó y se acercó a una de las sillas y se sentó como si nada, haciéndose el importante.
Cuanto había cambiado. ¿Dónde habría quedado el chico del beso sorpresa? Supongo que murió con sus sueños de ser un orador elocuente y una persona respetable.
—Pensé que el gobernador tenía cosas más importantes que hacer —indiqué y me senté en una silla frente a él.
Demostrándole que no le tenía miedo, y me crucé de piernas dejándolo ver uno de mis portaligas. Si se sentía seguro de lo que mostraba, yo también.
—Solo me da curiosidad saber qué haces por aquí. Aunque veo que no me esperabas. Me da lástima saber que no venías por mí —exclamó Amadeo y vi cómo se les fueron los ojos a mis piernas, como a cualquier hombre en ocasiones similares.
—Tengo cosas más importantes que ponerme a buscarte —le aseguré, aunque la realidad era que estaba justo donde deseaba.
Me acomodé el cabello y me puse de pie como si estuviera por irme. Me miró con severidad y dijo que aún no había terminado. Como el patán que era me hizo señas para que me sentara nuevamente. Si bien, lo hice mostrando desconformidad. Por dentro me sorprendía no poder evitar hacer lo que me había pedido después de tanto tiempo. Una parte de mí recordaba a ese despreciable tipo que me dominaba, siempre el mismo controlador. Al parecer eso no había cambiado en tantos años.
Me contó que me había hecho investigar durante la fiesta y que no había nada en mi historial. Me hice la sorprendida, ya me había encargado yo de eso. No iba a dejar que encontrara nada malo como para que pudiera dudar de mí. Después de escucharlo, solo hice un gesto de impaciencia y me crucé de brazos.
—Me halaga que te entretuvieras investigándome, pero no. No he hecho nada malo después de que me pediste que abortara a nuestro hijo —le recordé, y su gesto cambio completamente—. Igual no soy el tipo de persona que va a tratar de sacar provecho de eso, ya que no me siento orgullosa de haberte dado el gusto.
Me gustaba verlo así, serio, molesto, incluso impaciente. Aunque esa solo era nuestra presentación. Los próximos gestos que viera en su rostro debían ser más profundos. Poco a poco iría atravesando cada una de sus capas hasta dejarlo al borde del abismo. Le mostraría lo que era el infierno, para eso había decidido seguir con vida, para arruinar la suya.
—Ahora si no necesitas nada más, me gustaría recuperar mi libertad e irme. Me esperan en otro lugar —clamé y me levanté al ver cómo me comía con la mirada.
Necesitaba alejarme de él, ya mis fuerzas se estaban terminando. Por lo que podía cometer errores que no valían la pena. Se levantó y me siguió hasta la puerta. Con fuerza me arrinconó contra la pared y me sostuvo tratando de mostrarme que era más fuerte que yo.
—No sé por qué pese a los años seguimos peleando así —aseguró al apoyar los brazos en la pared. Me quedé inmóvil. Tenía que ser cautelosa—. ¿Te vas con el empresario que viniste o con el tipo que te sacó a bailar primero?
Al parecer me había estado observando. Y como yo no fui a él, esperó hasta que decidiera irme para buscarme. Así que, también estaba tratando de jugar conmigo.
Estando tan cerca podía sentir el olor de su perfume y su respiración asechándome. Su postura no cambiaba como si tratara de intimidarme, como lo hacía cuando éramos adolescentes y eso me causó gracia.
—No te importa con quién me voy. Además, según se estás felizmente casado con una preciosura —dije con ironía y me di vuelta para tenerlo de frente y verlo.
No me daba miedo mirarlo a los ojos, pero al hacerlo extrañamente mi cuerpo empezó a temblar. No pensé que estar tan cerca pudiera causar algo en mí. Después de tanto dolor, aun así, me seguía atrayendo y eso era asqueroso.
Autora: Osaku
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 93 Episodes
Comments
Nereida Hernández montes
no entiendo que fue lo que le hizo eso no lo has contado
2024-11-03
0
nereida Martinez
la ambición lo cambio... maldito Amadeo
2024-07-31
1
Claudia Caro
que desgraciado infeliz eres Amadeo
2024-02-04
4