Capítulo III: No hice ninguna brujería.

Samantha.

Ese sueño me dejó perturbada y angustiada por unos días. Mi amuleto había cambiado de forma por el toque de un extraño, mientras estaba en un sueño y lo más increíble es que ese ente me llamaba por mi nombre. Además, un ser de la oscuridad me atacó, conocía mi apellido, mi identidad de bruja y lanzó acusaciones contra mí. Realmente tenía demasiadas preguntas en mi cabeza y nadie quien me las aclarara. Busqué orientación en Serverus y obtuve un mensaje en clave y ambiguo, Clow tampoco me aclaró nada o más bien no quiso hacerlo así que me quedé sin respuestas y en un mar de interrogantes.

No quise recurrir a mis padres para no angustiarlos. Cuando yo les contaba mis sueños, el rostro se les deformada por la preocupación; ahora sería peor ya que estoy viviendo en la tierra de los mortales donde las fuerzas oscuras pueden transitar con libertad.

Ya llevo un mes en la universidad y estoy enamorada de la carrera, es lo que siempre soñé: leer fuentes históricas, analizar los discursos de los historiadores, leer sobre las antiguas civilizaciones del antiguo oriente, no sabría por dónde acabar. Suena nerd, pero esto es maravilloso y entretenido. En la primera semana de clases comencé a hablar con Cynthia Miller, una chica de curso que necesitaba apoyo en las lecturas y tareas, nos empezamos a juntar en la biblioteca y hemos establecido una pequeña amistad; mejor es estudiar en la universidad para no levantar sospechas sobre mi naturaleza, me da miedo llevarla a casa y vea que mi gato habla, que hay muebles y libros que se mueven o se dé cuenta que madre aparece sin previo aviso.

Cynthia es una apasionada por la Historia de las mujeres y su relación con el mundo esotérico, habla mucho de la caza de brujas y como muchas mujeres fueron asesinadas por considerarlas seres malignos. No quiero ni imaginar la expresión de su cara, si llegara a enterarse de que yo soy una bruja y que lo que se dice de nosotras es casi todo mentira. Me reiría mucho la verdad.

Estábamos en pasando el rato mientras empezaban las clases, afuera del aula. No conocíamos todavía a todos los compañeros y compañeras de la carrera, por lo que solo estábamos sentadas juntas. Fue entonces cuando escuchamos unos silbidos, como si estuviera pasando una celebridad y todos sus fanáticos lo alabaran.

–¡No puede ser es él! Mira Sam, ahí viene el hijo del profesor de Historia del APO. Se llama Matthew Dashwood. Es guapísimo y demasiado inteligente– mi amiga parecía una adolescente

–Jamás lo había visto ¿De dónde sabes tú todo eso?

–La secretaria del decano me lo dijo. Matthew es la futura promesa, esperan que sea el mejor en todas las materias. Estuvo estudiando y dando los test a distancia, hoy se integró a las clases presenciales

El chico entró acompañado de un grupo de amigos, más bien parecían sus lacayos, así como los magos utilizan a los gnomos en Halltown. Se sentó en un pupitre en el centro del aula, desde nuestro donde estábamos nosotras (tercera corrida de puestos cerca de las ventanas) Cynthia no le quitaba los ojos de encima; él se volteó a mirarnos como esperando que lo fuéramos a saludar, nos observó unos instantes detenidamente aguardando alguna reacción mía o de mi amiga, luego se sentó y nos dio la espalda.

A la vista se notaba lo engreído y petulante que era Matthew Dashwood. Era apuesto, ninguna chica lo podría negar, todos sus atributos estaban a la vista: de gran estatura, fornido y con grandes brazos, cabello castaño con ondas de color más claro, rostro agraciado y muy masculino; vestía ropa ajustada la cual delataba sus trabajados abdominales y muslos, una imagen clásica de los hombres que tienen aires de celebridad y saben sus cualidades físicas.

