Capítulo XII: Llamado.

Eran casi las 8 de una noche de vientos y frío como las que se aprecian en otoño, el timbre la casa sonó, por fin llegó la tan esperada visita. Matthew abrió la puerta, pues Samantha terminaba la cena y no podía dejar las cebollas que se freían en un sartén. Preparaba el plato favorito de su primo.

A la entrada aguardaba un hombre de un 1,85 m de altura, cabello negro brillante y peinado para atrás, rostro ovalado de frente ancha, tez blanquísima y con unos ardientes ojos verdes, Matt al verlo tuvo la impresión de estar frente a un noble, vestía de terno negro aterciopelado, en la mano derecha resaltaba un anillo con un precioso rubí, la solapa de la chaqueta lucía un broche de perla negra y un bastón de bronce en su mano derecha.

–¿La casa de Madame Samantha Van Tassel?– preguntó el extraño.

–Hola. Es aquí ¿Quién la busca?

– Dracus... Dracus Barnabas Van Tassel– contestó con amabilidad.

Matthew se extraña del nombre, piensa que debe tratarse de un extranjero en vista que el apellido que tienen no es inglés. Además, la familia de seguro era de altísimos ingresos, a lo mejor poseían un rango aristocrático en un país de Europa Central; la apariencia de la visita, junto con la casa y su respectiva dueña, gritaban que no eran personas comunes como el resto.

Samantha desde la cocina supo en seguida de la presencia de su primo, aguardó que este hiciera sus particulares presentaciones frente al inquilino. Secó sus manos y salió corriendo a la entrada.

–¡YA ESTÁS AQUÍ! ¡ESTO ES INCREÍBLE!– un efusivo abrazo entre los primos selló el saludo. Dracus la levantó y comenzaron a dar vueltas de la emoción.

–Te anuncié que te visitaría y heme aquí en la mejor hora, la oscuridad.

Entraron a la casa abrazados, Dracus colgó su abrigo en el perchero del recibidero y dejó el bastón en soporte cerca de la puerta. Matthew quedó en el completo olvido, esperó que los presentarán pero nada pasó.

–La decoración de esta casa es exquisita, me hace recordar a nuestro hogar, en nuestra tierra– Dracus era un amante de la estética gótica, contrastes fuertes en las paredes y muebles, siempre con un toque de negro.

–Mamá le dio la forma a esta casa, yo le puso un estilo más sombrío. No extraño tanto nuestra tierra con este ambiente.

No pasaban aún al comedor, Matthew entró a propósito para interrumpirlos con una tos falsa. El huésped le causaba curiosidad...

–Ah, olvidé presentarte a una persona. Matthew Dashwood, el inquilino de una habitación por un tiempo– enfatizó esa situación para evitar confusiones– él es mi primo Dracus Van Tassel.

–¿Un humano? Es un placer conocerte– el vampiro sonríe por la paradoja de estar con un humano en la misma casa.

–Primo querido, todos los seres humanos vivimos en una casa – Samantha pone cara de desconcierto.

–Igualmente, Dracus– Matt se extraña por la sorpresa del invitado. Concluyó que si Samantha manifestaba patrones extraños, toda su familia no tendría que ser diferente.

Para dejar atrás ese momento extraño, optó por convidar a su primo y a Matthea la mesa del comedor para comer, el segundo dijo que iría a lavarse las manos. Encendió los candelabros, colocó los cubiertos y los platos.

–¿Cómo es eso que tienes a un mortal viviendo en tu casa? Sentí el olor cercano a sangre humana, como no, si él estaba aquí justo frente a mí. No tenemos permitido compartir con ellos más de lo necesario, estás al tanto que puede ser peligroso.

–Tú tampoco disimulaste con tu pregunta. Acaso piensas que yo debí decirle a este tipo: Matt, sabes yo soy una bruja y vendrá a quedarse aquí un primo que es vampiro– reclamó irónica y haciendo teatro– Hay una explicación para esta situación. Salgamos a volar esta noche y te explico todo.

–Acepto. No me ocultes nada, deseo saber todo.

Matthew regresa al comedor y toma su lugar en la mesa. Normalmente, Samantha no comparte la comida con su inquilino, pero ante lo dicho por su primo optó por invitarlo para no levantar sospechas.

–Familiares extraños que tiene esta niña. Esta mesa produce miedo en vez de placer al comer– infirió en sus pensamientos. Matt podía ignorar muchas cosas, sin embargo, tenía sus recelos.

Comieron con absoluta calma, charlando entretenidos de Historia, películas y viajes. Dracus ama las polémicas, al ser vampiro puede leer los pensamientos de los humanos a través de los ojos, se fijó en los ojos de Matthew mientras describía sus grandes logros y concluyó cuáles eran sus emociones retenidas y las frustraciones que insultaba.

–Quiero saber por ti Sam, la primera fuente, todo el proceso para que te escogieran colo colaboradora académica de la facultad de Historia– trató de pasar por ignorante.

Un silencio sepulcral se sintió en todo el espacio. Incómodo, apretó el tenedor con la mano derecha, el joven divo se vio obligado a escuchar el relato de su derrota mirando de reojo al primo Dracus. Que ganas tuvo de golpearlo y darle su merecido, ahí frente a Samantha. Menos mal no se atrevió hacerlo, con la fuerza descomunal que poseen los vampiros de seguro acaba derribado en segundos.

Cuando el reloj marcó las 12 de la noche, los primos se alistaron para salir a su paseo nocturno. Desde niños volaban juntos en Halltown a cualquier hora. En el mundo finito solo la oscuridad proporcionaba seguridad y abrigo a seres como Samantha y Dracus. Fueron hasta cerró detrás del cementerio de la ciudad, nadie circulaba en ese sitio por las supersticiones acerca de unos duendes que habitaban ahí.

–Sam, comprendo todo lo hablaste. Ese tipejo te chantajeó como el tramposo que es, yo no sabría qué hacer en tu lugar. Con todo esto ¿Aún sigues dudando de la respuesta del oráculo?– ambos estaban sentados en la punta del cerro, donde veía la ciudad en su totalidad.

–¿Cuándo se ha visto que un ser de Halltown se haya unido a un mortal? Confío a ciegas en la magia, puede que esta vez haya un error...

–Ya hubo una que se atrevió a amar a un mortal. Una joven bruja. Debes proyectarte más allá de tus pensamientos. Todo está guiado por el destino.

–Lo sé. Desde ese día he sentido que mis poderes han crecido, cosas que solo imaginaba las puedo lograr, por otro lado, me da miedo ser descubierta.

–Querida prima cuando fuimos a la escuela de magia nos mintieron, si a todos, desde hadas hasta duendes; nosotros podemos adquirir otras habilidades con el correr del tiempo. De algo que sirva nuestra larga existencia– rio enseñando sus blancos y relucientes colmillos.

–Me parece un buen intercambio. Siendo honesta no albergo ningún interés en buscar el amor, no entre los humanos y mucho menos con otros Brujos o Magos– el amuleto de la bruja se ilumina con un a luz roja.

–Puede que tú como bruja consigas todo con movimiento de nariz o con el pensamiento, yo leo los ojos a la perfección, me percato que estás mintiendo y observa– señala al colgante– tu amuleto te delata.

–No exageres, la luz roja tiene mil explicaciones a según la magia. Yo no siento nada por Matthew, si así fuera lucharía contra todo para borrar esos sentimientos.

–No batalles contra lo que ya está dictaminado. Es peor. Negarte será peor para ti.

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play