Nick
Maldita sea, sabía que este trabajo era una mala idea.
Lo dije. Le pedí al imbécil de Rick que no me diera otra asignación, ¿pero me escuchó? No, claro que no, porque estaba usando su tiempo para conquistar a la modelo, que por cierto, sigue desaparecida.
Bien por ella.
No puedes confiar en alguien como Rick. Menos cuando se encapricha con una mujer, diría que su IQ baja considerablemente.
Sigo a la Duquesa por el gran camino hacia la mansión, quien desde hace días no me habla, lo único que hace es pasearse con Louis de arriba para abajo, como ahora.
Cuando vuelven a reír no puedo evitar gruñir. ¿Qué mierda puede ser tan divertido?
–¿Te pasa algo, amigo? –pregunta el imbécil que no ha quitado sus manos de la cintura de Catherinna.
Sí, Catherinna. Mi lengua estuvo en su garganta, supongo que puedo llamarla por su nombre.
–No soy tu amigo –mascullo furioso, mirando sus manos, las cuales acarician la cintura de la mocosa de arriba hacia abajo, recordándome lo que mis manos hicieron hace unos días.
–Tranquilo, hombre, estaba siendo amable –replica con una de sus fastidiosas sonrisas.
–A mí no me lo parece. Y creo que deberías respetar a la Duquesa en su hogar –siseo mirando a sus asquerosas manos.
Mi mano de forma inconsciente se desliza hacia mi arma.
Catherinna, por primera vez en días, me mira directo a los ojos, y quedo por unos segundos suspendido en el tiempo, pensando en ese día, en su sabor, en su calor… Pero reacciono cuando me mira como si quisiera matarme.
Ya somos dos. No debería dejar que cualquier imbécil la toque.
–Creo que la persona que debería respetar es usted, señor Black –dice con ese tono petulante que usa para dar órdenes.
Oh, nena, no me hables así o voy a quitar ese señor de tu boca de la forma que ambos deseamos.
–Mi trabajo es velar por tu seguridad –contradigo–. Y eso es lo que estoy haciendo.
–¡Estoy en mi casa y no podría estar mejor acompañada! –exclama molesta, perdiendo ese tono pedante y cortante–. Déjanos solos.
–No.
–Es una orden, señor Black –dice acercándose unos pasos hacia mí.
–No sigo órdenes de una niña que necesita una niñera porque no sabe cuidarse sola.
–Queremos estar solos, si sabes a lo que me refiero –agrega el imbécil, y mi mano vuelve a dirigirse a mi arma.
–Sobre mi cadáver, amigo –devuelvo con sarcasmo, y le enseño mi arma, para dejarle claro que no bromeo.
Fantaseo en cuánto se demoraría en desangrarse su cuerpo sobre este inmaculado mármol. Apuesto que con el disparo correcto, moriría en menos de un minuto. Sí, quizá un disparo en su garganta o en su pecho rozando el corazón para que no muera de forma instantánea, como lo haría si le disparara al centro de su corazón.
Quiero que sufra.
–Estoy a salvo, señor Black –insiste Catherinna con ese tono cortante–. Quiero estar a solas con Louis.
–No.
–Vete a la mierda –escupe y todos la miramos impactados, pero no tanto como ella, que enrojece y toma la mano de Louis antes de salir corriendo.
¿Me acaba de mandar a la mierda?
No lo creo.
Los sigo y cuando se meten en una habitación, pongo mi pie antes de que alcancen a cerrarla.
–¡Fuera de aquí! –ordeno a Louis–. Creo que la Duquesa y yo necesitamos aclarar un punto.
–Louis se queda –insiste con su rostro acalorado–. Solo vete.
Entro a la habitación, que parece ser el lugar donde los empleados guardan los productos de limpieza, y sin mediar palabra tomo el brazo del imbécil y lo lanzo al pasillo con nada de cuidado, y cierro la puerta.
–¿Cómo te atreves? ¡Louis! –llama–. ¡Louis!
–Deja de gritar, Duquesa, no creo que se escuche nada –comento mirando el grosor de las paredes y puerta.
–Mi tía se enterará de esto.
Sonrío. –Ve, dile que estoy tratando de protegerte de un pervertido.
–¡Louis no es un pervertido! Es mi amigo.
Me acerco a ella, y la acorralo contra uno de los múltiples muebles blancos de la estancia.
–Creo que te dije que buscaras esa palabra en el diccionario, Duquesa –susurro en su oído, y en ese momento me arrepiento, su maravilloso olor a flores silvestres y verano me golpea–. ¿Lo hiciste? –pregunto porque no puedo evitar acercarme.
–Es mi amigo y…
–¿Y?
–Y algo más –agrega y levanta su barbilla de forma desafiante.
Algo caliente retuerce mi estómago de la forma más desagradable.
Me cago en todo.
–¿Algo más? –pregunto en un siseo a la vez que envuelvo su cuello con mi mano.
Jadea involuntariamente y me mira como si yo fuera el premio de una feria que está fuera de su alcance. Sus ojos me ruegan por tantas cosas que no puedo darle, pero me muero por hacerlo.
–¿Por qué? –pregunto a la nada, al sentirme atrapado nuevamente en el mismo hechizo.
–Porque me he ganado estar con alguien que desee mi compañía –devuelve en un susurro. Creo que pensó que la pregunta iba dirigida a ella.
Mis ojos bajan a sus labios y no puedo evitar acariciarlos con mi pulgar, recordando su suavidad y ese sabor a té de limón y verano que por unos segundos nubló mi mente.
–Tengo ese derecho, ¿no crees? –insiste sin poder evitar el temblor en su voz.
–Lo tienes –digo sin pensarlo–. Pero él no es con quien tú quieres estar, ¿o me equivoco?
Sus ojos verdes se encuentran completamente dilatados, y su rostro tiene un adorable sonrojo.
Se ve preciosa y tan inalcanzable como una estrella en el cielo. Pero desde pequeño no he podido evitar desear algo con más fuerza cuando sé que no puedo tenerlo.
Mi estrella inalcanzable.
Mi mandíbula se cierra con fuerza. No debo besarla de nuevo. Una vez puede ser un error, pero dos sería una fatalidad.
–Por lo menos Louis si quiere estar conmigo –susurra. Aleja mi mano de su cuello y se aleja hacia la puerta–. Él no tiene miedo –agrega antes de salir al pasillo y dejarme encerrado.
Paso las manos por mi cabello y respiro profundamente.
¿Será que la Duquesa está en lo cierto y tengo miedo?
No lo creo, pero es algo que averiguaré lo antes posible.
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Updated 44 Episodes
Comments
Lesly Argumelo
Nuck tan grandote y miediso
2024-11-28
2
Martina Zambrano
Pues así no lo creas, eso fue lo que ocurrió tesoro 😉 🤷
2024-09-01
3
Irma Ruelas
🤨🫣😍😍😍
2024-06-12
3