Capítulo VI: La Bruja de la Luna.

Matthew.

Todavía no puedo admitir que una gótica me ganara en el examen. Parece cualquier cosa en esas fachas negras de cuero, ni siquiera hacen honor a la inteligencia que el profesor (mi propio padre) tanto alabó.

Aunque, debo admitir una cosa para mi pesar, la he estado observando en las últimas semanas en clases y me llama la atención su comportamiento. Siempre está observando como si tratara de analizar cada cosa, los chicos se le quedan mirando en los pasillos de la facultad y ella los ignora; incluso a mí que soy el ídolo entre las chicas y todas me voltean a ver, esta rara chica ni me mira de reojo; anda casi todo el tiempo en la biblioteca y no es difícil saber que es ella, pues es la única pelirroja de aquí. Me intriga por saber cómo es ella realmente y averiguar qué hay debajo de todo ese estilo rudo.

Cuando la acusé de tramposa frente a toda la clase, Samantha,ese era su nombre, tuvo la osadía de enfrentarme, me miraba como si pudiese leer mis pensamientos y al llamarla bruja, contestó con una irónica broma. La hubiera golpeado al instante en que dijo "te dejaré ocupar un lugar después de mí"; luego hasta me ofreció su cara para golpearla, ni se estremeció al pronunciar esas palabras.

Al parecer esta bruja gótica me ha declarado la guerra, no solo en la asignatura también en la carrera en general. De las chicas siempre consigo lo que quiero; cuando estaba en la escuela secundaria tenía una novia para hacerme los exámenes finales y otra para las tareas, con mis encantos y atributos físicos me es fácil seducir a las mujeres y conseguir de ellas lo que se me antoje. Sin embargo, creo que con esta chica bruja no será sencillo.

Después de la clase nos fuimos con mis amigos a un bar cercano al campus, estábamos bebiendo unas cervezas y el centro del entretenimiento era yo y mi humillación ante Samantha Van Tassel.

–Increíble. Quien se imaginaría que el hijo de académicos, Matthew Dashwood sería derrotado en el primer examen por una desconocida ¿Crees que podrás superarla en el siguiente evaluación?– John se ha reído de mí desde que salimos de la universidad.

–Y ahora es peor, porque es una muchacha que no le da ni la hora, la primera sin caer a los pies del macho Dashwood ¿será que prefiere a las mujeres?–el comentario insoportable clásico de Jeff.

–Pero a nuestro amigo no le importa eso. Hoy me percaté cómo la estuvo mirando un rato en la clase. Amigo, no sabía que te gustaban las pelirrojas darketas– mi amigo Peter siempre pendiente de todo lo que hago, a veces me dan ganas de golpearlo.

Agarro la lata de cerveza y bebo un poco, hubiera jurado que cuando me giré a mirarla nadie se había dado cuenta. En efecto, me detuve a reparar en ella, ya que cuando entré al aula ni se molestó a verme, como si hizo su amiga Cynthia; quise cerciorarme acerca de la clase de mujer que no se fijó ni por un minuto en mí. La estuve apreciando por un rato, no sé si fueron segundos o minutos, pude darme cuenta que tenía un agraciado rostro, un cutis luminoso y los ojos verdes agua y, le colgaba una cadena con talismán en forma de corazón. En un punto Samantha me miró, pero a penas de reojo y siguió escribiendo en su cuaderno.

–¿Acaso está prohibido mirar a una chica pelirroja? Y puedo mirar a la que se me pegue la gana, ellas lo disfrutan...

–Hay que admitir que la bruja estudiosa es guapa y sexy. Es cierto lo que dicen, las de cabello rojizo son muy sensuales. Sería interesante saber que hay debajo de toda esa ropa negra ¿No lo crees Matt?– Jeff sonrió como un pervertido.

–Afortunado el hombre que vea eso y no le dé asco o vómitos.

Los chicos me miraron feo porque según mi comentario fue ofensivo, e incluso podría tragarme mis palabras un día por escupir al cielo. Decidí cambiar el tema. Me comenzaba a cansar hablar de esa chica todo el tiempo; es cierto que me llamó la atención su cara y su pelo, esas dos cosas no más, ni hablar de su actitud arrogante y las palabras sarcásticas que me dijo.

Salimos del bar en dirección a nuestras casas, llevé a Jeff en mi auto pues pasaría la noche en mi casa para repasar unos contenidos sobre introducción a la Historia.

