Veneno para el alma

Abiel esperaba con paciencia a los científicos en la sala donde habitualmente se reunían, pero esa mañana lo llevaron a una sala diferente.

Cuándo el pequeño entró quedó sorprendido.

Se encontraba en una habitación completamente vacía. No se veía ni escuchaba nada al rededor. No había árboles, ni lobos, tigres, sangre, arañas, leones, o disparos. Solo una habitación totalmente blanca. Pensó en la posibilidad de por fin ser liberado.

El pequeño apreciaba el lugar y esperaba con paciencia a que por fin le dieran la oportunidad de salir.

Cayó hincado de golpe al escuchar un sonido muy agudo que invadió la habitación. El sonido era horrible. Subían la frecuencia por segundos. El pequeño sentía como si su cabeza fuera a explotar. Esta vez le fue imposible no gritar. Las ondas sonoras chocando con los tímpanos, definitivamente prefería los escenarios simulados.

Se movía de un lado a otro como un gusano. Gritaba del dolor y la sensación de que en cualquier momento su cerebro explotaría. Repentinamente el ruido seso, se quedó en el suelo, tratando de no llorar. La cabeza le dolía como nunca. El pensaba que se había acabo, pero ellos comenzaron el proceso otra vez. Una y otra y otra vez.

Al terminar el día Abiel estaba desvaneciendo. Había vomitado más de una vez durante el tiempo que estuvo encerado en la sala blanca, como él la había nombrado. No había comido nada en todo el día, lo que provocó que su estómago se irritara por la cantidad de veces que vomitó. Sus ojos estaban rojos. Ese definitivamente era un estado de inconsciencia en el que nunca había estado. Fue llevado por unos hombres hasta su dormitorio por varios hombres del personal, ya que no era capaz ni de ponerse de pie. Aún cuándo estaba en su habitación los síntomas continuaban, seguía igual de mareado que antes.

Ana le llevó su comida favorita, con todo el niño no quería. Tomó un baño y se quedó dormido desde que se lanzó a la cama.

Los días siguientes paso lo mismo. Hasta altas horas del día mantenían al niño encerrado en una cámara anecoica. Vomitaba una y otra vez. El ruido hacía más que irritarlo, cuándo no escuchaba nada el dolor de cabeza aumentaba y llegó a la conclusión de que eran ondas infrasonicas.

Al cuarto día su cuerpo y sentidos apenas funcionaban. Incluso para ponerse de pie necesitaba la ayuda de Ana. En menos de una semana su cuerpo estaba peor que lo que había estado desde que llegó al laboratorio. Incluso cuándo duró tres meses inconsciente y sin movilizar su cuerpo en absoluto, aún era capaz de moverse de cierta forma. Sin embargo había perdido casi todas sus habilidades en un santiamén desde que comenzaron ese espantoso experimento.

Abiel se negaba a rendirse. Debía continuar y ver una vez más a Mr. Star o al menos llegar a ver a Gabe. O sentirlo. Tanto su vista como su audición no eran las mejores en esos días.

Era una etapa difícil de su vida y apenas era un niño. En esos momentos decidió que no iba a dejar que nadie, jamás, lo lastimará como lo estaban haciendo esas personas. Decidió que en algún momento cuándo saliera los iba a ser responsables de haberle hecho tanto daño. Sobre todo prometió que sería fuerte, como le había dicho a Gabe que sería…

El viernes por la noche al terminar de verdad quería morir. Aún afuera y muy lejos de la cámara podía escuchar las ondas. Hubiera preferido estar alucinando cosas sin la necesidad de sentir su pesado cuerpo. Quería dormir con un dibujo de Mr. Star sobre la almohada, para al menos transmitirle sus pensamientos, aunque no pudiera hablarle a través del sonido, lo haría de otra forma.

Ana duró mucho tiempo tratando de descifrar lo que él quería decirle, al final lo logro y cumplió el deseo del niño.

Ella hubiera deseado hacer más, sólo podía seguir órdenes. Le daba pena el pequeñín. Un año no es poca cosa, ya tenía un año cuidando del feliz y risueño niño que ahora parecía ser un animal cualquiera. Su estado mental y físico tal vez iban a ser imposibles de recuperar después de esos llamados experimentos. Más no había nada que ella pudiera hacer para ayudarlo. Espero que el chico se durmiera y hizo lo mismo.

