Suspensión

En tu infierno

Capítulo siete

Brenda y yo nos salvamos de esos malditos desgraciados. Sin embargo, ambas fuimos llamadas por el director y así mismo nuestros padres. En mi caso mi tía, que era mi tutora. Ya que esos desgraciados entregaron el video en la dirección.

—No puedo creer que una alumna de este colegio se comporte así —espetó el hombre como si estuviera indignado.

—¿De qué está hablando? Ellos querían lastimarnos y Tania solo nos defendió —reclamó Brenda en mi favor, pero su padre le pidió que hiciera silencio.

—No puedo permitir que esto se sepa. Nadie querrá inscribir a sus hijos en nuestro colegio —murmuró el director como si le doliera saber que alguien como yo estaba ahí.

—¿Un colegio como este? —pregunté.

—De nuestro prestigio y con nuestra capacidad de aceptación —mintió el director.

Por suerte para mí, mi tía no había ido al colegio. Por lo que aproveché la situación y descargué mi ira acumulada.

—Entonces usted les ha informado a los padres de Brenda que en este maravilloso colegio que es tan inclusivo no la dejan vestirse en los vestuarios y debe usar el baño de discapacitados para hacer sus necesidades, ya que si entra al baño de mujeres se burlan de ella y si entra al de hombres tratan de lastimarla. Como también que debe traer ropa extra, al igual que yo, por el hecho de que casi a diario en el comedor del colegio, que por cierto tiene cámaras, nos lanzan comida o bebidas —reclamé y el director se puso pálido.

El padre de Brenda era un senador, por lo que él le daba prestigio al colegio llevando a su hija ahí.

—Tania, no sigas —me pidió Brenda por lo bajo y me detuve. No quería causarle problemas con sus padres.

—Hija, ¿eso es cierto? —preguntó la madre de Brenda casi llorando.

—No te preocupes, mamá. Eso no me importa si Tania está conmigo. Ella me ayuda mucho si necesito algo o si alguien nos molesta —indicó Brenda abrazando a su madre.

—¿Usted estaba al tanto del maltrato que alumnos de este colegio le daban a mi hija? —preguntó el padre de Brenda.

—No. Claro que no —dijo el director sosteniéndose la corbata.

—Resuelva esto y asegúrese que estos chicos sean castigados o llamaré a los medios para que sepan qué clase de colegio es este —espetó el padre de Brenda y salieron de la oficina del director.

—Por supuesto. Ahora mismo me pondré a trabajar en eso —dijo el director y cuando estaba por salir me agarró de la mano y me obligó a entrar nuevamente—. ¿Te crees muy lista? Tu tía está viniendo y cuando vea esto te va a encerrar en tu casa por una larga temporada.

Brenda era intocable, pero yo no. En mi intento de defenderla me terminé enterrando a mí. Aun así, estaba feliz por ella. Algunas cosas iban a tener que cambiar si no querían que su padre hiciera problemas en el colegio. Si terminaba encerrada en casa, por lo menos estaría feliz por ella.

—Director —se escuchó la voz de Amadeo detrás de la puerta—. Lo busca el preceptor. Encontraron a los chicos del video.

El director se acomodó la corbata y salió de la oficina, dejándome ahí sola. Amadeo esperó a que se fuera y entró a buscarme.

—¿Qué haces aquí? —le pregunté sin entender.

—Vamos, tu tía está en la oficina del preceptor desde hace unos minutos. Brenda me avisó y arreglamos para que no se encuentre con el director.

Amadeo y Brenda habían orquestado sin consultarme, un plan para que mi tía no se encontrara con el director. Aun así, el preceptor hablaría con ella, por lo que no estaba segura si las cosas saldrían bien. Seguí a Amadeo y cuando llegamos con el preceptor me dejó y se fue a distraer al director.

—Pensé que el director me había citado —anunció mi tía. Era una mujer inteligente.

—Lo sé. Es que en este momento se encuentra ocupado —dijo nuestro preceptor Charlie—. Aquí está Tania, por favor entra.

Charlie me hizo señas y pasé. Me senté al lado de mi tía que se veía feliz y molesta a la vez. Ella esperaba que me llamaran la atención o que me suspendieran. Y para ser sincera, yo también.

—Quiero felicitarla. Tania es una chica muy valiente. Hemos tenido problemas con pandilleros que se disfrazan con el uniforme de nuestro colegio y molestan a alumnos fuera de él. Por lo que al ver el video en el que su sobrina se defiende de estos terribles personajes, el colegio decidió, si usted está de acuerdo, homenajear a su sobrina —exclamó Charlie, en un tono exagerado.

—¿A qué se refiere? —preguntó mi tía y él le mostró el video.

—¿Y por hacer eso quieren homenajear…? ¿No sé qué? No, no, no —reprochó mi tía y se puso de pie. Al parecer no quería que nada de mí se hiciera público.

—Sé que tal vez yo no pueda convencerla. Pero el director se estará comunicando con usted en estos días. Por lo que si cambia de opinión solo dígaselo —indicó Charlie mientras ella se daba vuelta para salir y él me guiñaba un ojo.

—Dígale que estoy ocupada. Y no tengo intenciones de exponer a mi sobrina a ese tipo de cosas. Acaban de fallecer sus padres. Se merece estar tranquila —reclamó ella mientras se iba. Sin siquiera mirarme o saludarme.

Una vez que ella se fue mi preceptor cerró la puerta de su oficina y me miró serio. Yo le devolví la mirada sin entender que era lo que estaba pasando.

—Tania, ¿lo que me dijo Amadeo es cierto? —preguntó Charlie mientras tomaba asiento en su escritorio.

—No sé qué le dijo él —indiqué yo, incómoda.

—Me dijo que tu tía y tus primas te maltratan, te amenazan e incluso te obligan a limpiar, lavar y cocinar en la casa de tus padres. Que se apoderaron de tus cosas y que te hacen dormir en el lavadero —me explicó Charlie y me quedé sorprendida.

¿Cómo era posible que Amadeo lo descubriera tan rápido?

¿Y qué pasaría ahora?

Autora: Osaku

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