Lo miré una vez y de ahí no quise seguir. La verdad es que odio a los hombres arrogantes y pretenciosos y, más desprecio si son misóginos. Me he topado con sujetos así en la Academia de Brujos y no les tengo paciencia, así que no quiero que el petulante hijo del profesor se cruce por mi camino.

El profesor Alexander dio comienzo a la clase y yo me puse de cabeza a escribir los apuntes. No sé si era mi imaginación o mi visión del futuro que a veces me juegan malas pasadas; yo pude percatarme que Matthew giró la cabeza un par de veces hacia donde yo estaba sentada, seguramente era por mi amiga, ya que le puso más atención a él que a la clase. Dudo que me estuviera observando a mí, no soy el estereotipo de chica que el divo hijo de académicos quisiera y, está claro que yo soy diferente al resto... Soy una bruja.

El profesor Dashwood terminó la clase y antes de abandonar el salón, nos dijo que entregaría los resultados de las evaluaciones. Todos los estudiantes sabíamos que la mejor calificación de la materia, quedaría como colaborador oficial del profesor.

–Profesor Dashwood, no hace falta dar las notas a todos, ya dígale a Matthew que él fue mejor puntaje– el irritable John Weston vivía para alabar a su amigo, daban ganas de convertirlo en estatua

–Prometo invitarlos a mi oficina en el departamento de Historia del Antiguo Próximo Oriente– el arrogante se levantó y empezó a dar las gracias.

Todos lo aplaudieron, se estaban precipitando a los resultados oficiales de las pruebas ¿Acaso habría algún otro que superara a la "estrella del curso"?

–Chicos, por favor silencio. Primero déjenme entregar las evaluaciones. Y debo decirles que no estoy asombrado en absoluto.

El grupo de estudiantes, a coro, pidió que se revelara el nombre de quien obtuvo el primer lugar.

–Pues la mejor calificación es de...

–Serán todos bienvenidos en mi oficina a comer y verme en el pedestal.

–Como estaba diciendo, la mejor calificación es de Samantha Van Tassel ¡Felicitaciones Señorita!

¿Qué es lo que dijo? Pensé en alguien que superara al engreído Matthew y ese resultó ser yo ¿De verdad saqué la mejor calificación?. Prometo que no hice ninguna brujería para esto, a penas leí y resumí los textos, nada fuera de lo común.

–Eres tú Sam ¡Es increíble! Sabía que lograrías el primer lugar, estudiaste mucho par esta prueba – Cynthia me abraza con fuerza y yo sigo sin procesarlo.

–¿Ósea yo no fui el primero? ¿En qué puesto quedó yo? Eso no es posible, hizo trampa– la estrella volteó para lanzarme balas con los ojos, era evidente que estaba impactado con su calificación

–La señorita Van Tassel sacó quince puntos más, por ende usted Señor Dashwood está en el segundo lugar. Analice los datos en el sistema de evaluación de internet y no hay ningún error. Reitero mis felicitaciones estimada, está en la carrera de ser mi colaborador, espero siga así– el profesor se acerca a mi puesto y me entrega el documento.

–Muchas Gracias Profesor Dashwood– le devuelvo la sonrisa y tomo mi evaluación, ahí estaba escrita mi alta calificación.

Mis compañeros y compañeras murmuraban en voz baja, por lo visto nadie creía que Matthew no fuera el primero; me empezaron a mirar y analizar mucho, mientras que la estrella permanecía decepcionado en su silla. Me cansé de los cuchicheos y las muecas, agarré mi mochila, mi carpeta y caminé hasta la salida con mi amiga, de lo contrario movería mi boca y haría desaparecer a todos.

Paso al frente del puesto del chico celebridad. Casi llegaba a la puerta, en ese momento escuché una alterada voz que me hablaba.

–Detente ahí farsante– me doy la vuelta– ¿Qué trampa hiciste para lograr ese resultado? ¡Vamos dime! ¿Quién crees que eres tú?

–A penas soy la chica que te superó por 15 puntos en la evaluación.

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