Al día siguiente al despertar Abiel vio a Gabe a su lado. Sentado a la par de él.

- Buenos días, campeón.

- Gabe. - Dijo en un susurro ahogado.

Abiel intentó levantarse, pero de inmediato su cuerpo se negó y se desplomó.

- Deja de esforzarte. - Poso la yema de sus dedos en los ojos del niños y los cerró. - Mientras más te esfuerzas más duele.

- ¿Q-Q-Qu- Repitió varias veces con la voz temblorosa.

- Tranquilo, tranquilo. - Susurró. - Estoy aquí por ti. - Sostuvo las manos de Abiel.

Abiel intentó mover su cabeza colocándola justo al lado del cuerpo de Gabe. Estaba feliz de verlo, pero no lo necesitaba. No necesitaba que nadie lo salvara. Al menos ya no.

- Señor, ya es hora de la reunión.

- Bien. Abiel, todo va a estar. - Se retiró con su secretaria.

Gabe se dirigía a una reunión con los científicos del gobierno. Odiaba que jugaran con él. Más que las mentiras, eso era lo que más odiaba que jueguen con su trabajo. Había estado de viaje buscando como podría aumentar su poder. Estaba buscando insaciablemente poder. Buscaba tal poder en que ningún gobierno pudiera ponerlo debajo y lo había logrado con su propio país. Ahora podía echar a esas personas de su laboratorio con toda la autoridad que le corresponde.

- Buenos días Señor. - Dijeron en conjunto al ver al hombre pasar la puerta.

- Buenos días. Por favor todos toman asiento.

Todos en el lugar se sentaron.

- Así que… - Inhaló muy profundo. - ¿Se atreven a hacer lo que quieran en mi laboratorio? Sin mi autorización, colocan a un niño de 6 o 7 años en una cámara anecoica reproduciendo ondas sonoras de más de 2000 Hertz repetidas veces y peor aún llenado a reproducir ondas de hasta 20,000 hertz. ¿Como se atreven a utilizar esos métodos en mi laboratorio? ¡¿Con un niño?!

- Solo seguimos órdenes. Necesitamos rapidez y eficacia. No métodos antiguos que tarden mucho tiempo. El niño es tan desechable como un animal. Lo podemos utilizar como se nos plazca, si conseguimos la información es suficiente. Además, se le olvida que ese niño no es normal, probablemente solo lo está manipulando.

- No me diga, Doctor, quiero preguntarle algo. ¿Cuándo tiempo tienen aquí?

- Al rededor de seis meses.

- Con que seis meses. Ahora quiero saber, ¿Que tan anormal le parece ese niño? ¿Cuantas pruebas son suficientes para que vea lo qué pasa? Es un niño totalmente normal. Se supone que su trabajo es hacerse preguntas, crear hipótesis sobre esas preguntas, poner a prueba sus hipótesis con experimentos, registrar sus observaciones, llegar a una conclusión y verificar sus hipótesis. Pero en ningún momento veo que están verificando su hipótesis. O que crean una nueva. ¿Saben lo que veo? Veo a muchos arrogantes que se creen la gran cosa estancados como estupidos en una hipótesis inexistente. Tal vez quieren matar al niño pare que por fin descubran que no es más que un niño.

- Me da mucha pena que se haya encariñado con un experimento, pero eso no quiere decir que nos va a detener a nosotros, que si queremos progresar.

- Es una hipótesis fantasma. Una vaga ilusión.

- Diga lo que quiera, pero no tiene derecho de impedirnos continuar la investigación.

- Claro que puedo. Ahora mismo les voy a pedir que salgan de mis instalaciones.

- No puedes hacer eso.

- Hablaremos con Julián. - Dice una mujer.

- Háganlo, creo que ahora está de camino a su casa. Quiero recordarles que yo soy el dueño de todo esto. No Julián y mucho menos el presidente. Pero, para que no se queden con las ganas podrán llamar al gobernador para que depositen sus opiniones en el buzón de quejas. Pueden hacerlo cuándo ya estén en la calle. Fue un gusto que participaran de mi investigación. Buenos días a todos.

Al terminar salió del lugar, unos guardias entraron a escoltar a los investigadores hasta la puerta.

Gabe fue directo hacia donde Abiel para darle la noticia. No iba a permitir que nadie le hiciera daño nunca más.

