Capítulo 19

Tamy

Escucho las palabras de Lena y empiezo a conectar lo que dice con la información que he recopilado durante este tiempo.

Miro a Santi y está en su modo sentimental al 100% por lo que trato de concentrarme para no dejar pasar ni un detalle. Mientras más habla siento que mi sangre se enfría y que estoy a punto de explotar por la ira y la frustración que siento en el momento. Trato de calmarme cuando siento la mirada de advertencia de Dante sobre mi.

Sigo atenta a su narración, sin embargo, aún hay algunos cabos sueltos que se tienen que resolver. Cuando al fin termina mi mente ya está trabajando, ideando un plan para destruir por completo ese maldito internado del demonio, ningún otro niño debería sufrir lo mismo.

Estoy tan inmersa que no noto en que momento me quedé sola en la sala. Tomo mi mochila y salgo de la casa, necesito un poco de aire.

Salgo y tomo el autobús que va al centro, tengo un auto, pero necesito despejarme. Voy directamente a ese lugar en el que mis pensamientos encuentran la calma. Salgo de la tienda de helados ya un poco más relajada. A los pocos pasos, siento que me golpeo con una pared, -¡Cielos, te ves tan delicioso que me distraes por completo!-. Le hablo a mi helado, levanto la vista y ¡Sorpresa, no era una pared!, Era un tipo arrogante que me miraba con cara de desprecio y enojo. -¡Disculpe, estaba un poco distraída!-. Pido una disculpa sincera y ese tipo destruye la imagen que hice en mi cabeza de él como un caballero, guapo y amable. -¿Acaso eres ciega? ¡No puedo creer que haya gente tan estúpida en este mundo!-. Sus palabras encendieron la ira que había reprimido hace tan solo unos minutos. -¡Oh, disculpe gran señor! ¡La próxima vez le pediré permiso para nacer!-. Le muestro mi mueca más arrogante me doy la media vuelta para irme, no quiero golpear a nadie hoy. -¡Imbécil!-. Me retiro elegantemente, mientras el me grita y yo pretendo no escucharlo.

Cuando estoy lo suficientemente lejos volteo a ver mi mano y ya no tengo más que un trozo del cono de mi helado. Regreso a la tienda por otro y al terminar regreso a casa, tengo muchas llamadas perdidas, ese par debe estar preocupado.

Santiago

Nunca pensé que la vida de Lena fuera así, parece que de los tres ella es quien más ha sufrido. Saber que sus hermanos son sometidos a esa atrocidades no debe ser nada fácil.

Cuando termina de hablar me muevo rápido para abrazarla, se que debe necesitar un poco de calidez en este momento. Volteo hacia Tamy y ¡Ahí está! Esa mirada gélida y aterradora, esa que indica que iniciará un nuevo caos y que no habrá poder humano que la detenga.

Llevo mi vista a Dante que está pensativo, siente mi mirada y me sonríe. Lena observa cuidadosamente a Tamy, parece impresionada por el estado actual de nuestra hermanita, le indico que me siga para dejar sola a la bruja malvada que aún está en trance.

Una vez en mi habitación Lena llora. -¡Me odia, lo sé!-. La abrazo y la llevo a sentarse en la orilla de la cama. -¡No te preocupes por eso, seguro está enojada, pero no creo que sea contigo!-. Ella llora aún más fuerte. -¿Entonces por qué se puso así? ¡Ni siquiera me miró desde que terminé!-. Tomo sus manos que están muy frías. -¡Ella es así, seguramente está tramando algo, Tamy no es de las que se enojan por este tipo de cosas. Ella aún actúa como una niña pequeña cuando está con nosotros o con algo que le gusta, pero cuando se trata de trabajo o de algún pendiente ella es completamente diferente. Es fría en los negocios y con los desconocidos. Es muy directa y no le importa lo que piensen de ella. Tiene un temperamento terrible, así que tratamos de no hacerla enojar. Tiende a ser muy agresiva en todos los aspectos, junto con Dante tratan de ocultar todas las cosas turbias que hacen, pero los he visto llegar con algunas heridas que ganaron en alguna pelea, pero finjo no darme cuenta. Además siempre es mandona y muy arrogante frente a los desconocidos.

Por el lado bueno es muy inteligente, hábil y astuta y cariñosa muy a su manera. ¿Sabes que hizo con el dinero que le diste?-. Lena niega con la cabeza. -¡Lo invirtió en la bolsa de valores y a los dieciséis años ya era una mujer rica, logró hacer buenas conexiones y así pudo escapar de esa jaula!-. Me mira muy sorprendida por mis palabras.

Tamara trabaja con Dante desde que llegó con nosotros, tenía diecisiete en ese entonces. Su forma de hacer las cosas es un poco diferente, ha conseguido el respeto y admiración de quienes la conocen su trabajo en el ámbito empresarial. Estamos seguros de que su forma de ser es producto de su estadía en casa de Robert Brener. Tener que lidiar con un hombre así debió ser todo un desafío y ella lo consiguió convirtiéndose algo similar a él. Creo que mostrar esa carácter frío y la determinación en sus acciones lograron mantenerla con vida durante tanto tiempo-. Lena se tranquiliza y suspira.

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