Las horas pasaron y todo fue igual, solo que esta vez Nara, fue rápido a buscar comida y volver a su escritorio. Aburrida agarró su diario del cajón y rápidamente continúo la siguiente hoja en blanco que había.
“Querido diario: Es la primera vez que voy a ir a una fiesta de trabajo. Me siento preocupada ya que no asistía con el señor Thompson a ninguna y esta vez iré con el señor Chester. Mentiría también que no siento un poco de ansiedad para que ya sea la hora. Es sofocante, como la mirada que me observa el nuevo jefe cada vez que me ve. Cuando eso sucede me es inevitable preguntarme, ¿Será que le gusto?”
Nara dejó de escribir. Y automáticamente quedó mirando hacia en frente como si el escritorio de Vanessa tuviera esas respuestas.
Ella no era tonta. Tener miedo y no darse cuenta de lo que pasaba, eran dos cosas distintas.
Nara sabía lo que era la atracción entre personas aunque fueran los libros y películas de amor los únicos que le daban esa experiencia. Para Nara nunca le fue fácil en la vida real adentrarse al amor, a pesar de que su padre le llenaba la mente de solo paranoias, los chicos no querían acercarse a ella para tener una relación, no era el tipo.
Por otro lado, nadie la había mirado de la forma en que Chester lo estaba haciendo, aunque intentara disimularlo. Y eso por primera vez en su vida, la hacia sentir deseosa y elegida.
La puerta del despacho se abrió, sorprendiendola por completo.
Chester vió cómo su cuerpo se estremecía y no pudo evitar sonreír.
—¿Está bien?
—Si sólo... Me agarró desprevenida. —tragó saliva.
Chester Sainer se acercó al escritorio mientras iba jugando con la pelota de goma que había visto Nara en su despacho, mientras se sentaba arriba de este con elegancia.
—¿Estaba pensando en algo inapropiado señorita Lenins? Sus mejillas parecen enrojecer.
Nara se puso nerviosa. Sabía que se sonrojaba fácilmente, pero la idea de que le pasaba eso justo en ese momento no era agradable.
—Pensaba en la fiesta de hoy, si todavía tiene pensado ir conmigo.
—¿Porque pensaría lo contrario? Por supuesto sigo pensando en ir con usted. — apoyo su brazo en el escritorio incitando a Nara que observara su brazo marcado de venas y sus músculos que se podían presenciar con esa camisa blanca ajustada.
— Debo decir que, si estaba intentando escapar de mi, no sucederá tan fácilmente — tiró la pelota hacia arriba agarrándola en el aire—.
— Cómo cree... —sonrió— A pesar de que un breve arrepentimiento aparezca en su cabeza esta noche por llevarme a mi y no a Vanessa, no será nada más en lo que se deba preocupar.
— ¿Porque haría algo así? Oh,¡ por favor señorita Lenins ! Tenga un poco de más seguridad en usted. Lo único que tenería esta noche es que usted no se la pasé bien. —Aclaró—.
Nara sonrió. Y miró hacia todos lados antes de posarse en los ojos enternecedores de Chester.
—¿Sabe? Estaba pensando en Moriarty.
—¿Eh?¿Y Quién es ese?
— No ha leído a Conan Doyle, señor Sainer?— lo observó con ojos de asombro, aunque muy en el fondo se sentía horrorizada.
Chester no hizo más que golpear su frente con la pelota.
— Pero que idiota soy. Por supuesto que he leído los libros de Sherlock Holmes. Sólo... Creí que tenía un novio llamado así...
— No tengo... Novio. ¿Como podría?...
— Nara bajó la cabeza y sonrió — Usted me dijo de los nombres para los gatitos...
—¿Quiere usted ponerle Moriarty?
— Me gusta el nombre.
— Está bien. No tengo ningún problema en eso. ¿A cual ..?
— Al pequeño gatito blanco.
— Está bien. Nos quedan dos.
— Prefiero que sea usted quién los elija.
