Capítulo XI: La visita

Samantha

Asustar a Matthew con los pasos en el techo, ver el temor en sus perecederos ojos, como también la incredulidad a mis palabras resultaron ser la venganza más divertida y sabrosa. Me reí muchísimo una vez sola en mi habitación. Ya sabrá esta mortal lo que es vivir con una auténtica bruja, sé arrepentirá de cada vez que me llamó de esa manera para insultarme.

Llevamos un mes compartiendo el mismo techo y hemos salido ilesos, es decir, aprendimos a soportarnos. El divo ha cumplido al pie de la letra mis condiciones, no se ha metido en lugares prohibidos y yo puedo hacer salidas nocturnas para ver la luna sin problema. Hay algo que cambió desde que Matt llegó, se trata de mis pesadillas, desaparecieron por primera vez; Severus me aconsejó que debo estar alerta debido a que no es buena señal, puede que el ser cuyo rostro no veía esté tratando de hacerme una trampa o tramando una emboscada.

Como ahora tengo a un humano viviendo conmigo, trato de hacer la menor cantidad de brujerías posible a fin de no levantar sospechas. No tendría ninguna excusa lógica ante objetos que levitan o, un gato que habla cuya edad es tan lejana como la mía. Supongo que si mi madre me viera, de seguro me regañaría en exceso igualmente volvería a mencionar los peligros que corro. Aun así, conociendo a Endora Valerius como es, ya debe saber todo lo que hago, incluso de que tengo a un mortal bajo mi techo.

Matthew y yo acordamos irnos a la universidad en distintos horarios, él quería proteger su prestigio y yo no quería que me asociaran a este sujeto. Yo salía primero de mi casa muy temprano, él un a hora después pendiente que nadie lo viera salir. En clases ni le hablaba, pasaba mi tiempo con Cynthia dentro y fuera del aula, a veces me hacía compañía en la oficina mientras Matthew trabajaba en los catálogos.

Para mí no era difícil mantener esta dinámica, yo decidí ignorar las predicciones de mi destino y el fallido ritual de la luna, no cabía ninguna posibilidad que Matthew y yo fuéramos almas gemelas. Como bruja, sé que estoy desafiando fuerzas superiores a mis poderes igualmente puede traerme consecuencias funestas, incluso el destino se me puede manifestar de golpe. Por ahora no prefiero pensar en eso, quiero enfocarme en mis estudios, las brujerías esperarán un poco.

Una tarde me encontraba en la oficina corrigiendo unos test, Cynthia estudiaba para un examen de Historia Clásica y ayudaba con algunas observaciones. Estábamos concentradas en nuestras respectivas actividades, giré a ver la brujita sobre mi escritorio pues cerró un ojo, lo hizo de nuevo entonces percibí que indicaba un mensaje desde Halltown. Al parecer era urgente, la figura repitió la acción tres veces después, opté responderte antes debía hacer algo con mi amiga, moví mi boca soltando un hechizo que la hizo caer el profundo sueño.

Sujeté a la brujita en mi mano izquierda, con la otra moví los dedos y le quité el sortilegio que la mantenía en silencio.

–Edeline no vuelvas hacer eso. Matthew quedó impactado la última vez, no sé que demonios le mostraste. Ahora no trates de matar del susto a mi amiga.

–Ese humano hizo chistes acerca de las brujas, pidió ver el futuro y yo se lo mostré en una regresión mental– esta bruja emisaria me pone excusas.

– Ahí está la razón. Le dije que no volviera a tocarte. Bien, cuéntame ¿Hay alguna novedad de Halltown?

–Me encargaron transmitirte un aviso de visita, tu primo Dracus Valerius llegará esta noche a tu casa. Él espera que le prepares un espacio óptimo para él– la emisaria retomó su sueño.