Eran casi las 7 de la tarde cuando llegamos, la cocinera me había dejado almuerzo pero era comida china, era mejor pedir comida rápida pero deliciosa. Jeff solicitó unas pizzas en la aplicación y las vinieron a dejar en menos de una hora, recibimos la comida y nos fuimos a estudiar a mí habitación.

–Matt estás estudiando mucho con el único objetivo de ser escogido como colaborador académico del profesor, que de paso es tu padre. Vas por la calificación y no por aprender para ser un auténtico historiador.

–Eso es lo de menos. Nunca se ha visto a un Dashwood sin un puesto importante en la universidad. Obtener el puesto de colaborador por mis calificaciones y apellido es mi objetivo este semestre.

–¿Y si no lo consigues? ¿Te saldrás de la carrera? Nada es seguro en las evaluaciones universitarias. Ya ves, en el primero te superaron por quince puntos– Jeff se puso serio.

–Por supuesto que lo conseguiré. Soy hijo del PhD Alexander Dashwood, ya tengo un pie adentro de la Facultad de Historia.

–Si tú lo dices. Espero que la gótica no te acabe ganando el puesto.

¿Qué clase de tontería ha dicho este tonto? Se supone que es amigo y duda de mi capacidad y mis influencias. Ya dije que yo seré el próximo Dashwood que se convierta en académico.

Ya era tarde cuando Jeff me invitó a nuestros trotes nocturnos. Siempre salimos después de las 23:00 horas, horario en él casi no hay gente en las calles y nuestro sector era tranquilo y seguro.

Tomamos la ruta que está cerca del lago, Jeff pasa de largo y a mí gusta entrar por el bosque mojarme la cara en el arrojo y luego encontrarlo afuera del servicio de gasolina. Secamos los teléfonos para la música y el cronómetro, fijamos la ruta y partimos nuestra carrera. Yo casi siempre dejo que Jeff me adelante, el estúpido cree tener mejor estado físico que yo y ganarme, simplemente me burlo de su presunción inocente, pues al regresar acabo siendo el vendedor

Mi amigo llevaba casi dos cuadras de ventaja, mi mente estaba distraído y no conseguía dar el cien por ciento de mi energía; no sé en qué segundo Samantha vino a mi cabeza cuando estaba admirando la luna llena de camino al bosque. El astro nocturno se veía hermoso, luminoso, pálido y resplandeciente en medio de la oscuridad, quise tomar una foto para subirla a mi Instagram y me acordé de esa desgraciada mujer.

–Sigamos corriendo Matt o el tonto de Jeff te va a ganar– me hablé para concentrarme.

Iba ya cerca del bosque y no paraba de admirar la luna, parecía seguirme así como lo creen los niños. El aire de la noche se percibía distinto, no era igual al de otras, se sentía una cierta energía armoniosa y hasta mística. Miré por la calle y no lograba ver a mi amigo, de seguro siguió su recorrido, quise ir a buscarlo, pero algo me decía que pasar por la arboleda en dirección al lago.

Sonará estúpido porque yo no creo en la magia, ni energías, ni el universo ni nada de esas charlatanerías... Inaudito, yo sentía a la luna diciéndome que fuera hasta el lago. De seguro el cansancio y la falta de electrolitos me hacían ver o escuchar cosas.

–Vamos al lago a refrescarnos divo, la transpiración te está debilitando. Después voy a buscar a Jeff.

No estaba oscuro por lo que era fácil caminar por el sendero entre los árboles. Escuché el ruido de un animal, similar a un gato, raro verlos por esta zona, seguí caminando hasta que llegué a la orilla del lago.

Nunca en mi vida vi una escena con tanta belleza como la que se dibujaba allí. El cuerpo celeste iluminando una hermosa figura de mujer que se sumergía en las aguas. Me quedé detrás de un arbusto para admirar sin ser descubierto. La mujer tenía cabello largo que se me hacía familiar, lo que más destacaba con el fulgor nocturno era su blanca piel y su escultural silueta curvilínea y esbelta.

Me aproximé sigiloso, no podía despegar mis ojos de ese cuerpo, sería la luna o el encanto de esa mujer, pero la temperatura en mí se elevó. Me quedé ahí a esperar que la misteriosa diera a conocer su rostro. Mis deseos se cumplieron, se volteó y caminó y de a poco se aparecieron las facciones.

–Es Samantha Van Tassel. ¡Imposible!. La mujer del lago es esta insoportable bruja que se queda mirando a la luna sin sentido– reclamé dentro de mí.

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