Robert
Estoy esperando a Tamy en la mesa cuando de la nada escucho una voz muy desagradable que va entrando al comedor y se acerca como un torbellino para sentarse en mis piernas y rodear mi cuello con sus brazos e intentar besarme. Es Fanny Chen, hija de unos de los socios de mi padre que siempre se comporta como una acosadora cuando me ve. Tardo en darme cuenta de que Tamy ya está en la mesa y mi reacción es ponerme de pie para que no malinterprete lo que ve. Estoy tan molesto que poco me importó que la ofrecida de Fanny cayera al piso y que empezará a llorar y fríamente le gritó para que se largue. -¿Qué haces aquí todavía? ¡Lárgate! ¡No te quiero otra vez cerca de mi! Y más vale que lo hagas por qué la empresa de tu padre sufrirá las consecuencias.- dije en un tono amenazante para verla salir corriendo, no sin antes ver la mirada resentida que le dedicó a mi Tamy.
Volteo y veo a mi niña tomando su jugo de naranja como si nada hubiera pasado justo ahora. Me acerco y la abrazo por detrás de la silla -bonita, ella llegó de la nada y se tomó la libertad de sentarse en mis piernas intentó besarme pero la evité- aún así no hay ninguna reacción de su parte, la suelto mientras suspiro, se que esta vez me va acostar más ponerla feliz. Seguimos cada quien en lo suyo y en silencio hasta que siento la necesidad de hablarle, tal vez así olvide lo de hace un momento. Pregunto si está enojada y me disculpó por lastimarla todo este tiempo (nunca me he disculpado con nadie y mucho menos doy explicaciones, pero soy capaz, todo por ella), empiezo a decirle mis preocupaciones, me interrumpe y la veo subir las escaleras muy apresurada.
Me enoja que no quiera arreglar las cosas, así que subo a la habitación y la encuentro abrazada al retrete mientras vacía si estómago en el. Siento una gran angustia y me acerco a ella para acariciar su espalda y sostener su cabello mientras la veo en muy mal estado. Llamo a Victoria quien tarda solo unos minutos en llegar, hace su revisión y le dice a Tamy que no es grave pero debe hacerse estudios, sigo sin entender que es lo que tiene pero veo a mi niña muy sorprendida. La doctora se gira hacia mi y en un tono muy amenazante me advierte que no debo lastimarla por qué lleva en su vientre a mi hijo.
No sé cuál es mi sentir en este momento, tengo ganas de llorar, de gritar, de reír, de abrazar a mi dulce Tamy. Después de algunas otras indicaciones, acompaño a Victoria a la puerta y al cerrar no puedo contener la emoción. Mi bonita me mira un tanto desconcertada, me tumbo en la cama a su lado y le hago la promesa de no lastimarla nunca más. Ahora ambos son lo más importante para mí y no por una estupidez de mi parte los pienso perder, voy inmediatamente a dar instrucciones al personal para que todo esté perfecto, tenemos un bebé en camino, me siento mu feliz. Mi Tamy ya es toda mía, nadie me la podrá arrebatar, no ella me podrá dejar.
Tamy
Han pasado tres meses en los que Robert se comporta como en los primeros años de vivir juntos. Cuando tiene mucho trabajo se queda a mi lado e incluso me enseña lo que hace para manejar sus empresas y un poco de como hace inversiones en la bolsa de valores.
Robert salió a un viaje de negocios y me dejó en casa por qué considera un riesgo para el embarazo que suba a un avión .
Una de esas noches pienso en mi pasado en el internado, la mayoría de los de mi edad me odiaban por ser la más sobresaliente en las clases y algunos mayores siempre me cuidaban y me ayudaban. Pensaba en mis padres y en si sabían en dónde estaba. Un día le pedí a Robert que me ayudara a buscarlos y triste fue el resultado, ambos han fallecido, con tanto en mente no puedo dormir. Enciendo la tablet y me dispongo a abrir una aplicación de juego pero recuerdo lo que Robert me enseñó hace unos días. Investigo un poco sobre las inversiones en la bolsa hasta que me quedo dormida.