Las brujitas emisarias son canales que traspasan las dimensiones, su apariencia es como las muñecas Barbie por eso que las confunden con figuras de juego; ellas pueden dormir y despertar para enviar los mensajes con seguridad. Pueden ser de gran utilidad para las brujas, muchos seres sobrenaturales hacen uso de ellas.

De cualquier modo, en ese momento tenía que pensar en la visita que vendría a pasar tiempo en esta realidad. Solo que tenía un diminuto pero inmenso detalle: Dracus es un vampiro, hijo de un hermano de mi padre y una vampira paseante de las noches. ¿Cómo iba a conseguir mantener a un ser humano mortal y a un vampiro en el mismo espacio?Dracus viajaba con su ataúd a cada lugar donde iba, aunque era de los vampiros que obtenía sangre por otros medios, había en él costumbres que espantarían hasta el hombre más resuelto como Matthew.

Moví mi boca en los dos sentidos para sacar a Cynthia del hechizo, abrió los ojos lentamente, levantó la cabeza viendo todo a su alrededor.

–¿Sam me quedé dormida cierto? Caí rendida– asentí con la vista– ¡Qué vergüenza! Jajjajaj estoy usando tu oficina como cuarto para la siesta– estiró los brazos bostezando.

–Yo también me echo una siesta aquí, claro si el divo no está. Tendré que dejar el trabajo hasta aquí, recibí un mensaje importante durante tu siesta– juntó las carpetas para guardarlos en el librero.

–¿Se trata de algo de la universidad? Vamos, cuéntame.

–Es de un primo, viene esta noche a visitarme y probablemente se quede unos días conmigo. Debo ir a ordenar la casa y ver con que comida lo recibiré.

–¿Un primo? Guau, no sabía que tuvieras más familia como vives sola y nunca te he visto con tus padres. Yo quiero conocer, tú ya conociste a mis parientes, ahora es mi turno ¿Él es guapo? Muéstrame una foto– la veo emocionada por ver a Dracus, apunta a mi celular para buscar sus redes sociales.

–No tengo fotos de mi primo, fíjate que es un poco tímido y callado, no le gusta posar a las cámaras y no maneja redes sociales por lo mismo– nosotros no entramos en ese mundo virtual de los humanos, sencillamente porque no saldríamos en una fotografía.

–Yaaaaaa, Sam sé que me estás mintiendo. Pero bueno, está bien, voy a exigir visitarlo en tu casa.

–Eres bienvenida– sonreí nerviosa.

Salimos de la facultad, caminamos juntas hasta la entrada del campus donde me despedí de Cynthia. La vi desaparecer por la esquina, aproveché de concentrarme para desaparecer y aparecer en mi casa. En el living abrí las manos, giré en círculos, pronuncié el nombre de mi primo y la orden para que se cerraran todas las filtraciones de luz, el hechizo se activaría por mi palabra y la de él; descendí al sótano con Serverus y Clow para usar mi cántaro ceremonial.

El libro se abrió en la sección de los vampiros. Cuando era niña había inventado recetas mágicas para crear pócimas que reemplacen a la sangre, en la escuela de magia lo encontraron innovador por lo que se masificó en todo Halltown. Mi papá lo registró en el libro para las futuras generaciones.

Me puse mis ropas mágicas para empezar a preparar la mezcla, voy a usar elementos poderosos y es mejor protegerme para no acabar con la ropa hecha añicos. Clow me trajo las alas de murciélago, encendió el fuego y el agua empezó a calentarse. Echamos los ingredientes al cántaro, las alas soltaron un humo negro que tomó la forma de un vampiro, ¡está funcionando!, agregué las yerbas y empecé a revolver.

–Sangre, sangre, sangre que fluya y alimente al cuerpo que lo demanda...

Ya caía el sol cuando la pócima soltó el humo rojo, significa que está lista. Dracus sobrevivirá sin problemas durante su estadía. Queda un problema: debo hacer que un humano y vampiro convivan sin problemas por unos días.

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