Capítulo X: Mismo techo.

Matthew

No me quedaba otra opción, tuve que recurrir al "incidente" en el lago para lograr quedarme en su casa. Fue un poco vil tener que hacerlo, me preocupa más perder mi reputación y el respeto de mis amigos y de todos los estudiantes de la carrera. Mi papá me expulsó de la casa por mi insolencia, considera que esto me hará madurar para convertirme por fin en un adulto y dejar la adolescencia. Hasta sin dinero me dejó, mi único ingreso es la mesada de mi mamá

Samantha quería acribillarme, su mirada me lanzaba mil balas al corazón, esta chica tiene ojos de fiera demasiado hermosos que si los observas con atención parecen embrujarte. Me acordé de las imágenes vistas en la oficina, yo debía estar loquísimo no cabía otra explicación; seguramente el estrés de fin de semestre tenía a mi pobre mente confundida.

Me acerqué para tratar de convencerla, fui despacio porque de seguro me mandaría un golpe

–Lo siento por recurrir a esto. Quedarme en tu casa es la solución. No te preocupes, haré creer a todos que sigo con mis padres, no llevaré a nadie a tu casa para no exponerme lo prometo– puse una cara de lástima.

–Eres un maldito energúmeno. Pero está bien acepto tu chantaje, conste que tú elegiste quedarte en ese lugar, sin reclamos después. Una cosa te dejo clara en seguida: MI CASA, MIS REGLAS ¿ESTAMOS DE ACUERDO?– curvó las cejas demandando una respuesta.

–Vale estoy de acuerdo ¿Cuánto me vas a cobrar por el alquiler? Ya sabes que no tengo tanto...

–Después vemos eso ahora camina, estoy cansada y debo enseñarte cómo llegar– tomó una distancia considerable para que no la vieran caminando a mi lado.

Samantha camina rápido por poco flota en el aire, yo la seguía vigilando que nadie nos viera o estaría acabado. Prefiero estar en casa de esta chica gótica a perder mi prestigio, soy un Dashwood después de todo.

El camino fue corto, ya que vive a unas calles del campus universitario, en una casa bastante extraña y con estilo victoriano que se parece a las de las películas de terror antiguas. Ella se percató que nadie está viendo y me hizo una señal con los ojos para entrar, cruzé la puerta y escuché a un gato que salió corriendo, como odio a esos animales; Samantha avanzó de la pequeña estancia hasta el living muy dark con toques modernos y bien iluminado.

–Antes que digas algo te voy a dejar estipuladas las reglas que seguirás, si te quedas o te largas a otro lado ¿Captas?– me advirtió muy osada

–Es... linda tu casa y estoy dispuesto a escuchar tus reglas– quería reírme de su cara de enfado.

–Primero, solo tienes permitido usar la cocina, el comedor, el living y por supuesto el baño, no puedes entrar a las otras habitaciones ni a mi biblioteca menos a mi habitación, si deseas un libro para estudiar o leer, me lo pides y te lo presto. Ni en tus remotos sueños pienses romper esta regla o te arrepentirás.

¡Qué regla más tonta! ¿Cuándo se ha prohibido usar una biblioteca? En fin, es su espacio y debo respetarlo.

–Segundo, no me gusta la gente deambulando por la casa después de la medianoche, por lo que a esa hora te encierras en tu habitación, vas al baño antes o si hay una emergencia piensa en salir; tampoco vengas a la cocina a robar comida por la noche, me daré cuenta si robas algo.

–Uyyyyyy me asusta ¿Me dirás que en esta casa hay espíritus?

–No, hay elementos peores que unos espíritus. Tercero, tu vida privada fuera de mi casa. No quiero que traigas chicas para tener sexo, yo no hago eso, no te sientas con más derechos que la dueña. Tus amigos afuera, no los quiero aquí– asentí con la cabeza.

–Cuarto y final–otra aburrida regla– Mi nombre es Samantha, no quiero escuchar ningún apodo estúpido– apareció un gato negro que me hizo saltar de susto– Este es Clow, un miembro más de mi familia y de esta casa, si no te gustan los gatos pues te aguantas o te vas a buscar otro lugar donde quedarte.

