Capítulo VIII: Revelación.

Samantha.

Un momento ¿Qué es lo que acaba de pasar? Cuando moví mi nariz y mi mano deseando alejarlo de mí y parar el tiempo y acabé deteniendo el tiempo real en el plano mortal. ¿Cómo lo hice? Desde niña supe que el poder para manipular el tiempo se encontraba en un nivel superior de hechicería y encantamiento, no cualquiera podía llegar a desarrollar esa habilidad, únicamente aquellos que fueron señalados para una misión trascendental eran capaces de dominar el tiempo a su bendito arbitrio.

Y hace unos minutos, yo una bruja del clan Valerius, que salió de Halltown y vive entre los humanos, fue capaz de ordenarle al tiempo detenerse; al parecer solo por mi mandato volverá la dinámica temporal a su curso, pues hasta ahora no he sentido la presencia de ningún ser sobrenatural tratando de revertir mi hechizo.

Hay algo gracioso en este hechizo y es la cara congelada del divo Dashwood. Quedó justo con la boca abierta y las cejas alzadas. Si pudiera borrar la memoria de la mente de los humanos, eliminaría el recuerdo del encuentro en en el lago, ya que no lo puedo sacar de mi destino...

Me puse de pie para mirar por la ventana, todo estaba detenido como un video en modo pausa. Fue entonces que sentí unos fuertes truenos en el cielo, yo aún no había revertido mi magia; mi aguda percepción me decía que eso venía de una dimensión distinta a Halltown.

–Tus poderes están creciendo Samantha, tu ser de bruja llegará al infinito. Confía en tu poder y tu intuición. Todos confiamos en ti...

Los truenos desaparecieron de pronto ¿De dónde habían salido esas voces? No venía del mundo de los inmortales, ni tampoco de los sobrenaturales; provenían de un espacio que mi mente de bruja no lograba interpretar. No olvidaré las palabras que me dijo la voz, porque definitivamente voy a insistir para no quedarme con estas dudas.

Hay algo de lo que tengo plena certeza: no soy una bruja ordinaria, mis poderes están aumentando de una manera inimaginable. Creo que desde que tuve ese sueño y vi los ojos de Matthew algo cambió en mí para siempre.

Me tranquilizo y decido romper el hechizo. Vamos a ver si logro deshacerlo porque admito que tengo miedo. Pongo la mano firme, sacudo lentamente usando la magia, alejo a Matthew de mí y lo dejo cerca de la puerta del salón. No lo quería encima de mí. Colocar a Matthew en otro lugar me ayudará a confundirlo, ya que no puedo entrar en su mente y borrar sus recuerdos.

Muevo mi nariz de nuevo y el tiempo regreso a su curso habitual. Matthew pestañea como si estuviera mareado.

–Un minuto... ¿Qué ha pasado? No recuerdo que estuviera aquí; nosotros conversamos y de ahí no sé qué pasó– frotó su frente

–Parece que la arrogancia te hace ver cosas e imaginar situaciones. Yo me encontraba leyendo y llegaste tú poco después, no te moviste de la puerta– le miento para disfrutar su cara de confusión.

–No fue así, no trates de loco bruja dark, recuerdo que yo me acerqué a tu silla y luego no sé qué pasó.

–Nada no pasó nada. Ve a ver médico y que te recete algo para tus lagunas mentales o, deja de consumir sustancias porque te alteran demasiado.

El divo me lanza balas por los ojos, me viene a intimidar y yo solo puedo soltar carcajadas de burla. Supiera este tipo lo que puedo hacer con él.

–Oye ¡No me trates cómo un adicto! Si fueras un chico, solucionaríamos esto fuera del campus y créeme acabarías mal. Esto no se va a quedar así.

–¡Uy, qué miedo! Me está amenazando un hombre y estoy temblando– me sacudo y eso lo enfurece más– Guárdate tus amenazas, ya aburres con tus palabras ¿Acaso no sabes hablar otra cosa? ¿Y quieres ser académico?

Siento pasos afuera del aula y me aparto del divo, doy la discusión terminada y voy a mi lugar, unos compañeros y compañeras entran y toman sus asientos, luego vienen los súbditos digo los amigos del divo llamando la atención al igual que siempre. Juran que todas las chicas se mueren por ellos, cuando en realidad no tienen nada especial salvo que no piensan con el cerebro.

