Capitulo 16

Nara lo ayudó a ir a la habitación. Chester le había dicho que había encerrado a los gatos allí. Cuando entró sujetando a Chester para que no se cayera, los vió a los tres juntos durmiendo en una cesta cerca de la cama.

— Necesitas dormir.

—Duerme conmigo.

—No puedo limpiaré un poco y luego me iré cuando estés mejor.— El cayó en la cama y sin más le agarró el brazo — Chester... —suspiró—.

— No te vayas sin despedirte. Prométemelo.

Nara torció su boca insatisfecha.

—Está bien. Ahora descansa.

Él cerró los ojos y aún en la vista de Nara, se quedó dormido.

Ella sonrió. Veía a Chester y no podía dejar de pensar que sería de ella si por alguna razón, no lo hubiera conocido y no se hubieran cruzado en aquella calle.

Se retiró lentamente, ahora tenía la oportunidad de llamar a su verdadero jefe.

—¿Si?

—¿Señor? Soy... Yo... Nara Lenins.

—Dime que él está bien...

Nara calló un instante mientras observaba la sala. Eso no era de estar bien.

— Él... No está herido físicamente ni nada por el estilo. —exclamó—.

—¿Estaba bebiendo verdad?

—Si, él estaba bebiendo.

Erik gritó asustando así a Nara:

—¡Maldita zorra!

—¿Disculpe señor?

— No te lo decía a ti, perdona Nara. Gracias por ir, necesitaba quitarme de la cabeza que podría haberse echo daño como la última vez.

Nara no se sentía a gusto al escuchar lo último. Su mente quedó atenta a las preguntas que sostenían la idea de suicidio.

—La ... ¿Última vez?

—Si; él —suspiró— había intentado suicidarse cuando Julieta lo plantó.

Nara optó por quedar en silencio.

—Señor... Será mejor que cuelgue la llamada... Debo volver a trabajar.

— Señorita Nara, ¿Podría hacer algo por mí?

—Si, por supuesto señor, dígame.

— No dejes a Chester sólo.

Nara apretó sus labios. Su hermano también le estaba pidiendo lo mismo.

—Esta bien.

La llamada termino, Nara observó las botellas rotas en el suelo y se dirigió a buscar una escoba y una pala. Debía calmar sus pensamientos y dejar que todo fluyera de la mejor manera.

Al cabo de una hora y media, Chester se despertó. Solía tocarse la cabeza cuando esta le dolía, pero esta vez no sintió misericordia cuando el dolor seguía retumbando.

Inmediatamente salió de la habitación con la esperanza de encontrar a Nara. Para su suerte, el olor a salsa le enseñó que aún no estaba sólo en casa, y que ella había permanecido pacientemente a su lado. Fue a la sala donde todo parecía haber sido un sueño desgastante. Todo parecía en orden, como si nunca hubiera pasado.

Vió a Nara de espaldas cocinando. Su cabello suelto que cubría un poco más de los hombros relucía para su vista.

Ella aún no se daba cuenta de que la observaba, y en pasos ligeros y silenciosos, se acercó al punto de estar más cerca de ella. Chester se apoyó en la barra que dividía la sala de la cocina y con ánimos, procuró hablar suave para no espantar a Nara.

—Huele delicioso.

Nara giró repentinamente. Sus ojos se clavaron en el con sorpresa y nerviosismo.

—Espero que no te importe... Quería prepararte algo para que comieras cuando despertarás.

— No sólo me estás cocinando, sino que arreglaste todo mi desastre... No era necesario que lo hicieras, yo podía haberme encargado.

— Quería hacerlo. Así... — aclaró su garganta — tenía tiempo de saber con exactitud como... Te sientes.

Por primera vez, Chester sintió que le ardían las mejillas. ¿Acaso ella estaba realmente preocupada por él?

— Siento cómo si el sol hubiera salido después de la tormenta.

Nara lo observó con ternura por última vez hasta girar su cabeza y seguir con la olla de salsa.

— Entonces te sientes bien... —dijo Nara — Me alegra... Lo único que tenías que hacer..era dormir.

Chester sonrió y lentamente negando con su cabeza se acercó hacia ella posicionándose por detrás, abrazándola.

Nara se estremeció. El se apoyó en ella, sosteniendo sus manos fuertemente en su cuerpo.

Nara se sentía confundida. Él actuaba tan dulce con ella, y aunque sabía que que su intención no era jugar con ella, por ahora solo se sentía el remplazo. Algo que en algún tiempo se acabaría.

Ella giró hacia él. Éste la observó con una mirada unida a una sonrisa leve.

—Chester, yo no quiero ser aquello que sirve para un momento.

—¿Que quieres decir? Creí que ya te había dicho lo mucho que te adoro demasiado...

—Esto no puede ser algo más que...

—¿Porque no puedes acostumbrarte el echo de que yo guste de ti?¿Porque no logras adelantarte al miedo? Mira, no te haré daño, no planeo hacer sufrir a alguien...—aclaró— Yo ya tengo que pasar por eso...

— No quiero confiar; me enamoraré y tengo miedo que al final despierte y todo haya sido en vano...

— ¿Y No crees que al final de eso se trata?

El cuerpo de Nara se estremeció. Algo se había logrado encender dentro de ella; las palabras de Chester resonaron en una parte inconciente dándole una salida de las ataduras.

Chester apagó la cocina mientras hundía su rostro en el cuello de esta. Los latidos del corazón se volvieron a encontrar en otro espacio y tiempo, dónde ambos parecían pertenecer el uno al otro.

Nara llevó su mano al cabello de Chester y decidió ésta vez no volver a adelantarse al final con un pensamiento pesimista. Era mejor que se dejara llevar.

Chester volvió a apretar el cuerpo de Nara y ha subirla a sus caderas donde ambos quedaron enredados.

Este se dirigió hacia el sofá, en donde relativamente se lanzó en el de manera lenta y cuidadosa.

Le entregó un mar de besos en su piel antes de estacionarse en su boca. Nara hizo amague de sacarle la camiseta, y el dispuso a cederle el permiso.

Esta voló hacia alguna parte mientras los músculos de Chester eran admirados por los ojos de Nara. Se veía tan exquisitamente bien, que no le causó furor dirigir sus manos hacia sus pectorales desnudos y acariciar su cuerpo con dulzura.

El puso sus manos por debajo de su ropa a la espera de un gemido de su compañera por las manos frías en la caliente temperatura que habitaba en el cuerpo de Nara.

Ella se aseguró de ejercer una pequeña queja con su lengua. Él, con cautela también se deshizo de la ropa de esta para apreciar su cuerpo en cuestión de segundos, solamente dejando a su vista su ropa interior.

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