- Hola… - Se hincó al lado de la camilla. - Ya no volverán Abiel.

Una parte de el quería decir gracias y la otra sólo quería decirle que no lo cuidara más.

- Aún te tengo que mostrar la sorpresa que te prometí. Cuándo te sientas mejor, te llevaré conmigo.

Ambos se quedaron dormidos.

Capítulos
1 Solo Abiel
2 Perspectivas
3 Nadie merece esto
4 ¿Un Niño?
5 Un gran hombre
6 ¿Es esto felicidad?
7 Perplejo
8 Ajustes
9 Cuándo esto se acabe…
10 Veneno para el alma
11 ¿Es tiempo de ser feliz?
12 Algo nuevo
13 Tiempo al tiempo
14 Primera cena
15 Un Alma Rota
16 Como recuperar los trozos
17 Todos debemos crecer
18 Supremos hermanos
19 Es parte de mi vida
20 ¡Que chico tan molesto!
21 Que extraños somos
22 Podríamos ser
23 No quiero dejarte atrás
24 Tal vez solo no quería admitirlo
25 Nuevos sucesos
26 Nunca había estado tan confundido
27 Un lugar maravilloso
28 La mejor forma de dejar ir las cuestiones
29 Solo debí preguntar
30 Un buen comienzo
31 Así fue conocerlo
32 El príncipe travieso
33 Tal vez no todo esta bien
34 Una cita
35 De vuelta a ti
36 Donde te descubrí
37 Como es sentir
38 Castigo por acción
39 Tu vales la pena
40 El día que todo comenzó
41 No se si las cosas puedan ir bien
42 ¡¿Que debo de hacer?!
43 Creando un nuevo amorío
44 Un acosador más
45 Quisiera que fuera una broma
46 ¿Esto es real?
47 No quiero que seas un problema
48 Eres un problema
49 Los días de paz entre la vida y la muerte
50 Una pareja ordinaria
51 La función está a punto de comenzar
52 Así se dicta el día del juicio
53 ¿El principio o el fin?
54 Catástrofe
55 ¿En quien debería confiar?
56 Hora de comenzar
57 Y luego descubres…
58 Que te han traicionado
59 Desearía que no hubieras estado
60 Debo aprender a… Sanar
61 Que doloroso proceso
62 Uno de esos días
63 Un día más…
64 ¿Conociéndome?
65 ¿Y ahora que?
Capítulos

Updated 65 Episodes

1
Solo Abiel
2
Perspectivas
3
Nadie merece esto
4
¿Un Niño?
5
Un gran hombre
6
¿Es esto felicidad?
7
Perplejo
8
Ajustes
9
Cuándo esto se acabe…
10
Veneno para el alma
11
¿Es tiempo de ser feliz?
12
Algo nuevo
13
Tiempo al tiempo
14
Primera cena
15
Un Alma Rota
16
Como recuperar los trozos
17
Todos debemos crecer
18
Supremos hermanos
19
Es parte de mi vida
20
¡Que chico tan molesto!
21
Que extraños somos
22
Podríamos ser
23
No quiero dejarte atrás
24
Tal vez solo no quería admitirlo
25
Nuevos sucesos
26
Nunca había estado tan confundido
27
Un lugar maravilloso
28
La mejor forma de dejar ir las cuestiones
29
Solo debí preguntar
30
Un buen comienzo
31
Así fue conocerlo
32
El príncipe travieso
33
Tal vez no todo esta bien
34
Una cita
35
De vuelta a ti
36
Donde te descubrí
37
Como es sentir
38
Castigo por acción
39
Tu vales la pena
40
El día que todo comenzó
41
No se si las cosas puedan ir bien
42
¡¿Que debo de hacer?!
43
Creando un nuevo amorío
44
Un acosador más
45
Quisiera que fuera una broma
46
¿Esto es real?
47
No quiero que seas un problema
48
Eres un problema
49
Los días de paz entre la vida y la muerte
50
Una pareja ordinaria
51
La función está a punto de comenzar
52
Así se dicta el día del juicio
53
¿El principio o el fin?
54
Catástrofe
55
¿En quien debería confiar?
56
Hora de comenzar
57
Y luego descubres…
58
Que te han traicionado
59
Desearía que no hubieras estado
60
Debo aprender a… Sanar
61
Que doloroso proceso
62
Uno de esos días
63
Un día más…
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¿Conociéndome?
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