Capítulo XIII: Sensaciones.

Matthew.

Había vuelto a mi pensión después de un partido de fútbol con mis amigos, sudé como nunca y ganamos. Quería llegar a bañarme, pedir unas pizzas y ver una serie. Al llegar Samantha dijo que recibiría a una visita ¡Qué fastidio! No sé qué cara habré puesto, porque ella me "aconsejó" encerrarme en mi habitación durante la estadía de su huésped, nada le agradaría más que no verme por muchos días. Sería feliz de no mirarme, en cambio yo cada vez que la tengo frente a mi, la imagino en su bikini negro, con su cuerpo mojado y caminando hacia a mí.

Mi "jefa" se puso a preparar una comida especial. Yo comía mi pizza en completo relajo viendo mi serie favorita. Era ya de noche cuando tocaron la puerta, como Samantha cocinaba me pidió que fuera abrir la puerta.

Tremenda sorpresa tuve a la entrada de la casa. Afuera, esperaba un sujeto demasiado ciútico, de más estatura que la mía, pálido como la harina sin nada color en su piel, usaba un traje y joyas riquísimas. Parecía un noble sacado de otro mundo o, más bien de países de Europa Central o del Este, que tienen apariencia tétrica y misteriosa.

Samantha lo abrazó como si no lo hubiera visto en siglos, pasaron al comedor y yo pasé a ser un mueble más porque el tipo ni me saludó. Los seguí e hice una tos falsa para hacer notar mi presencia, la bruja recordó que yo existía y nos presentó. El tipo es su primo con el nombre más raro ¿A quién le ponen por nombre Dracus? Su personalidad es extraña igual que su nombre, al contestar mi saludo me llamó "humano", eso me dejó pensando en la clase de personas que tiene la familia de Samantha.

La cena fue lo más fastidioso, al primito se le ocurrió preguntar por la universidad y el proceso de selección de Samantha como colaborador ¡Maldito pálido! Lo hace a propósito, únicamente para molestarme, esta mujercita debió contarle todo y decirle que era hora de burlarse de mi fracaso. Dracus parece esos típicos hombres que busca encantar a las mujeres, habla de sus viajes, pretende ser culto y observa cada artefacto de manera casi magnética; de reojo me fijé que en esa extraña manía.

Vi mi celular y casi dan las 23 horas, no tengo sueño y veo una película de las plataformas. A ratos observo que Samantha y Dracus hablan en voz alta y a ratos susurran, ni rastro de cansancio o sueño, en especial el ciútico que lucía fresco y lleno de energía. Morfeo acabó venciendo, di las buenas noches y me retiro; quiero permanecer un tiempo más por curiosidad de escuchar algún secreto o dato extraño. ¿Qué clase de personas?

Desperté a las 03:00 AM, mis pies se sentían como roca por el frío y tiritaba, maldigo mi situación por enésima vez, yo podría estar en mi mansión con calefacción automática y acostado en mi cama terapéutica; por culpa de esta bruja sexy estoy en esta casa embrujada. No me queda otra que ir a la cocina y hacerme un té. Evito hacer el menor ruido posible para no alarmar a nadie, pongo agua en la taza y saco la bolsa de las yerbas, voy a dejar el hervidor al mueble que está al lado de la ventana; a penas paso la vista y diviso a los dos primos en el patio trasero, usan ropas oscuras espeluznantes, casi puedo asegurar que pertenecen a una clase de secta satánica.

Mi despertador sonó a las 07:30 AM, dormí pésimo, no me podía quitarme de la cabeza lo que vi anoche, cuestionaba si se eran una pareja de sicópatas y yo sería la siguiente víctima; si abandonaba mi dormitorio posiblemente sea mi final, pensé en avisarle a Jeff y a John por si llega a ocurrirme una desgracia en manos de estos desquiciados.

Bajé las escaleras lentamente, atento si alguien aparecía por mi espalda o de frente. Llego a la cocina a preparar un café y mis cereales para el desayuno. De pronto oigo un ruido, me doy vuelta en un segundo para enfrentar a mi atacante.

