19.

Cuando los que estaban dentro salieron, ninguno miró atrás y ninguno de ellos era Lukyan. Supo que él se había quedado dentro y que, posiblemente, estaba limpiando el aula.

Tomó varias respiraciones profundas y cerró sus ojos para dar un paso seguido de otro y lo vio. Se notaba que ya había limpiado todo y solo estaba ordenando unas cosas en su mochila. Entonces, de reojo lo vio. No era necesario girarse porque podía olerlo.

Su olor se había quedado impregnado en sus fosas nasales y le había sido imposible quitárselo de encima. Formó puños y quiso ignorarlo, pero le era imposible. Cerró sus ojos con fuerza y escuchó sus pasos lentos y cuidadosos. Se quedó solo mirando al frente porque solo recordar esas feromonas su cuerpo se ponía extraño. De solo recordar como se encontraba cegado por el celo e intentando atraerlo donde él, lo hizo enojar y se giró con fuerza.

Éley dio un respingo y no supo a dónde mirar. Sin más, solo lo vio comenzar a caminar y pasó por su lado como si nada. Se quedó petrificado por unos segundos antes seguirlo.

—Lukyan —habló en un susurro tembloroso y se detuvo.

Era la primera vez que decía su nombre y sintió que tenía poder sobre él.

—Solo diré esto una vez, no te acerques o te mataré.

Una advertencia clara y Éley se sintió especial por haber tenido el tiempo de decírselo porque, una parte de él, pensó en que le tenía consideración. Lo vio alejarse de nuevo y, cuando comenzó a bajar las escaleras, comenzó a correr donde él.

—¡Lo siento! ¡Por favor, lo siento! ¡Todos asumen que soy un Beta, estaba acostumbrado a solo decir que sí! ¡Tú solo lo asumiste y te di la respuesta que querías escuchar, pero...!

Lo vio girarse con brusquedad y se detuvo de golpe. Lo vio furioso con sus ojos cegados por el enojo y ahí estaban nuevamente, el color dorado se había presentado y sintió que eran hermosos.

—¿Crees que eso me importa? Solo te hable porque lo creí, pero no me interesas. Eres un Omega y eso me da asco si tuviera comida en el estómago te habría vomitado encima —soltó y Éley se sintió pequeño.

Bajó la mirada y tragó saliva con dificultad porque era lo que quería oír para no insistir más y, a pesar de que esas palabras habían sido como dos cuchillos clavados directamente en su débil corazón, no se detuvo y alzó la mirada.

Quería más.

Quería ser herido con las palabras más filosas y letales.

—Lo siento —repitió —. Yo no me sentí bien por mentirte y ese día yo...

—Cállate.

—Es que tú me...

—¡Cállate, maldita sea! —exclamó con fuerza y se giró para seguir caminando.

Éley, desesperado tomó su brazo y se liberó de su agarre con brusquedad. Lo empujó con tanta fuerza que cayó al suelo.

—¡Te juro que si vuelves a tocarme, te voy a matar! ¡Odio a los malditos Omegas! —vocifero y su enojo era tanto que Éley se estaba sintiendo consumido por ello de forma alarmante —. ¡Odio cómo se comportan, cómo hablan y todo!

Éley soltó una respiración entrecortada cuando sintió la calor regresando de golpe nuevamente. Apretó sus piernas y sintió su rostro caliente.

Lukyan lo quedó mirando por unos segundos y eso solo empeoró su enojo.

—¿Me estás jodiendo? —inquirió con desagrado —. ¿Estás en celo otra vez?

—Hace calor —susurró apretando su pecho y alzó su mirada para observarlo cegado por el deseo sexual que había.

Lukyan se paralizó, retrocedió un paso casi por precaución y por sentir que podía tomar todo de él. Apretó sus dientes y sintió su cuerpo reaccionando y, nuevamente estaban sus feromonas esparciéndose por todo el lugar con fuerza. Lo vio con sus mejillas rojas, sus pupilas dilatadas y con sus labios entreabiertos.

—Lukyan... —gimió.

El Alfa solo se cubrió la nariz con fuerza y aguantó la respiración con todas sus ganas, pero sintió que de nada servía. Era un Omega y estaba haciendo todo lo necesario para atraer a un Alfa y lo estaba atrayendo a él.

—Lukyan, ayúdame —susurró y se movió quedando arrodillado en el suelo —. Es tu culpa, tienes que hacerte cargo.

Lo vio echar su cuerpo hacia adelante y escuchó sus gemidos.

Entonces, solo volvió a retroceder.

—Déjame en paz porque no me importas, si no eres un Beta, entonces no vales nada.

