—Espera —escuchó hablar a Lukyan y se detuvo para mirar sobre su hombro —. ¿No vas a ir a comer conmigo?
—Huelo asqueroso, ¿por qué querrías comer conmigo?
Lo vio levantar el bolso donde estaba su poleron.
—Si te pones esto, estarás mejor.
—No, gracias, no quiero.
Giró sobre sus pies para comenzar a caminar. Ignoró cuando dijo su nombre de nuevo porque no tenía sentido quedarse a su lado cuando solo lo toleraba por creer que era Beta. Sabía que, sí sabía lo que era realmente, sería insultado como si nada y sin el menor cuidado.
Había escuchado bien claro como Lukyan trataba a los Omegas como manipuladores, pero él no los sentía de aquella forma. Nunca había pensado de aquella manera por ningún Omega, pero ya veía que habían otros que pensaban cosas horribles. Sabía que cuando entraban en celos buscaban a un Alfa para aquello, pero los Alfas hacían exactamente lo mismo e incluso peor porque sometían a los Omegas para entrar en celo y que estén con ellos. Pensó que, si Lukyan pensaba que ellos eran unos necesitados, entonces los Alfas eran igual o peores.
Cuando llegó a casa, se quedó encerrado en su habitación. No salió a comer ni a nada. Solo vio el tiempo pasar mientras observaba el techo de su habitación.
Al otro día, fue a la universidad como de costumbre. No vio a Lukyan por ningún lado y solo se limitó a estar con Cheng.
El día miércoles transcurrió un poco más lento. Fue uno de los primeros en llegar al aula, así que estuvo solo por unos segundos hasta que vio a Jerley llegar. Le sonrió cuando atravesó la puerta y caminó hasta su lado para sentarse. Llevaba un jokye y se lo quitó de forma lenta para pasar sus manos por su cabello.
—Hola, ¿todo bien? —le preguntó al Omega.
No se sentía bien, pero solo asintió.
—No dormí bien, es todo.
—Ya veo —susurró.
Por un momento, Éley se tenso cuando lo sintió tomando un mechón de su cabello para apartarlo de su rostro.
—Se nota, estás más pálido que otros días.
Él tragó saliva y se acomodo en el asiento para alejarse un poco.
—Sí, pero bueno ya terminará el día. A propósito, no me dijiste porque no llegaste al bar.
—Oh, sí, lo siento, se me hizo tarde. Tuve que solucionar unos problemas con mis padres y se me hizo eterno.
—Entiendo, yo te espere un poco, como decía en el mensaje, pero luego tuve que irme.
—Bueno, podemos salir otro día, ¿qué tal hoy?
Se quedó pensativo ante la respuesta. Jerley lo observó atento y luego asentir. No solía salir con Betas, de hecho Éley era el único con quien hablaba, pues no le parecían interesantes en lo más mínimo. No tenían nada que los volviera especiales y ningún Beta podría sentir sus feromonas, que era lo que más le gustaba usar.
—Podemos ir al mismo bar. Suelo ir mucho allí, la verdad es tranquilo.
—Sí, el poco tiempo que estuve ahí se vio un buen sitio.
Éley soltó una pequeña sonrisa y vio a más alumnos y alumnas entrar de forma lenta mientras hablaban, luego, llegó el profesor y las clases comenzaron. El trabajo era realizar el retrato de una persona, algún paisaje o ambos.
Jerley prefirió el paisaje y Éley el retrato. Hablaron sobre las cosas que les llamaba la atención dibujar por unos segundos y después, cuando la clase finalizó, solo salieron caminando.
—¿Vas a desayunar?
—Sí, pero mi amigo me acaba de avisar de que está ocupado terminando un trabajo —respondió Éley mientras revisaba un mensaje de Cheng que le había enviado recién.
—Oh, entonces, ¿qué tal si vamos al desayuno juntos?
—¡Claro! —respondió Éley.
Caminaron de forma lenta y llegaron al comedor que no estaba lleno, pero tampoco vacío. Los puestos que quedaban desocupados se podían contar con una sola mano, así que se apresuraron para ganar unos puestos.
El desayuno no era de pobres, pero tampoco de ricos. Comieron hablando sobre cosas banales. La mayoría se sentaba en grupos mientras hablaban y reían. Éley por un momento observó a los Omegas y todos eran lindos, aunque algunos más lindos que otros y, por primera vez, deseo ser realmente un Beta no solo fingir serlo. Bajó la mirada de forma lenta sintiéndose mucho peor. Había intentado ignorar lo que sentía, pero se le estaba volviendo imposible de realizar.
Jerley lo vio cabizbajo. Ladeó su rostro para observarlo mejor y no pudo evitar preguntarse el por qué de aquel rostro tan lleno de tristeza. Acercó su mano de nuevo para tomar un mechón de su cabello, Éley alzó la mirada y por unos segundos se quedaron mirando. Era primera vez que se observaban de forma atenta, pero Éley solo desvió la mirada.