Estoy entrando al cuarto mes de embarazo, los malestares se han reducido un poco y mi vientre empieza a notarse abultado. Bajo las escaleras por un poco de helado pero escucho ruidos provenientes de la sala. Bajo sin hacer ruido y ahí estaba el padre de mi bebé, dando rienda suelta a su lujuria con esa pelirroja que hace un tiempo hizo una escena durante el desayuno. El nota mi presencia y me mira a los ojos con desesperación y culpa tratando de explicarse, yo simplemente me doy la media vuelta y voy por mi helado a la cocina. Voy de regreso a mi habitación y me percato de que Robert sube tras de mi, no sin antes botar de la casa a su fogosa pelirroja. Me siento en mi cama y disfruto mi helado de vainilla tratando de ignorarlo, el solo da vueltas de un lado a otro con las manos en la cabeza hasta que se decide a hablar. -Tamy… yo, lo siento, esto no debió suceder, ella me buscó y se lanzó sobre mi y … amor, hace mucho que no puedo hacerte el amor, tenía que hacer algo al respecto y no quería lastimarte. Sabes que…- Lo interrumpo con un frío y despreocupado -¡No me interesa!, Puedes hacer lo que quieras-. Su humor cambia y me levanta la voz. -¿En serio no te importa? ¿Qué demonios soy para ti Tamara? Haga lo que haga no te importa, si te mimo te da igual, si te maltrato te da igual y si me estoy tirando a alguien frente a ti te da igual ¡ya no se que más hacer para llamar tu atención!- Tan irónicas me resultan sus palabras que me río un poco. -¿Y alguna vez te has puesto a pensar en por qué? Le pregunto tranquilamente, ¿De verdad crees que no me importa? ¿Crees que no tengo sentimientos ni dignidad? Siempre dices una cosa y haces otra. Cuando nos enteramos de lo del bebé prometiste no hacer nada para lastimarme y hoy rompiste esa promesa, siempre es así. ¿Crees que mi cambio fue de un día para otro? ¿Crees que puedo seguir confiando en tí? ¿Crees que cada vez que te equivocas borras todo con pedir perdón? ¿Sabes? Creo que esto dejó de funcionar desde hace tiempo Robert.-
Lo veo pensativo y de repente empieza a reir. - ¿Así que lo que te he dado no ha sido suficiente? ¿Crees que te he tratado mal sin razón alguna? ¡Te encanta mover la cola frente a otros hombres y ¿esperas que te premie por eso?- Escucho sus palabras y me levanto de la cama para salir de ahí, no tiene caso discutir con el. -¿A dónde crees que vas?- Me toma del brazo de manera brusca, me acerca a él de un jalón y me advierte con los dientes apretados. -¡Escúchame bien Tamara, tu no te puedes ir de mi lado, eres mía. No importa lo que tenga que hacer te vas a quedar aquí, conmigo, dónde perteneces!-.
Sin ganas de seguir con el asunto lo miro a los ojos de manera desafiante.- ¿Puedo al menos ir a guardar mi helado?- Sin pensarlo afloja su agarre y me doy la vuelta para salir de la habitación. Llegando a la escalera siento un fuerte dolor en mi vientre, intento no gritar para no alertarlo pero el bote de helado y la cuchara en mi mano caen al piso. Realmente no soporto el dolor, empiezo a sudar y todo me da vueltas. Lo último que escucho es mi nombre en la voz desesperada de Robert.
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Updated 62 Episodes
Comments
Rosalinda Quintanilla
que poco hombre, ya no es un niño, podría por lo menos respetar la casa donde viven
2024-06-24
1
Adriana Trejo
hay que ni piweda al bebe
2023-07-05
2