Capítulo 4

Nara pasó gran parte en su escritorio, Vanessa y Nara se turnaron cómo siempre a seguir con el horario del almuerzo. Chester sólo llamó dos veces a Vanessa, y como si fuera un halago, entraba al despacho moviendo sus caderas e intentando ser obediente.

A la hora de dar por finalizado el horario de trabajo, Nara y Vanessa ya estaba a punto de irse cuando Chester salió agarrándose el cuello y mirando enseguida a Nara.

—¿Puedes quedarte un momento? Necesito ayuda con unos papeles.

Nara iba a hablar pero Vanessa intentó llamarle la atención a Chester con su nueva amabilidad que le nacía.

—Si quiere puedo quedarme yo.

—Te lo agradezco Vanessa pero no hace falta que se queden las dos, con una, es suficiente. — carraspeó — señorita Lenins, por favor. — Y sin más nada que decir entró de nuevo al despacho —.

Nara que ya estaba a fines de ponerse chaqueta, la dejó arriba de la silla dando vuelta al escritorio para dirigirse al despacho.

Vanessa sonrió de lado, notando su desacuerdo por qué el nuevo jefe no quería que ella se quedara.

Nara entró.

— ¿Que necesita jefe?

Vió a Chester parado detrás del escritorio, con su camisa arremangada, viéndose seriamente leyendo y buscando papeles.

Nara se preguntó seriamente porque por primera vez le pareció interesante ver la sensualidad de un hombre haciendo algo tan normal como trabajar. Nunca se había puesto a apreciar a ningún otro hombre, aunque fuera por momentos instantáneos.

Levantó la vista hacia ella y Nara no le quedó más remedio que caminar hacia él disimulando el echo de que solo lo estaba observando.

—No encuentro las actividades de inversiones del último periodo. —suspiró—¿No deberían de haber estado con los demás documentos que te dije que me trajeras?

Nara tragó saliva y dió la vuelta para posicionarse al lado del.

—Si señor, debería estar por aquí.

Chester observó a Nara viendo cómo buscaba los papeles que él había puesto todos juntos en el escritorio, dejando un desorden. Solo Dios sabía de sus intenciones, y lo que solo parecía ser una preocupante búsqueda por un documento, la verdad, Chester sólo lo había echo para quedarse y hablar con Nara.

El papel ya había sido releído y guardado bajo las carpetas de forma incógnita.

— No has preguntado por lo que sucedió ayer... —dijo él mientras veía cómo ella seguía buscando — me parece extraño que de repente no mostraras interés por los pequeños.

Ella lo observó un momento y luego volvió a buscar el documento.

— Bueno, creí que no habría momento...—bufó— pero ya que estamos solos... ¿Cómo están? Ví la pelota hoy por lo que al final sebe que usted se hizo cargo.

—En efecto. Curiosamente los adopté y ahora viven en mi apartamento. Son unos chicos muy sanos y espero que pronto pueda darles un nombre.

— ¿Son todos machos?

— Una hembra; la pequeña anaranjada con rayas blancas.

Nara sonrió.

Chester siguió intentando mantener una conversación.

—¿ Tienes algún nombre en mente?

—¿Yo?

—Fuiste tú qué los encontraste. Sería de mucha ayuda que me dijeras nombres.

Nara se detuvo e intentó alejarse, pero no vió que Chester estaba justo al lado de ella, poniendo su cuerpo hacia ella, y lo único que logró fue chocar con su pecho el cual intento apoyarse con su mano antes de darse de cara con él.

—Perdón yo ... — Nara se dió cuenta de que su mano no solo tocaba la camisa de Chester sino también la abertura de su camisa dejando su pecho suave al descubierto que se había encendido en fuego debajo de las yemas de sus dedos.

Nara retiró su mano avergonzada.

Chester no pudo más que sonreír al ver que Nara se sonrojaba.

Intentando cambiar de tema, hizo un respiro profundo y desvió la mirada de ella.

