En tu infierno
Capítulo cuatro
Estábamos con el preceptor cuando este le llamó la atención a mi prima.
—Fernanda, respeta a tus compañeros —dijo el preceptor al verla y después de oírla hablar.
—Lo siento, es que mi ropa quedó arruinada —reclamó ella como si fuera la víctima. Cuando la persona a mi lado estaba con algodón en la nariz y sangre.
—Por favor, ve a clases Fernanda —dijo el preceptor y ella se fue como si estuviera algo molesta—. Brenda, no pudimos localizar a tus padres. ¿Quieres quedarte aquí o te parece volver al salón de clases?
Me sentí mucho más tranquila al saber que yo no era la causa de su malestar. Eso hizo que sonriera sin darme cuenta, haciendo que el preceptor me mirara.
—¿Tú eres Tania? —me preguntó y le dije que sí.
—Traje sus cosas por si las necesitaba —respondí, y le mostré la mochila. No sabía si podía estar ahí.
—Entonces vuelvan juntas al salón —indicó, y le di las gracias al preceptor y ayudé a caminar.
—Qué bueno que te encontré —aseguré con una sonrisa mientras caminábamos.
En ese momento me llegó un mensaje de Amadeo diciéndome que me esperaba en el comedor escolar para que almorzáramos juntos.
—Escucha Brenda, debo pasar un minuto por el comedor. Le prometí a mi amigo que almorzaría con él. ¿Te molesta si vamos? —le pregunté y ella me miró como si algo no le cerrara —. ¿Qué pasa?
—¿Estás segura de que quieres que nos vean juntas? ¿No escuchaste cómo me llamó esa chica? —preguntó ella y yo tuve que decirle la verdad.
—A mí en casa me dice cosas peores. Aunque es gracioso porque es como si fuera la cenicienta, pero sin príncipe azul —dije tratando de sonar graciosa, pero a ella no le causó gracia y se detuvo, por lo que tuve que explicarme—. Fernanda es mi prima. Y ella y su familia se mudaron a mi casa cuando mis padres murieron en un accidente de tránsito.
—Lamento escuchar eso —se disculpó, aunque no debía, parecía sincera.
—Está bien. Mis padres cuidan mucho de mí desde el cielo —le indiqué y seguimos caminando—. Cambiando de tema. ¿Por qué usas el uniforme de gimnasia hoy? Los chicos me dijeron que hoy no nos toca esa clase.
—Es que no me siento cómoda con el uniforme de todos los días —repuso ella un poco avergonzada y sentí que debía hablar también.
—Entiendo. El de gimnasia permite más movimiento. Con estas polleras debes estar todo el tiempo controlando, tener las piernas juntas y es molesto —exclamé mientras le mostraba cómo tenía que moverme y ella sonrió.
—Tania, el colegio no me permite utilizar polleras porque mi género asignado al nacer fue varón y cambiaron mi DNI hace unos meses —acotó ella, y comprendí por qué sus cosas llevaban el nombre de Bernardo.
—Creo que Brenda es un lindo nombre —exclamé feliz de al fin entender lo que ocurría—. No digo que Bernardo no tenga lo suyo, es solo que suena a San Bernardo.
Me di cuenta de que me había desubicado. Tal vez un familiar suyo tenía ese nombre y por eso se lo habían puesto. Qué tonta fui.
—Lo siento. No quise decir eso, es solo que —dije y moviendo las manos intenté disculparme cuando de repente ella empezó a reírse.
—Eres muy graciosa, Tania. Gracias por pedirme que sea tu amiga —dijo ella como si estuviera feliz.
En ese momento llegamos al comedor escolar. Pronto vi a Amadeo, ya que su mesa estaba vacía. Algo que era extraño, puesto que todas las otras mesas estaban llenas o casi llenas. Al verme, me hizo señas con las manos.
—Ahí está mi amigo. Vamos, Brenda —exclamé, porque ella se detuvo.
—¿Ese es tu amigo? —me preguntó ella mientras miraba para todos lados.
—Sí. ¿Algún problema? —pregunté y ella no dijo nada.
Cuando llegamos a la mesa de Amadeo le presenté a Brenda.
—Ella es mi compañera de curso —le dije y él la saludó, y la invitó a sentarse.
—Había comprado un sándwich para dos, pero lo podemos dividir en tres —indicó él, y empezó a buscar la manera de cortarlo en tres partes.
—No es necesario. No tengo hambre —dijo Brenda como si estuviera incómoda.
—¿Te conozco? —le preguntó él—. Te veo cara conocida.
—No creo —dijo ella de manera tímida.
—¿Te sangra la nariz? ¿Estás bien? —le preguntó Amadeo muy amable.
—Sí, solo me tropecé y me caí —dijo Brenda quitándole importancia.
—Pensé que me dijiste, que chocaste con mi prima —le recordé, sin entender.
—Sí. Porque me tropecé. Es una tontería —aseguró ella y empezó a comer.
—Cuídate. Tienes una bella nariz como para que quede toda lastimada —indicó Amadeo de modo amable, y me alegré por invitar a Brenda a nuestra mesa.
—¿Por qué tu mesa está vacía? —le pregunté al notar que nadie se nos acercaba.
—Mis amigos ya comieron y se fueron al entrenamiento. Así que considero que es por eso —dijo y miró su reloj—. Supongo que también debo irme. Si te parece, nos vemos a la salida para volver juntos a casa.
—Claro —aseguré antes de que me diera un beso en la mejilla, para después irse.
Cuando estábamos levantándonos dos chicas se nos acercaron y nos volcaron sus bebidas en nuestra ropa.
—Disculpen —dijo una de ellas y cuando yo les iba a decir algo Brenda me pidió que no lo hiciera.
—Mejor vamos a cambiarnos —indicó Brenda para que nos alejáramos de ellas.
—Mejor corran fenómenos —espetó una y varios de los que estaban ahí empezaron a reírse de nosotras.
—¿Qué fue eso? —pregunté a Brenda.
—Puede ser porque te juntas conmigo o puede ser porque nos acercamos a su intocable —dijo ella mientras buscaba en su mochila ropa limpia.
—¿Por qué estaría mal que esté contigo? ¿Y quién es el intocable? —pregunté con ganas de ir a reclamarles.
—Todos me ven como un fenómeno. Por eso te dije que creía que lo mejor sería que no fueras mi amiga, si no quieres que todos tus días aquí sean horribles —reclamó ella angustiada.
—Escucha esto. Hoy es un día maravilloso para mí. En mi primer día de clases hice una amiga. Y una tan original como tú que ya piensas en mí, me dejaste sentarme a tu lado, me pasaste la tarea, me avisaste que tendríamos exámenes e incluso me quieres cuidar. Considero que eso es mucho para un solo día —le expliqué feliz de haber conocido a Brenda—. ¿Qué más puedo pedir?
—No sé qué decir —exclamó Brenda, sorprendida.
Autora: Osaku
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Comments
Morela Urriola
pero lamentablemente eso sucede aún hoy en día. Ahora lo llaman bullying. en mi época era acoso y cuando llegas a un colegio nuevo eso hacen las acomplejadas y envidiosas. yo lo sufrí pero al pasar de los años me di el gusto de ver a las pobres imbéciles sin estudios ni buena vida. La cual yo había logrado no sólo profesionalmente sino económicamente. Lo lamento pero fue muy ratifica te para mí
2024-09-12
1
Mari Delgado Flores
Gracias escritora, este capítulo es de reflexión, hay que ser respetuosos.
2024-02-28
2
Iris Analia Martínez
Amé este capítulo
2024-01-27
2