- ¿Que disfrutas hacer? - Preguntó Alfonso a Abiel.
- ¿Por qué preguntas eso? - Dijo Abiel confundido.
- Solo es una pregunta normal.
- No me gustan las preguntas normales. Lo ordinario es aburrido, ¿No crees?
- Tienes razón, que estupido fui al pensar que te gustaría comenzar a hablar sobre algo trivial. El hijo de científicos que es físico, ¿Querría hablar de las cosas que hace en su día?
- Si… Eso es lo que pensé.
- ¿Sobre que te gustaría hablar?
- Las estrellas.
- ¿Las estrellas? ¿Cuál es tu constelación favorita?
- Orion. ¿No es hermosa?
- Si, es muy hermosa. - Miro fijamente a Abiel a los ojos. - ¿Te gustaría un trago?
- No gracias, no vine a beber.
- Por supuesto, alguien como tú no querría beber.
- Deja de vanagloriarme. No me gusta. - Lo miró furioso.
- Lo siento. - Sostuvo las manos de Abiel.
- Príncipe Alfonso, debería irme. Ya es muy tarde. - Se levantó y fue con su hermano. - Ya me voy.
- ¿Por qué? No quiero irme aún.
- Dije que me voy, no que vengas conmigo.
- Al menos llévate el auto. - Le lanza las llaves.
- No quiero que nadie te lleve a casa. - Le entrega las llaves y se acerca a su odio. - Recuerda que aún no tienes edad para consumir alcohol y que tienes el número de Nicanor en tus contactos. Si algo llegara a pasar, llámalo él porque yo estaré dormido. - Le susurro y se apartó al instante. - Buenas noches pequeño.
- Abiel, espera. - Tadeo estaba detrás de él y lo acercó agarrando su mano. - Te puedo llevar si quieres.
- Tadeo. - Suavizó su voz. - Muchas gracias, pero no quiero molestar.
- No es molestia, Alfonso no me dejó hablar contigo. Me gustaría ponernos al día. Solo quiero asegurarme de que llegues a casa bien.
- E-Esta bien. Por supuesto.
- Bien. - Lo llevó a al auto sin dejar de sostenerle la mano.
Tadeo le abrió la puerta a Abiel, él entró y Tadeo le siguió él paso.
- ¿Como te ha ido? - Preguntó Tadeo.
- Excelente, aunque no mejor que a ti.
- Ser de la realeza no te da muchos beneficios, ni libertad.
- ¿Ya terminaste la universidad? Recuerdo que terminabas este año, sino me equivoco.
- De hecho termine el año pasado.
- Eso es genial. - Sonrío.
- ¿Volviste por unas vacaciones?
- De hecho, volví a visitar a un buen amigo.
- Quisiera ser el amigo por el que dures siete horas en un avión.
Tadeo lo miro e hizo silencio.
- ¿Como están tus hermanos? - Preguntó.
- Estamos bien. Edan acaba de entrar a la universidad. Papá piensa que es buena idea si lo acompaño a reuniones de este tipo, pero las personas son muy morbosas.
- Leonora acaba de ingresar este año.
- Crecen muy rápido, ¿No?
- Edan aún es un mocoso.
Ambos rieron haciendo contacto visual.
- Ya llegamos. - Tadeo se detiene en la entrada.
- ¿No quieres pasar? - Le tomó las manos.
- No, no hoy. Podría venir mañana con las chicas.
- Esa sería una gran idea. - Suelta las manos de Tadeo y sale del auto.
Para él esa conversación había sido incomoda. Pero no había nada como ponerse al día con un buen amigo.
Al llegar a su casa se desvistió y se colocó un pantalón y unas chanclas.
- Señor, el baño está listo. - Comentó al ver que iba a subir las escaleras.
- Búscame algo de comer, más tarde me doy un baño.
- Entendido Señor. - La mujer se retiró.