—Mañana debo de ir a una fiesta de los Robinson. Estos son socios de la compañía y debo hablar sobre unos asuntos de la empresa y su continuidad. Quisiera que fuera conmigo mañana en la noche, si no es mucha molestia.

—¿Yo?

El mostró sus ojos marrones encantadores ante la atención de Nara.

—¿Hay algún problema?

—Bueno, debería de elegir a Vanessa; ella es la que siempre asiste a los festivales y fiestas que el señor Thompson iba por negocios.

—La señorita Vanessa mantiene un perfil muy especial como para dirigirse a una fiesta sin que esta llame la atención de una forma desveladora. Necesito seriedad. Su perfil es adecuado con el mío. Además ví su informe, usted tiene más experiencia en lenguajes internacionales.

De repente, él le guiñó el ojo.

—Debo decir que su informe me ha tenido muy fascinado.

Cualquier otra mujer habría sentido como aquel hombre con su porte y su presencia, hacia suspirar y a la vez mojar su ropa interior en segundos de la forma en la que hablaba incluso con un notable acento italiano que de vez en cuando se hacía presente.

Pero Nara dudaba y cada vez más se sentía nerviosa.

No era de esperar ya que había sido criada con la falsa creencia de que todos los hombres eran unos desagradables que solo intentaban llevarse a una mujer a la cama más cercana.

Su padre, siempre le decía que tuviera mucho cuidado, imponiéndole miedo desde niña, siendo parte de sus experiencias con el amor, casi del todo nulas en su vida.

Tragó saliva más fuerte.

— Gracias —susurró— me siento muy halagada.

Chester sostenía la idea de que Nara era muy tímida. Pero él sentía algo desde que la había visto bajo aquella lluvia, y no perdía la oportunidad de intentar obtener una relación con ella, por lo menos, comenzando desde una amistad.

Nara carraspeó.

— Mañana le conseguiré otra copia del papel.

—No te molestes—suspiró— me llevaré algunos archivos a casa y me fijaré si no está por allí.—Será mejor que se vaya a su casa. Espero que deje ropa de gala preparada para mañana.

— Nunca me he vestido así — sonrió avergonzada — intentaré buscar mis mejores prendas.

—Podría ayudarla con eso.

—No se moleste. Me las apañaré.

— Muy bien.

Nara le sonrió una vez más mientras él se ponía el saco y agarraba algunos archivos y carpetas.

Ambos salieron del despacho. Nara se puso su chaqueta mientras Chester quedaba esperándola viendo un cuaderno lleno de tulipanes amarillos y soles.

—¿Que es eso?—aseñaló arriba del escritorio de Nara—¿Son sus apuntes?

—¿Esto?— Nara lo agarró soltando una risita nerviosa mientras abría el cajón y escondía el cuaderno en él — solo es mi diario.

—¿Ahí es donde tienes escrito como el nuevo jefe es todo un mormón?

La risa de Nara se hizo más fuerte. A Chester le cautivó verla así.

—No señor. Cómo cree.

Nara agarró su cartera lista para irse. Chester la trató cómo un caballero dejándola pasar primero. Ambos llegaron al ascensor.

—¿Quieres que te lleve a casa?

—No hace falta.

—¿Segura? Ya es un poco tarde y...

—No es necesario; de verdad, vivo cerca de aquí.

Se abrieron las puertas en el piso principal; Nara caminó y volteó hacia Chester.

— Hasta mañana jefe.

— Buenas noches Nara Lenins.

Las puertas se cerraron y Chester encontró un espacio de silencio pensando en lo que sentía.

¿Acaso se estaba enamorando de su “secretaria”?

El latido de su corazón era tan fuerte y real... Debía de haberlo sabido; después de aquella tormenta, se había encontrado con su propio sol.

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Comments

irma nuñez cogollo

irma nuñez cogollo

ahora si!!!! a regalarle flores

2023-05-11

1

Lisbeth Valbuena

Lisbeth Valbuena

están más que flechados, 💘💘💘💘

2023-03-09

0

Monica Centen

Monica Centen

🤣🤣🤣🤣🤣

2022-09-28

2

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