Capitulo 14

La farmacia no estaba lejos, pero tenía que caminar unas cuantas calles. Nara compró las pastillas para el dolor de cabeza y también, siendo su primera vez, anticonceptivos. No sabría si los iba a necesitar seguido.

Al volver, le dieron ganas de comer chocolate. Se dirigió a su casa por otro camino, pensando que éste la llevaría más rápido.

Al mirar al costado en donde algunas personas comían felices quedó petrificada viendo la imagen de la persona que se había retirado una hora atrás.

Él estaba muy bien acompañado con una chica rubia, bien vestida, hermosa y Nara sólo pudo sonreír mientras algo en ella se sentía pisoteado.

«¿Lo ves?» dijo su mente recordando la voz de su padre.

Nara se retiró. Se sentía sofocada tras ver qué Chester se encontraba con una chica hermosa después de haberla dejado a ella. Intento no importarle, pero sentía como si la hubieran tirado a la basura. Afirmó que era siempre lo mismo, y aunque nadie antes se había atrevido a jugar con ella, Chester lo había conseguido.

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—El... Es de quién me enamoré.— volvió a decir Julieta —.

Chester se sentía herido. Su ex-novia, con la que quería pasar el resto de su vida, resultaba haberse acostado con su padre, y casado con el.

La emoción que sentía adentro, le hizo que los oídos le pitasen y perdiera la atención en su alrededor.

Su teléfono volvió a prender recibiendo un mensaje de su hermano:

“Diablos Chester Thompson, contesta el maldito teléfono.”

Chester observó a Julieta.

La chica lo miraba seriamente sin sentir nada de remordimiento.

Chester sólo se levantó guardando el teléfono en su bolsillo. Antes de irse sintió el grito de Julieta pronunciando su nombre y lo sintió como un aumento llevándolo a la vida real.

—Chester. Por favor, hablemos.

—Ya estás muerta para mí.

Se retiró siendo observado por los demás mientras estos rumoreaban a sus espaldas.

Chester se alejó enojado en su coche. Lo único que quería en ese momento era desaparecer de nuevo tras haberse abierto la misma herida.

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Nara llegó a casa. Dolida.

Tiró la bolsa en el sillón, mientras seguía prometiéndose que no volvería a caer, que no le interesaba y que no sería tan idiota esta vez.

Optó por meterse en la lluvia caliente, mientras intentaba olvidar todo lo que había pasado y todo lo que vió.

Sentía tristeza, pero también furia.

Sus manos volvieron a golpear su cabeza. Quería olvidar todo y era lo que necesitaba. Después de tomarse una ducha larga, sólo se fue a dormir. No quería pensar más en lo idiota que había sido, ya mañana debía enfrentar a su jefe y entregar su renuncia para poder huir de su lado.

A la mañana siguiente, Nara y Vanessa ya habían llegado a la empresa, pero ni rastro del jefe.

Tal vez se había acostado con aquella mujer voluptuosa del restaurante y ese era un motivo por el cual cualquier hombre no quería ir a trabajar.

—Es muy extraño que aún no llegue... —dijo Vanessa —¿Le habrá pasado algo? Lo sabría si hubiera tenido una reunión —.

—No puedes saberlo todo Vanessa —dijo Nara molesta — de seguro está en otra clases de reuniones que no implican trabajo...

Vanessa sonrió.

—Me gustaría ser parte de esas reuniones.

El teléfono de arriba del escritorio de Nara sonó. Ella lo agarró mientras intentaba ignorar el comentario de su compañera suspirando hondo.

— Empresas Thompson, ¿En que puedo ayudarle?

— ¡Nara! Que bueno que atiendes, ¿el señor Chester está ahí ? — La voz de Erik Thompson se sentía llena de angustia—.

Ella tragó saliva. ¿De verdad le había pasado algo?

—No Señor, el no aún no ha llegado.

—¡Demonios! Maldito Chester, en que pensabas... Nara necesito que me hagas un favor, dirígete a la casa de Chester y fíjate si está allí. Necesito saber si el está bien ya que no contesta mis llamadas.

—Señor...

— Podría estar en malas condiciones, por favor Nara.

—Está bien.

Erik le dió la dirección y su teléfono personal. Nara lo apuntó y colgó el teléfono prometiendo que lo llamaría si tuviera noticias.

—Vanessa, encárgate de la empresa, llámame si el señor Chester aparece, ¿De acuerdo?

— ¡Espera! ¿Dónde vas? ¿Que ocurre?¿Quién era?

—Era el señor Erik. Quiere que vaya a ver si él señor Chester está en casa. No me tardo.

Dicho esto salió hacia el ascensor preguntándose si Chester estaba bien.

Nara agarró un taxi. Enseguida le dió la ubicación y pidió que fuera lo más rápido posible.

No había tráfico por lo que pudo llegar sin problemas en menos de diez minutos.

Nara se sentía triste pero también angustiada. Si sólo estuviera con una mujer, lo dejaría pasar dando por sentado que era mejor que el estuviera bien.

Pagó y se bajó del taxi, volviendo a ver la casa en donde se había quedado la otra noche.

Tocó la puerta. Se puso nerviosa al ver que nadie atendía.

Nara se impacientó:

—¡ Señor Chester ! ¡Soy Nara, por favor abra la puerta!

Después de estar dando golpes severos contra la puerta, está se abrió. Chester estaba con una botella de whisky en la mano, mientras su aspecto era de descuido. Su camisa abierta, su corbata desarmada, incluso sus cabellos despeinados.

El estaba borracho.

—Que quieres.

Nara sintió escalofríos pero no sé echó para atrás tan rápido.

—El señor Thompson me envió para ver si usted estaba bien...

Chester agarró con furia el brazo de Nara, arrastrándola hacia dentro de la casa. Nara asustada sintió como la puerta se cerraba de un golpe y ella era empujada a esta.

Los ojos de Chester estaban envenenados de rabia.

—No vuelvas a decir ese apellido de nuevo.— le dijo amenazante mientras sus manos apretaban los brazos de Nara con fuerza —.

—Es... Está bien...

Este la soltó y se giró repentinamente sin darle más atención. Volvió a beber de la botella, mientras se sentó en el suelo al lado de un sillón dado vuelta.

Nara dió pasos hacia el, observando como todo había sido destrozado.

Lo que más le impacto fueron las botellas vacías en el suelo, algunas yacían completamente rotas.

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