Abiel subió las escaleras hasta llegar a su habitación estrellada. Bueno, lo que solia ser una habitación estrellada. Ahora lo había convertido en una oficina de investigación. La habitación no se diferenciaba de cualquier oficina de un detective. Las paredes estaban decoradas por cientos de imágenes una al lado de la otra. El hilo bailaba en el aire entrelazando sucesos e imágenes entre sí. Era tan pesado para la vista como para intentar pasar por el lugar. Lo único efectivo era escabullirse por debajo hasta llegar a la única parte de la habitación que aparte del techo no tenía ni papel ni hilo, ni chinchetas: Un pequeño rincón el en suelo donde Abiel llevaba la investigación.
Así comenzó otra larga noche en la intentaría averiguar donde estaba y que era Star. Su investigación era excelente, de verdad parecía un detective. Seguía paso por paso las pistas y cada cabo suelto era resuelto por el en algún momento. A pesar de eso, aún no encontraba su respuesta absoluta. Mientras más encontraba más preguntas había y eso lo emocionaba. Así al pasar la noche, el día llego y Abiel aún estaba en la habitación uniendo imágenes con otras imágenes con ayuda de los hilos y tratando de pasar por el laberinto de hilos que había en el lugar.
- Señor su padre está aquí. - Informó el guardia que estaba a unos cientos centímetros de él.
- ¿Papá? - Comenzó a salir despacio arrastrándose por el suelo.
- Robert, llévame a la cama. - Se desplomó Justo al frente del guardaespaldas.
El hombre bajo con el chico al dormitorio y lo recostó delicadamente sobre la cama.
- Puedes salir. - Le indicó Gabe al hombre. - ¿Que te paso? ¿No dormiste toda la noche?
- No, aún no he dormido.
- ¿Que puede ser más importante que tu sueño?
- Solo estaba escribiendo una tesis, lo siento papá.
- ¿Una tesis?
- Si, sabes que me emociona mucho el hecho de escribir sobre cosas interesantes. Mientras más investigaba, más información interesante descubría.
- Por Dios. - Se sienta en la cama y le acaricia el cabello. - Esta semana deben ir a visitar a su madre.
- Lo se. Estoy listo.
- Recuerden hacerla sentir bien. Nos extraña.
- Yo también la extrañó Papá. - Bostezó.
- Ya que estás tan exhausto. Mejor te dejaré descansar. Hablamos más tarde. - Se levantó de la cama y salió de la habitación.
Abiel se durmió…
- No le ocultó nada a mis hijos. Nunca. Ni a ti, ni a tus hermanos. - Escuchó Abiel mientras se acercaba al comedor.
- Buenas tardes. - Entró al comedor y vio a Markel y Edan sentados con su padre.
- Que bueno que ya estás despierto. - Dijo Edan.
- ¿Llegaste bien? ¿Llegaste solo a casa?
- Si, Abiel. No bebí nada así que era muy capaz de conducir.
- Que bueno. - Abiel se acercó a la mesa y acaeció un poco el pelo de su hermano antes de tomar asiento.
- Escuche que él príncipe Alfonso los invito a quedarse con él. - Comentó Markel.
- Si, fue muy amable. - Sonrió Edan.
- No comparto la misma opinión. Es muy desvergonzado. Y ridiculo, me parade que no ha sido bien educado. - Todos en la mesa lo miraron.
- ¿Le dijiste eso en algún momento? - Preguntó el padre.
- No. a diferencia de él no soy imprudente. Por cierto, ¿De que hablaban? Te escuché mencionar Papá que no nos ocultas nada.
- Le preguntaba a tu hermano sobre su novia y que cuándo me va a pedir matrimonio y se puso a la defensiva diciendo que no es necesario que me cuenta cada paso de su vida. - Respondió el padre.
- Y ahora soy el villano. - Levantó la mirada.
- No, papá solo quiere acordarte que somos una familia unida y que nos compartimos las cosas. No es obligatorio hacerlo si así lo prefieres. - Declaró Edan.
- No importa lo que hagas siempre seré tu padre, solo agradecería que fueras un poco más abierto. - Dio un bocado para dejar en claro que esa era su última palabra.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 65 Episodes
Comments