- ¿Es correcto escapar de padre y madre?
- No, no lo hagas jamás en tu vida o tendrás problemas.
- Entonces, ¿Solo tú puedes escapar?
- No, pero hoy es una ocasión especial. Estoy realmente curioso sobre ti y sobre quién eres.
Me gustaría conocerte, ya que serás mi hermano de ahora en adelante. Así que me gustaría comenzar con el pie derecho. - Se detuvo frente a Abiel. - Mi nombre es Markel, soy el mayor de la familia, tengo 13. - Extendió su mano.
- Un placer Markel. Yo soy Abiel, tengo 9 años. - Penso por un momento si debía decir eso, pero solo extendió su mano.
- Ahora somos oficialmente hermanos. No necesitamos de juegos para conocernos. Somos
hombres.
- ¿Somos? - Reconsidero su respuesta por unos segundos y luego proclamó. - Quise decir, !SI! Somos hombres. - Levantó su cabeza en muestra de superioridad.
- Quiero hacerte algunas preguntas.
- ¿Sobre que?
- Tu tiempo en el laboratorio. Papá nunca nos habla sobre eso, y estoy muy interesado en ser científico al igual que Padre.
Abiel lanzó un suspiro. - Tal vez no habla con ustedes sobre eso por alguna razón. - Explico.
- Los laboratorios son geniales, y he participado en muchos experimentos con papa asi que te aseguro que seré maduro al escuchar sobre cualquier tema delicado. -Insistió.
- Si de verdad pudieras ser maduro cuando te cuente sobre una situación delicada lo serias ahora al no insistir. No quiero hablar sobre las cosas que pasaron en el laboratorio. Si Padre te lo oculta debe tener alguna razón, ¿No crees?
- No debes ser arrogante con tus hermanos.
- Y tú no debes ser insistente ante una situación íntima de una persona. - Abiel camino rápido.
Dejando atrás a Markel y adentrándose más en el jardín que cada vez parecía más un auténtico bosque.
En lo más recóndito del jardín Abiel sintió un dolor repentino de cabeza acompañado por el destello de una imagen difusa. Solo fueron unos segundos, pero al en él se sintió diferente de inmediato al ver esa imagen. Aunque estuviera borrosa aún podía sentirla.
- Así que aquí estás. - Se acerca a Abiel.
- No, no te acerques. Tengo que salir de aquí Eban.
- ¿Quieres robarte la atención de mi hermano también? - Le grito con la voz agitada. Había corrido mucho y también estaba llorando. - ¡Ahora también quieres en inserte en mi lugar?
- Cállate la boca maldigo mocoso. - Le ordeno. - Te acabo de decir que tengo que salir de aquí. - La respiración de Abiel se estaba cortando.
Sentía algo, definitivamente sabía que sentía algo, pero no tenía idea de que era ese algo. Era el sentimiento más complejo que jamás había sentido. Trataba de descifrar que era lo que sentía
exactamente y durante el proceso se desmayó.
Edan corrió hacia sus padres para informales que Abiel se había desmayado. Estaba hiperventilando. Los nervios y la ansiedad no le permitían respirar al nivel de comenzar a perder la vista. Para cuándo llegó hacia donde padres se limitó a mencionar dos palabras:
- Abiel, - Inhalo profundo y rápido- jardín. - Su cuerpo cayó sobre los brazos de su padre que al ver como corría se acercó a rescatarlo.
Si bien Edan estaba muy celoso de Abiel el hecho de hacerle algún daño y verlo desmayarse de esa manera realmente agito su sentido común. Tantas cosas pasaban por su cabeza con cada paso que daba, el hecho de que lo pudieran culpar o que lo enviaran de nuevo a ese lugar que tanto odia.
El bullicio retumbaba por toda la mansión, dos de los señores se habían desmayado y aún no se sabía la razón. Una madre sostenía a su niño llorando culpando al hombre que se supone debía haberlo estando cuidando. Un hombre que tenía la oportunidad de dominar todo el mundo con la gracia de un niño corría a toda velocidad dejando detrás a los guardaespaldas y guardias de la mansión. Su preocupación de poder perderlo todo en una noche lo impulsaba de una manera sobrehumana.
Los niños fueron revisados por doctores. En su propia residencia, no podían arriesgarse a que nadie supiera que dos pequeños Embanis habían colapsado la misma noche. Se convertiría en un escándalo. Gabe y Vera tenían muy buenos con tatos que eran mejores que cualquier “especialista” que podrían encontrar en un hospital o clínica. Esa misma noche llegaron cinco doctores de diferentes partes del mundo para revisar a los niños. El diagnóstico fue simple, uno había perdido el conocimiento por el frío y bacterias que probablemente había alrededor de él. Si, Abiel había salido hace más de un año del laboratorio, aún así era posible que fuera sensible a una gran cantidad de bacterias benéficas. Por otro lado el más pequeño de la familia solo se había desmayado por falta de respiración. Al parecer por un largo periodo, incluso después de desmayarse la respiración no le volvió de inmediato. Esto podía llegar a ser un caso más adusto, no solo por la insuficiencia cardíaca sino también por la falta de aire en el cerebro que podía llegar a causar daños severos en este.
- Star. - Se levantó repentinamente de la cama.
- A-Abiel cariño. Llamen a los doctores. - Las lagriamas de felicidad corrían por las mejillas de la madre.
La habitación se fue llenando de doctores y Gabe por supuesto entró.
- Y-yo, siento mucho lo que te dije. - Dijo Markel.
Abiel no pronunció palabra alguna, su cuerpo físico estaba en esa habitación, pero su mente era un escenario totalmente diferente. Aún estaba perdido en sus recuerdos. Difusos recuerdos.
Ignoro toda la situación y cerró los ojos intentando recordar. De golpe se levantó de la cama en la que se encontraba.
Compartía habitación con Edan. Él se encontraba justo al lado de Abiel quien lo pasó por alto y continuó su camino hacia su habitación.
Camino tan rápido como pudo, sin dejar que nadie se acercara a él. No por ninguna fuerza superior, no porque no pudiera hacerlo, más bien era su expresión. Su cara estaba completamente pálida, sus ojos aparentaban estar cubiertos por nubes, así de blanco se tornaron.
Abrió de golpe la puerta de su dormitorio, tomó una hoja y papel y comenzó a dibujar cosas al azar.
La puerta detrás de él no estaba cerrada, pero ni los doctores se atrevieron a entrar. Nadie sabía porque no lo hacían, tal vez no tenían el valor.
- No lo hagas. E-esto - Sentía como su cuerpo perdía energía que estaba siendoabsorbida por un ser superior.
No podía recordar con exactitud nada, sin embargo al dibujarlo podía hacer un escenario general y tratar de adivinar de que se trataba.
Accionó tan rápido como pudo, escondió la numerosa cantidad de dibujos que había logrado crear en cuestión de segundos.
- ¡Ya vete de mi cabeza.! - Grito una última vez antes de desfallecer.
En ese punto todos entraron a la habitación, siendo empujados a la fuerza por Gabe quien quería ir al lado de su hijo, más por el tumulto de personas en la puerta no le fue posible. Hasta que todo quedaron pasmado al ver al niño desmayarse una vez más.
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