—Te ves triste. ¿Pasó algo?
—En realidad, nada. Solo no me siento bien.
—Ya veo, ¿no quieres contarme? Después de todo, siempre hablamos, tal vez puedo ayudarte y...
—¿Crees que los Omegas son manipuladores? —preguntó sin más.
Jerley pestañeó un par de veces y proceso su pregunta. Sintió que había sido ejecutada con desesperación, pero no entendió el por qué de esa desesperación cuando no lo involucraba en nada. No obstante, soltó una pequeña sonrisa para decir:
—¿Quién dijo eso?
—Lo escuche.
—De seguro es un tonto. Los Omegas no son eso en lo absoluto. Si fuera por eso, nadie los querría.
—Pero a veces forman problemas cuando les llega su ciclo.
—Bueno, los Alfas a veces también formamos problemas cuando nos llega el rut.
Éley lo quedó mirando porque alguien pensaba como él. Había dado por hecho que hablaría igual que Lukyan, mas no fue así. Lo vio regalarle una sonrisa y le dio una mascada a su pan para masticar un par de veces.
—¿Estás triste por qué dijeron eso de los Omegas?
—Más o menos —susurró bajito.
—Que lindo, pero no deberías preocuparte de cosas que, a fin de cuentas, no te conciernen, ¿no crees? No tienes motivo para ponerte triste por cosas ajenas. Mejor vamos a fuera.
Éley asintió y Jerley tomo ambas bandejas para dejarlas en su lugar y salieron caminando. Estuvieron todo el receso juntos hablando y riendo. Solían solo hablar en el aula, pero ambos sintieron que, hablar un poco más, no era tan malo. Cuando el día finalizó salieron juntos de la universidad para ir al bar. Jerley siempre andaba en su auto, así que caminaron hasta el estacionamiento.
Justo antes de subirse fue cuando vio a Lukyan saliendo con unos chicos y chicas. Asumió que eran Betas, pues, de lo contrario, no se vería cómodo o sonriendo. Se quedó parado viéndolo caminar y fue cuando Lukyan dirigió una breve mirada en su dirección y se detuvo al verlo. Ambos se observaron y luego Éley solo se subió.
Manejó de forma lenta hasta el bar y ambos bajaron. Aún quedaba mucho de día, así que hablaron y hablaron por horas. Jerley le contaba algunas cosas divertidas y Éley no pudo evitar reírse y sentirse mejor.
—Pero, las cosas son así, ¿qué hacerle?
—Tal vez no beber hasta que no recuerdes tu nombre —sugirió Éley mientras apoyaba su rostro en su mano y su codo en la mesa. Tenía un vaso de jugo y Jerley también, pues andaba con su auto.
No solía beber mucho, pero cuando lo hacía no solía pasar las cinco copas porque era su límite.
—Bueno, sí, es que si bebes antes de olvidar tu nombre, entonces la noche es muy aburrida.
—Siempre dicen eso, pero no le veo mucho la gracia a hacerlo. Suelo beber de forma moderada siempre, no soy un antisistemas como tú.
Jerley sonrió y lo quedó observando.
—¿Cómo es qué eres tan lindo? —preguntó de pronto.
Éley le dio una breve mirada por no entender bien su pregunta. No sabía si era una pregunta, un insulto o un halago.
—¿A qué te refieres?
—A qué los Betas siempre suelen ser, por decirlo de alguna manera, normales, pero tú no te pareces mucho a ellos.
—Lo siento, dicen que herede la belleza de mamá.
—¿Es Beta?
—No, es una Omega.
El Alfa se quedó en silencio y termino de beber lo que le quedaba en el vaso de forma lenta. Entonces, sin más, solo acercó su rostro al suyo y tomó una profunda respiración. Éley lo observó de reojo ante esa acción y sintió como comenzaba a oler su cuello.
—¿Qué haces?
—Olerte.
—No encontrarás olor por más que lo intentes.
—Sí, ya lo note.
—Bien, creo que es mejor que me vaya. Ya son las once de la noche y mamá se debe estar preguntando dónde estoy.
Se puso de pie y Jerley lo siguió. Cuando salieron, el ambiente estaba frío, pero estaba bien para tener una caminata nocturna. Y Éley no lo noto, pero justo en la acera había un auto estacionado y quién los estaba observando no era nada más y nada menos que Lukyan.
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Comments
Ash_sama
jajaja ya me imagino a lukyan celocitooo
2024-11-28
0
Naomi Da silva
no se ya me dio desconfianza
2024-08-14
2
Yinet Rengifo Reyes
Chanfleeee
2024-06-30
2