Chester observó el reloj en su muñeca.
—¿Qué le parece si hablamos de camino hacia su casa? La llevaré a cambiarse.
—¿Ya es la hora? Vaya,No es necesario en verdad.
— Por favor, insisto.
Con una voz bajita Nara no tuvo otra opción que aceptar.
—Esta bien.
Ambos se pararon. Nara se puso su chaqueta como costumbre, y volvió a guardar aquél diario en el cajón de su escritorio, llamando la atención de Chester, otra vez.
—¿Tiene algo escrito sobre mi hermano?
Nara abrió los ojos horrorizada.
Antes de que hablara Chester intentó tranquilizarla.
— Era una broma. Igual si es así, no está en mi derecho replicarlo algo,mi hermano es un terrible idiota.
— No diga eso señor Sainer. Su hermano es un excelente jefe y no tengo motivos para escribir de él — dijo dando la vuelta al escritorio —.
—Aja. ¿Y de mí?
Nara sintió que sus mejillas ardían mientras esté se acercaba a ella sin quitarle ojo de encima.
—¿Q-Qué hay de usted?
—¿No tiene ningún motivo?
Nara tragó saliva.
—No señor.
Una vez más le mintió. Sabía exactamente qué sí tenía motivos. Unos motivos que la sacudían cada vez que el clavaba sus ojos en ella.
Ambos se acercaron al ascensor.
El trayecto hacia el estacionamiento fue silencioso. Hasta que llegaron a un auto negro situado en un lugar solitario.
El le abrió la puerta después de sacar el seguro, como todo un caballero.
Nara se sentía halagada con sus actos que la seguían atrayendo hacia el.
Chester dió toda la vuelta, y se subió dándole una sonrisa de lado a Nara.
—¿A donde la llevo señorita Nara?
Su nombre en su voz ronca sonaba tan bien.
— A la Bantron Street, número 19.
— Muy bien.
Chester encendió el auto. En unos minutos ya sé encontraban allí.
—Te espero aquí.
—Como deseé, no tardaré. — Nara abrió la puerta saliendo de este ya con la llave en la mano—.
Chester se estiró en el asiento golpeando con ritmo sus manos en el volante como distracción.
_______
Nara subió las escaleras casi corriendo.
Estaba nerviosa, aún no sabía que ponerse y él estaba en el auto esperando por ella.
Abrió la puerta de su apartamento y al momento en que prendió la luz pasó corriendo hacia su habitación.
Volvió a ver las faldas y blusas de nuevo. No,no sentía que eso fuera suficiente.
Logró percibir en el armario aquel vestido negro ajustado y apretó sus labios.
No había más remedio.
_________
Chester había salido del auto, apoyándose en el capó de este. Jugaba con las llaves mientras esperaba paciente a su secretaria.
No habían pasado ni diez minutos cuando él vió salir a Nara con un vestido corto y de tirantes con un saco negr puesto por arriba.
No podía quitarle los ojos encima.
El cabello lo llevaba suelto hacia un lado. Se había puesto maquillaje, y lo que antes era un rostro de una muñeca, ahora parecía una hermosa Diosa.
—Wow.
—¿Wow? — ella se avergonzó —.
Chester enseguida le abrió la puerta disculpándose.
— Perdón estás... Estás bellísima.
—Muchas gracias.
Chester dió la vuelta al auto. Y entró mientras no se atrevía a fijarse de nuevo en Nara.
— Ahora me toca a mí. —sonrió nervioso—.
Nara lo observó mientras éste luchaba con las ganas de volver a mirarla, aún más despacio y deliberadamente.
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Comments
Lisbeth Valbuena
Nara por eso no tuviste novio, por todas las cosas que decía tu padre sobre.los hombres, 🤷🤷🤷 te llenaba la cabeza y tú le hiciste caso
2023-03-09
0
Angi Jose
este hombre me tiene flechada 😍
2022-11-30
1
Mar_tere gp
Woow pero que gran imagen mental 🤭 venas
2022-08-25
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