Cathy
Me miro en el amplio espejo, y arrugo el ceño. ¡Este vestido debería estar prohibido!
–¿Estás segura, mi niña? –pregunta Greta.
Muerdo mi labio y vuelvo a girarme. Las tiras apenas y cubren mis pechos, y por supuesto no puedo usar ropa interior debajo, ya que mi piel está a la vista.
–No lo sé –confieso–. Sé que quiero probar mi punto, que no pertenezco a este mundo, pero incluso yo puedo ver que esto es demasiado.
–Y tu guardaespaldas se molestará.
Ante la mención del señor Black, enfurezco.
–Creo que acabas de decidir por mí, Greta, lo llevaré.
Greta me mira escandalizada, y yo sonrío. –No crees que deberías escoger mejor tus batallas.
–Quizá, pero no dejaré que ese guardaespaldas crea que puede decidir por mí, menos en la manera como me visto.
–Tu tía no te dejará salir así de la casa.
Camino hacia mi walking closet, y cojo el abrigo plateado que me cubrirá hasta las rodillas.
Cuando salgo se lo enseño a Greta. –Problema solucionado.
–Ay, mi niña, solo espero que sepas dónde te estás metiendo –dice antes de salir meneando la cabeza.
Camino hacia mi tocador y comienzo a jugar con mi cabello hasta que me decido por un trenzado estilo diadema. Luego me maquillo los ojos en tonos grises para resaltar mis ojos. Y finalmente me aplico el polvo y el labial color rosa claro.
Abro mi cajón y cojo uno de los muchos pendientes que heredé de mi adorada abuela. Comienzo a probármelos hasta que me decido por los largos con pequeños diamantes incrustados, ya que son los que más se lucen al tener mi rostro despejado, gracias a la trenza.
Cuando estoy lista busco mis zapatos plateados con tiras, que lucirán bien con el vestido, eso sí soy lo suficientemente valiente para quitarme el abrigo en algún momento de la noche. Finalmente me coloco el abrigo, que es ligero y no llamará tanto la atención.
Me miro por última vez antes de salir de mi habitación.
–¿Lista duquesa?
Pego un salto, y tropiezo de una manera tan torpe, que para enderezarme nuevamente tengo que afirmarme con una mano en la pared y con la otra en el pecho del señor Black.
–Maldita sea, Black, casi me das un infarto.
Sonríe y toma mi mano para ayudarme a mantener el equilibrio. –Si lo consigo, terminaría este trabajo antes.
Lo miro seriamente y levanto mi barbilla, para sentirme superior, aunque lo hace difícil, ya que a pesar de llevar unos tacos de diez centímetros de largo, aún es, por lo menos, veinte centímetros más alto que yo.
–Me parece poco profesional tu comentario. Deberías cuidar lo que dices.
Se inclina de hombros, y pasa su pulgar por la comisura de su boca.
Trago el nudo que se forma en mi garganta al ver eso. No tenía idea lo sexy que puede ser un movimiento tan sencillo.
–De todas las cosas que puede hacer mi boca, lo que digo, es lo que menos te debería importar.
¡¿Qué?!
¡¿Intentó decirme lo que creo que intentó decirme?!
Lo miro, tratando de entender, pero su risa hace que me enfurezca más.
–Eres muy impresionable, duquesa.
Miro hacia el suelo tratando que mi cara no enrojezca, o que al menos él no lo note. Sin embargo, cuando estoy segura de que no logro mi cometido, avanzo sin mirarlo por el pasillo, pero me jala con tanta fuerza que mi espalda choca contra su pecho.
–Un momento, duquesa. Primero tengo que inspeccionar tu vestuario.
Me giro, furiosa. –¿Qué? –pregunto en un siseo–. No voy con el vestido, como puedes ver, ¿feliz?
Sus ojos se estrechan en los bordes y su color azul se vuelve más profundo.
–No juegues conmigo, niña, o te arrepentirás.
–¡Deja de amenazarme!
Toma mi chaqueta y comienza a desabotonar los botones.
Indignada golpeo sus manos fuera de mis pechos.
–¡No me toques!
–Por favor, estás acostumbrada al toque de un hombre, unas manos más en tu larga lista no significará nada.
Me giro y presiono mi abrigo con mis manos y comienzo a abotonarlo rápidamente. Por suerte el vestido es tan escandalosamente indiscreto, que a pesar de haber desabotonado los primeros dos botones, aún no se veía la tela.
–Haremos esto por las buenas o por las malas. Tú decides, niña.
–Si me vuelves a poner las manos encima, no respondo –suelto, furiosa.
Me gira y vuelve a luchar con mi abrigo a pesar de mis gritos.
–¡¿Qué está pasando aquí?! –pregunta mi tía a gritos, y creo que es la primera vez que sus gritos me hacen feliz.
Mi guardaespaldas se gira hacia ella. –La duquesa se niega a que revise su vestimenta.
–¿Su vestimenta? –pregunta mi tía sin entender.
–Efectivamente. Hoy más temprano llegó un vestido, que le aseguro, no querrá ver puesto en su sobrina.
Doy una patada al suelo molesta. –No lo llevo –digo girándome–. Y este abrigo prácticamente me cubre toda la piel.
–Lo que hay debajo del abrigo es lo que quiero ver –insiste Black, lanzándome una mirada furiosa.
Mi tía se acerca a mí y acaricia mis brazos. –¿Estás bien, cariño? –Asiento y le sonrío. Luego mi tía me suelta y se gira hacia mi guardaespaldas–. Creo que mi sobrina ya fue lo suficientemente clara respecto a su vestuario, ¿no lo cree, señor Black?
Éste me mira y luego mira a mi tía. –La verdad, no, no lo creo.
Miro a mi tía suplicante y finalmente asiente con un suspiro.
–Creo que confiaremos en su palabra por esta noche –le dice firmemente a Black. Luego se gira hacia a mí–. No me defraudes, cariño, o de lo contrario no volveré a intervenir.
Asiento y abrazo a mi tía. –Lo juro –digo y miro a Black con una sonrisa de suficiencia.
Mientras camino con mi tía hacia la salida de la casa, me doy cuenta que no puedo defraudarla. Esta vez no lo haré, aunque me haga parecer débil frente a Black. Hoy me dio un voto de confianza, y respetaré eso.
No pienso sacarme el abrigo aunque me muera de calor.
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Updated 44 Episodes
Comments
Lesly Argumelo
Nick es un verdadero dolor de muela
2024-11-28
2
Martina Zambrano
Me encantaría ver el minúsculo vestido de la Duquesa 🤣🤣🤣🤣 y la cara de pocket del guarura
2024-09-01
4
Irma Ruelas
🤨😒🫣😍😍🌹🌹
2024-06-12
3