Dudo que Matt les cuente lo que pasó anoche con la confusión mental que tiene, ahora debe estar dudando de sus capacidades cognitivas y soñando con la absurda idea que trató de besarme. Por lo que estoy tranquila sobre ese asunto.

Me encuentro en el final de semestre, el cortisol se respira en el aire y el olor a café se siente en los pasillos de la facultad. Los mortales se debilitan cuando no duermen por la noche y parecen verdaderos zombies maltrechos, asfixiados por el sol; agradezco ser una bruja y por naturaleza sobrevivir a la oscuridad, aunque a veces prefiero dormir porque algunas vigilias nocturnas son aburridas. En todos los exámenes obtuve la mejor calificación, estudiando igual que los humanos; mi amiga Cynthia quedó en el tercer lugar y en medio de las dos, el arrogante Dashwood.

En estos meses no he vuelto a cruzar una palabra con ese divo misógino. Él trata de establecer contacto visual conmigo como si quisiera leerme, yo me giro para ignorarlo. Sin embargo, en mis sueños aparece Matthew Dashwood ofreciéndome su mano mientras yo estoy vestida de bruja con mi escoba en mano, hay una sombra oscura persiguiéndome y lanza magia perversa pero cuando me sujeto de Matt siento una brujería poderosa; fluye por todo mi ser sin control, lanzo hechizos y el sujeto desaparece.

Cuando estoy soñando todo se mueve a mi alrededor, Clow y Serverus permanecen a mi lado como guardianes. Despierto, están ahí haciendo un escudo protector, mi gato me dice que mis aptitudes están creciendo además dentro de poco descubriré mis verdaderos poderes. Serverus me orienta y muestra mi crecimiento: detener el tiempo es a penas el comienzo, soy una elegida con una misión especial en los dos mundos en que habito, desde niña intuía ese propósito en mí.

Decidí yo misma averiguar sobre mis cambios, si mis padres me las ocultan entonces me encargaré de sacarlas a la luz. Soy capaz de buscar hasta por debajo de las piedras.

Es el último día del semestre, el profesor Alexander Dashwood me citó en su oficina a las 4 de la tarde. Llegó a las oficinas de la facultad y espero afuera de su puerta. Unos instantes después aparece Matthew ¡Qué mala fortuna! esto es peor que toparse un genio de botella. Se percata de mi presencia y yo desvío la vista, hace meses no hablamos una palabra…

–¿Por qué estás aquí? No sabes que este lugar es para gente importante, los de abajo solo pueden soñar con pertenecer a esta universidad– ríe derrochando petulancia.

Prefiero no responderle, para qué desperdiciar mi encantadora saliva en una respuesta para un débil ser humano. ¿Estaba segura la luna en mostrarme a este humanoide como mi destino?

El apestoso divo se sienta a mi lado, me percato que mi mira pues no sabe disimular, igual que todos los hombres, no quiero estar cerca de él y me levanto para asomarme por la ventana. Su presencia ya es fastidiosa, tenerlo cerca me produce náuseas.

–Eso, mantente lejos brujita, ya que jamás estarás a mi nivel.

El profesor aparece menos mal, lo saludo y nos convoca a los dos en su oficina, nos pide sentarnos y saca una carpeta de su maletín.

–Chicos vengo de un consejo académico. Ya hemos dedicado quién será el colaborador de mi asignatura y de todas que correspondan a Historia Universal, hasta la Edad Media. Los dos fueron brillantes, estuvieron bien, igualmente ambos quedaron en la cima, pero las calificaciones no son suficientes para lograr este puesto; buscamos alguien que sepa investigar, domine el análisis histórico y el examen de fuentes primarias y secundarias

–No extiendas tanto el asunto papá, mejor abre esa carpeta de buena vez y, todos puedan ver mi fotografía y mi carta de aceptación– se dirige hacia a mí para provocar.

–Si tú lo pides Matthew. He aquí, muchas felicidades por esta asignación– abre el archivo– Es usted, bienvenida señorita Van Tassel.

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