–¿Qué sucede contigo divo? ¡Casi me arrancas la nariz de un golpe! Sí que eres TONTO.

– !Samantha! Ay– solté aire para liberar tensión – lo siento, creí que atacarían por la espalda.

– ¿Quién te iba a atacar?– se estaba burlando de mí, frente a mis ojos sin pudor.

–Eh... No me hagas caso, supongo que no dormí lo suficiente debido a una pesadilla.

–Bebe yerbas de relajación con lavanda, dormirás mejor– replica con indiferencia.

–Agradezco desde el fondo de mi corazón tu preocupación– contesto con una encantadora ironía– A todo esto, ¿Dónde está tu primo Dracus?

–Durmiendo en su habitación, es temprano para que se levante.

Quise hacer la pregunta para salir de dudas, el pálido pudo ir a esconderse, estar planeando una emboscada para atraparme, no lo sé, no me da buena espina.

Me quedé en la universidad hasta tarde, esperé la calificación de la asignatura Historia de Roma, supuse ser el primero y me equivoqué, la chica dark me superó de nuevo; me enfadé tanto que me fui a la biblioteca a hacer el trabajo pendiente; Jeffrey me invitó a unas cervezas a un bar cercano, pude olvidar un poco la rabia en mi interior.

–Vaya amigo, tu destino será estar a los pies de esa sexy bruja, por el resto de tus días. Déjame estar en tu lugar, por favor– mi amigo reía como un degenerado.

–Eres un loco, lo último que supondría es que Samantha te gusta, te conozco.

–¿Qué dirías si te dijera que has acertado? La bruja que tú tanto odias, me gusta de verdad, es la más sexy de toda la universidad y será mía, te lo puedo apostar– Jeff sentenció con aires de casanova.

Un nudo en el estómago me quita las palabras, Jeff me cierra un ojo cómplice y yo hago una sonrisa mal hecha. No sé qué lo que me acontece, tengo el cuerpo tenso y siento una rabia potente en todo mi ser. Me cuesta asumir que otro, puede tener la oportunidad de disfrutar el cuerpo de Samantha con todos sus atributos, eso me quema por dentro como una llama.

Nos despedimos luego un par de bebidas, yo le miento diciéndole que me voy al hotel, quedamos en estudiar mañana en la tarde y después salir con unas muchachas. Ya es de noche y corre un viento helado, hojas vuelan por todos lados.

Abro la puerta de la casa, el huésped está sentado en el sofá girando su bastón, vestido con un elegante traje de esmoquin negro, bebiendo una copa de vino rojo o algo parecido ¿Qué habrá hecho todo el día solo?

–Matthew, buenas noches.

–Buenas Noches, te han dejado solo– saco un tema de conversación, no tengo idea de qué hablarle, no me agrada.

–Estoy esperando a Samantha. Pero no te quedes ahí, traje unas botellas de vino que puedes probar– me paro para buscar una copa– Aquí tengo una, ven, acompáñame.

¿De dónde la ha sacado? Hace dos segundos solo existía una copa y ahora hay dos. Esta familia es completamente extraña.

Bebo un poco del vino que trajo, hablamos un poco de los lugares que hemos visitado. Queda en silencio al sentir unos pasos en la escalera, es ella, que en unos segundos está en la entrada del living, luciendo impactantemente hermosa. Viste un vestido negro de tirantes atados al cuello, ajustado a su figura, con un corte en diagonal en la parte de abajo, dejando su pierna derecha más descubierta que la otra.

Es imposible no acordarme de cuando la vi en el lago, ignoro cuáles sean las razones de lo que me pasa con esta bruja, pero me roba el aliento; reparo de los pies a la cabeza, su cabello lo recogió en una cola, su maquillaje es dark mas le combina. Perdí la cuenta de cuánto tiempo llevo mirándola.

–Ten cuidado con lo que observas detenidamente, puede que acabes embrujado– me dice el pálido en voz baja.

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