Comenzó a bajar las escaleras de forma rápida y desesperada. Necesitaba respirar aire fresco, necesitaba vaciar su mente de cosas innecesarias, necesitaba demasiadas cosas y su mente le estaba jugando en contra. Se detuvo en el pasillo apoyando su espalda en la pared y apretó su cabeza porque sintió pánico. Al cerrar sus ojos, por un instante, vio a todos esos Omegas encima de él en celo y un escalofrío le recorrió la espalda. Recordó todas esas feromonas asquerosas de los Alfas que lo sometían y lo obligaban a estar con ellos mientras su padre miraba todo por el simple hecho de que era un experimento.

Se dejó caer en el suelo y sus ojos se llenaron de lágrimas, entonces, escuchó pasos.

—¿Sientes eso? —escuchó a un chico preguntar.

—Es un Omega en celo —respondió otro riéndose con ganas.

Formó puños y apretó su cabeza con fuerza.

—Ven, vamos, de seguro está solo y podremos divertirnos con él.

Los escuchó alejarse y quiso irse. Quiso dejarlo solo sin importar lo que esos dos Alfas le podían hacer. Quiso alejarse con desesperación ignorando el hecho de todo lo que le podía pasar.

Se puso de pie y dio un par de pasos hacia la salida, pero algo en su interior no le permitió seguir avanzando y miró sobre su hombro. Y solo comenzó a correr hacia Éley. No había avanzado demasiado, pero sintió que el trayecto de regreso se estaba haciendo enorme.

Éley solo estaba ahí. Intentaba buscar su teléfono para llamar a Cheng, pero no lo encontraba y fue cuando escuchó pasos. Estaba mal, pero pudo diferenciar el hecho de que eran más que uno. En su estado, se puso en alerta e intentó ponerse de pie y avanzó lejos. Entró a la primera puerta que encontró y se dejó caer en el suelo apoyando su espalda en la pared. Intentó calmarse, pero le era imposible. Escuchó las voces de los chicos un tanto lejanas y pensó que se estaban yendo, pero la puerta fue abierta de golpe.

Miró de reojo pensando en qué podía ser Cheng porque siempre llegaba a tiempo, mas no lo era. Lo vio cerrar la puerta y solo quedarse ahí parado.

—Lukyan —susurró con una sonrisa.

—¡Está por aquí! —exclamó uno de los chicos.

Lukyan no supo qué hacer. No supo cómo eliminar las feromonas de Éley, entonces pensó en las suyas. Se arrodilló a su lado y solo las liberó con fuerza. Estaba tan cerca del pelirrojo que él no dudó en rodear su cuello con fuerza y atraerlo hacia él. Enterró su rostro en su cuello y respiró de forma profunda.

—Ah... feromonas —gimió —. Quiero más, Lukyan. Pon más feromonas sobre mí.

Lo sintió besar su cuello y lo aparto de forma brusca.

—Tienes que tocarme, ayúdame, por favor —pidió y no sabía lo que decía o hacía, solo tenía claro el hecho de que deseaba todo de él. Deseaba que Lukyan calmará todo lo que había en su interior.

Al sentir que hablaba demasiado, cubrió su boca con fuerza, pero Éley no se detuvo. Lukyan, por un segundo, lo quedó mirando de forma atenta y apartó su mano. El pelirrojo la tomó y comenzó a chupar sus dedos con ganas y ansias.

—¿Estás seguro que era un Omega? Solo huelo las feromonas de un Alfa.

—Sí, estoy seguro, era muy dulces casi como un olor a flores, imposible que un Alfa tenga las feromonas así —dijo el otro mientras se encontraban parados en el pasillo mirando a todos lados para saber de dónde había provenido ese aroma, pues ya no se sentía en lo más mínimo

Lukyan tragó saliva, y solo se apartó para ponerse de pie. Cuando no escuchó las voces, asomó su cabeza y vio que ya se habían ido.

—¿Tienes a alguien a quién llamar?

—Cheng —susurró.

—¿Quién es Cheng?

—Con quién tengo relaciones cuando tengo mi ciclo de celo —respondió con una sonrisa observándolo y con las claras ganas de provocarlo. No vio mayor reacción en su rostro ni cuerpo, solo sintió su mirada en él y ya.

No dijo nada.

Solo lo tomó de su brazo y tiró de él para subirlo a su hombro. Aguantó la respiración hasta que llegó a su auto y lo dejó en el asiento trasero. Miró a todos lados, pero no había nadie por alrededor. Lo vio quejarse y su cuerpo estaba más que ardiendo por la fiebre que lo estaba dominando.

Cuando cerró la puerta, tomó varias respiraciones profundas y solo se subió para comenzar a manejar de forma rápida sin saber lo que estaba haciendo realmente porque se sentía horrible teniéndolo cerca.

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Comments

sour grapes💗

sour grapes💗

el claro ejemplo d "no me pegues que me caliento"😅

2024-07-13

6

♡Moon♡

♡Moon♡

lloro

2024-06-19

2

MIRMO KARITO

MIRMO KARITO

estoy de parte del alfa hasta el fin, quiero que sea feliz y que tenga venganza, pero como veo el será el malo, el que tenga que pedir perdón el todo, 😠

2024-06-14

3

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