Me eché a reír por la actitud pasiva- agresiva de ella.

–Está todo bien. Tu casa es muy original y clásica... mira eso–veo un cuadro antiguo de una mujer idéntica a ella, vaya el parecido es increíble– ¿Es una antepasada tuya? Es asombrosa la similitud contigo, como si fueras tú en una vida pasada y tenía tu mismo nombre.

–Eh… Ella es una tatarabuela de las más antiguas, no recuerdo cuál específicamente, es de mi línea paterna– la noté tensa.

–Pues era una belleza, debió tener muchos pretendientes en su vida– Samantha me miró extrañada– Todo perfecto, ¿Dónde voy a dormir?

–Por acá, ven te mostraré la habitación.

Dejamos el living en dirección a una escaleras de la época victoriana, un descanso con una ventana rectangular, escalones anchos de tapizado negro con rojo. Llegamos a un pasillo iluminado por una ventana redonda en la pared del fondo, hay muchas puertas pero me dice que ocuparé la segunda a la izquierda, ella entra antes y cierra la puerta ante mí ¿Qué es lo que está haciendo ahí adentro?, estoy esperando y ese gato no me quita los ojos de encima ¡animal desagradable!

–Ya puedes pasar.

La habitación se ve confortable. Paredes blancas, una ventana grande que da a la calle, cama justo a mi medida, muebles negros pero adecuados.

–Está acogedora, me gustará mucho quedarme aquí ¿Puedo hacer algunos cambios a mi gusto?

–Lo puedes hacer, siempre que cuando te vayas quede como antes– me indica con frialdad mirando por la ventana.

–Como digas madame. Hay un dilema que no capto ¿Por qué entrar tú antes a este lugar? ¿Me pusiste veneno o una trampa?

–El veneno mata muy rápido a las alimañas, prefiere la tortura lenta...

–Okay, no preguntaré nada más, tu respuesta fue cautivadora.

–No hagas preguntas estúpidas si no quieres respuestas tontas.

Se fue con su apestoso animal. Bueno, habrá que aguantar su mal genio en esta casa, casi las veinticuatro horas del día las tendré que compartir con Samantha: universidad, oficina y casa. En fin, si busca provocarme me voy a divertir mucho responder como todo un macho.

Casi a la medianoche, me encerré en mi habitación como me indicó esta bruja. Trató de asustarme con eso de los espíritus jajjajaj, soy estudiante de Historia, sé que esos no más son cuantos del imaginario popular, nada empírico. Esta casa luce como película de terror period drama, mucho negro, muebles góticos, lugares prohibidos, un sótano secreto, etc, solo de curioso me gustaría saber qué oculta ahí.

Tomé mi teléfono para hablar con Jeff, le estoy mintiendo respecto al sitio donde me estoy quedando, si supiera la verdad vendría todos los días a fastidiar y acosar a Samantha. Quise grabarle un audio a mi amigo cuando sentí unos ruidos en el techo, los ignoré pensando que era mi imaginación; sin embargo, los volví a sentir y ahora con más seguridad; daba la impresión que fuera una persona caminando en dirección a la ventana que estaba abierta.

Me levanté despacio, fui hasta la ventana y sentí los pasos justo arriba de mí. Admito que me inquieté, salí de la habitación en dirección a la escalera; una luz venía desde allí, sigiloso moví mis pies y justo en la esquina del pasillo estaba ella sujetando una vela.

–¿Qué haces despierto a esta hora? Creo que te especifiqué no salir del cuarto después de la medianoche– vestía un pijama rojo de satín de dos piezas, un pantalón que marcaba las curvas de los muslos y una camiseta sin mangas ajustada en la zona del busto, voluminosas y redondas.

–Sentí ruidos en el techo, quería ver si todo estaba bien...– trató de evitar mirarle sus pronunciados relieves.

–¿Los espíritus te molestaron en tu primera noche aquí?– se ríe con burla– Anda a dormir divo, toma tus medicamentos antes de cerrar los ojos.

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Comments

Monica Alay Macias

Monica Alay Macias

me gusta las novelas con misterios .. la mitología es divina..

2024-04-20

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