Primera cena

- Buenos días Mamá. - Dijo corriendo hacia la mujer.

- Buenos días, ¿Cómo está mi pequeño? . - Dijo Vera.

- Creo que estoy emocionado. - Sostuvo las manos de Vera. Y ambos comenzaron a caminar.

El tiempo había pasado rápido, muy rápido. Ya era casi un año desde que Abiel había llegado a

la residencia Embani. Un año desde que conoció a la mujer que se convertiría en su más fiel amiga a través de las dificultades de la vida.

Estuve tomando clases en casa. No parecia tener un déficit en conocimiento o inteligencia, pero aun así era necesario que estudie como cualquier otro niño. Tomaba algunas clases extras a petición del padre. Era una vida un poco ocupada y casi nada de tiempo para relajarse ya que también debia asistir a numerosas consultas con doctores de diferentes áreas de la salud. Era agotador y a Abiel le encantaba.

Le encantaban sus horarios apretados, toda la atención que recibía. El calor de estar envuelto en una familia, era lo mejor que le podría pasar. Aunque algo dentro de él estaba vacío, sabía que era... Mr. Star, su hermosa estrella con la que no había hablado en casi tres años. Para él era un alivio al menos recordar que si existía y hacía un homenaje a su querido ser cada vez que entraba a la habitación especial que Gabe preparó para él. Mas aun asi no dejaba de sentirse triste por no poder verlo.

No había vuelto a ver a ninguno de sus hermanos siquiera cerca de él. Luego de lo que pasó con Edan todo se volvió más incómodo para todos, incluyendo los maestros de todos los chicos que debían hacer toda una jornada esperando el turno de cada uno.

Abiel escuchó uno que otro rumor sobre el hecho de que Edan había sido enviado a un internado, cosa que no pudo confirmar ya que nunca veía a ninguno de sus hermanos. Más esa mañana, era especial para todos en la casa. Por fin iba a conocer a sus hermanos. Por fin todos podían ser un familia normal.

- ¿Estas listo? - Preguntó Gabe al verlos llegar.

Abiel sonrió y asintió muy emocionado.

Los tres traspasaron la puerta, donde los esperaban los dos pequeños. Un gran comedor de catorce sillas era el centro de atención de todo el lugar. No por el tama;o, que comparado con la inmensidad de la sala no era nada, lo que mas llamaba la atencion era como se funcionaban los colores de toda la sala para hacer relucir el comedor, y que no falte mencionar la lámpara gigante colgando justo el comedor.

Los chicos se encontraban sentados y la mesa vasta de deliciosos y exquisitos platos esperando a ser devorados.

- Buenas noches. - Se apresuró a pararse de la silla al ver a sus padres entrar en la sala.

- Buenas noches. - Dijo Edan bajando un poco más despacio de la silla.

- Buenas noches. - Se notaba la emoción en su tono de voz. No podia, ni quería ocultar sus ansias por conocer a sus hermanos.

Pese a que estaba llevando una vida muy activa y buena, tener compañía no iba a estar de más. Después de todo seguía siendo un niña, con alrededor de tres o más rodeado de adultos.

No había visto a niños de su edad a excepción de sus hermanos, lo cual no salió para nada bien ni la primavera ni la segunda vez.

- Cenemos. - Señalo la mesa indicada a todos que podian tomar asiento.

Todos tomaron asiento, los señores de la casa se sentaron al borde del comedor cada uno. El mayor tomó asiento cerca de su padre y los más pequeños en las sillas siguiente a la de su madre, frente a frente.

- Quiero proponer un juego. - Comentó Vera. - Después de la cena me gustaría comentarles un poco más sobre él después de la cena.

Todos comenzaron a cenar... El ambiente era silencioso y un tanto incómodo. La familia Embani estaba reunida por primera vez en mucho tiempo. Edan no paraba de mirar a Abiel fijamente provocandole cierta incomodidad. Con un toque de la Sra. Embani y una mirada aterradora despejó a Edan de sus pensamientos y así una vez por todas pudo comenzar a comer.

Todos terminaron de cenar. Los platos fueron retirados del comedor y una caja mediana y larga fue llevada al centro de la mesa.

- ¿Es esto para el juego? - Pregunto Gabe.

- Por supuesto. Ven aca. - Ordenó a uno de los sirvientes. - Ya puedes abrir la caja y decir las reglas.

El hombre se acercó al comedor, abrió la caja y sacó algunas cartas de esta. Se posiciona al frente del comedor, guardando distancia, pero suficientemente cerca para ser escuchado.

- A causa de esta hermosa reunión, - Comenzó a leer la carta el sirviente. - por ser la primera vez de nuestra hermosa familia reunida, me gustaria hacer este momento en un momento memorable. Estuve pensando por mucho tiempo que debería de hacer y llegué a la conclusión de que un juego familiar para conocernos mejor sería la mejor actividad.

-Eso no. - Detuvo al criado. - Solo lee las cartas del juego, no las cosas que escribí.

- Disculpe Señora. - Tomo algunas cartas que estaban enfrente de él sobre la mesa. - Es un juego interactivo, durará alrededor de una semana y se basará en ampliar los conocimientos de cada uno sobre el otro. Hay diferentes actividades, entre las cuales podemos encontrar la búsqueda de acertijos, y por supuesto los premios a los que podrán acceder si logran resolver los acertijos. Para resolver los mismos necesitarán saber más de tres cosas íntimas de la persona como mínimo, en caso de no saberlo utilice la paciencia y trate de darse el tiempo de conocer mejor a la persona o descubrir de forma discreta lo que está interesado en saber. Este será un juego interactivo. No habrá equipos, cada persona debe hacer su esfuerzo para encontrar las pistas.

- Coloco las cartas de vuelta en la mesa y después de hacer una reverencia se alejó del comedor.

- ¿Que les parece? - Pregunto emocionada.

Gabe y Markel cruzaron miradas.

- Me parece una idea muy buena en realidad, que todas aprendamos nuevas cosas sobre nosotros. - Comentó Gabe. - Aunque podríamos hacer algo menos…

- Si no te gusta no es necesario que disimules. Solo quiero hacer algo divertido. Los niños pueden sentirse tensos al estar juntos por primera vez.

- Solo iba a decir que podría ser menos duradero.

- Ya todo está organizado. Despeja tu agenda para que pases un buen tiempo con tu familia.

- Amor, debo ir a Francia este viernes.

- Ni que fueras a ver a la reina Isabelle.

Mientras los padres tenían una no tan seria discusión Markel se escabulló por debajo de la mesa tratando de no ser notado. Se acercó sin ser detectado a Abiel y le tocó el pie. Abiel miró curioso, no había notado que Markel se había escabullido. Por suerte para Markel el chico solo se sobresaltó y no gritó. Markel le hizo señas a Abiel para que lo siguiera, y el pequeño se escabullo junto a él.

Los dos salieron del comedor hacia el jardín, con sus dos cuidadores personales junto a ellos.

- Joven, no creo que sea correcto salir de esa forma en medio de una cena. Sabe que una de las reglas de la casa es no salir de un lugar sin el permiso de su padres. - Reclamo asustado Nicanor.

- No te preocupes, Nicanor. Solo quiero hablar con mi hermanito. ¿Puedo tener privacidad? - Nicanor se detuvo junto al encargado de Markel, mientras ambos se alejaban con pasos delicados y firmes hacia la nada.

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