Obsesión Perdida

Obsesión Perdida

Capitulo 1

Tamy

Mi nombre es Tamara Sadi y vivo en un internado ubicado en una montaña alejada de casa. Llegué aquí cuando tenía ocho años, mi mamá me trajo después de una pelea con mi papá. Me dijo que en este lugar aprendería mucho más de la vida que en casa y que cuando al fin termine mis estudios podré tener una buena vida con lo que aquí me van a enseñar.

En estos años me han dado clases de arte, matemáticas y sobretodo de biología y anatomía. He aprendido cómo debo comportarme para ser aceptada y considerada en los estratos sociales más altos e incluso nos dan clases de debate sobre política y otros temas, algo que es un poco difícil por nuestra corta edad.

Nuestros maestros son hombres dedicados, nos llevan por el camino del bien y nos muestran la importancia de ser obedientes y serviciales.

Al cumplir los dieciséis años algunos niños y niñas son elegidos para ser candidatos a la adopción. Los que no son elegidos siguen con sus estudios y al cumplir diecisiete salen del internado para empezar una vida por su cuenta.

Hace un mes que cumplí catorce años y hoy recibí el mensaje de que debo prepararme, pues hay una familia interesada en adoptarme. Muchos estarían muy felices en mi lugar, sin embargo, yo aún tengo esperanza en que mi mamá regresará por mi algún día.

Llego a la oficina del director en dónde Lena, su asistente, me espera intentando sonreir, aunque puedo ver un poco de tristeza y miedo en sus ojos.

-¡Hola Tamara! ¿Estás lista?-

-Estoy un poquito nerviosa pero… ¿Y si mi mamá viene y no me encuentra?-. Lena me mira con lástima y vuelve a preguntar si estoy lista. Sin más remedio, hago lo que tengo que hacer. -¡Estoy lista!- digo aprieto los puños y pongo una falsa sonrisa en mi rostro.

Lena me abre la puerta y puedo ver al señor Blanco, director del internado y al maestro Zein quienes me reciben con una cálida sonrisa y emoción. Una vez adentro el maestro se acerca a mi y me dice:

-Pequeña Tamara, primero queremos felicitarte por ser una de las elegidas, somos testigos de tu GRAN crecimiento-, se para detrás de mi y pone sus manos en mis hombros acercando su boca a mi oído. -¡Ha llegado el momento para el que te hemos preparado todo este tiempo y el director y yo estamos de acuerdo en que tu desempeño ha sido increíble, has logrado grandes cosas aún siendo joven. Uno de nuestros benefactores más generosos te estuvo observando en una de sus visitas e inmediatamente quiso llevarte con el!-.

No sé por qué pero la forma en la que lo dijo me puso muy nerviosa, sentí mucho miedo y unas ganas horribles de salir corriendo de ahí. Mientras pensaba en como escapar el director se acerca y me sienta en un sillón a un lado de su escritorio. -¡Hoy conocerás a la persona con la que vivirás de hoy en adelante!-.

Aún confundida y asustada tomo la palabra. -¡Pero, yo no tengo dieciséis, no sería justo para los demás!-. El maestro al notar mi miedo se empieza reír y dice:

-Tranquila chiquilla, esto solo quiere decir que eres una BUENA estudiante y que te graduaras antes de tiempo-. Me levanto de un salto, me alejo de ellos y empiezo a correr mientras grito. -¡No, no quiero! ¡Mi mamá va a venir por mi!-. Intentan sujetarme pero evado cada uno de sus intentos. Me rodean y no tengo escapatoria; el maestro Zein me sostiene, mientras forcejeo se abre la puerta y entra Lena acompañada de alguien más, no tengo tiempo de reaccionar y siento un ligero dolor en el brazo. Siento mi cuerpo débil y caigo inconsciente.

Cuando desperté estaba completamente sola en una habitación con nada más que la cama en dónde dormí. Me levanto y siento un dolor muy fuerte sobre todo en mi cabeza y mi brazo, además, me cuesta mantenerme en pie y obviamente caminar. Pasa un tiempo cuando de repente tocan la puerta, era Lena -Pequeña, te traje un poco de ropa, vístete y alístate rápido, ya llegaron por ti, aquí te espero.- Tomé la ropa, me apresuré y salí con ella.

Caminamos hacia la oficina del director cuando de repente Lena se detiene y me dice en voz baja y en tono preocupado:

-¡Escúchame bien Tamara, te van a llevar pero haz lo posible por salir de ahí en cuanto puedas! Busca cualquier método para escapar y no dejes que te atrapen, que no te encuentren! ¿Ok?-

-Pero…-

- ¡Sólo hazlo! Toma- me da un libro y me nuestra que escondió dinero en el -Guárdalo bien en tu mochila, tiene suficiente para que estés bien unos días. Ten mucho cuidado y por lo que más quieras no regreses a casa, tus padres ya no están ahí y si vas te pueden… ¡Sólo no vayas allí, tampoco regreses aquí! ¿De acuerdo? – yo solo asiento y seguimos hacia la oficina.

Dentro me encuentro con el director, el maestro Zein y otro hombre que presentan como el joven Brener. Alto, guapo, ojos verdes, cabello castaño claro, joven e intimidante, se ve muy elegante. Aún con mi mente en lo que Lena me dijo antes, escucho que dicen que es hora de que me retire con esa persona. Él se acerca a mi, toma mi mano y me conduce hacia la salida para después subir a su auto, es negro y se ve muy lujoso.

Una vez en el auto lo pone en marcha. Siento la mirada del joven Brener sobre mi, se detiene a un lado del camino y rompe el rompe el silencio.

-¿Así que eres la pequeña Tamara? Me han hablado mucho de ti. Mi padre es amigo de el señor Blanco y conoce muy bien los intereses de la familia y como siempre, está vez tampoco se equivocó, veamos que tan resistente eres.- Dice con un todo de burla mientras se acerca a mi.

Empieza a acariciar mi cabello y se acerca a mi rostro. Toca mi mejilla con sus dedos, el miedo se apodera de mí y pongo resistencia a sus caricias lo que lo hace enfurecer. Siento un fuerte dolor en la mejilla junto con un zumbido en los oidos, además empiezo a sentir un sabor metálico en la boca. Brener me dió un golpe tan fuerte que me aturdió.

-¿Quién te crees que eres, maldita zorra? Te traje para que me complazcas cuando yo quiera. ¿Es que acaso no aprendiste nada en ese lugar? ¡Yo soy tu dueño!- Me grita mientras me sacude fuertemente haciéndome sentir un dolor indescriptible en todo el cuerpo y lo único que puedo hacer es gritar y llorar pues no lo puedo detener.

Al calmar su arranque, me besa los labios y seca mis lágrimas, se arregla la ropa y me acomoda en el asiento para después cubrirme con su saco. -Espero que las cosas hayan quedado claras.- Yo solo asiento con la cabeza. -¡Buena chica! Vamos a casa.- me dice en tono dulce.

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Comments

Rosalinda Quintanilla

Rosalinda Quintanilla

que desgraciados, venden a las chicas!!!!!

2024-06-24

1

Ruth Ramirez

Ruth Ramirez

¡La vendieron!

2024-04-16

3

Rossemary Ibarra Jara

Rossemary Ibarra Jara

Que horrible si es una niña ojalá pueda escapar

2023-02-18

4

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