Capitulo 12

Después de acabar con la llamada con el señor Robinson, Chester pensó en lo que había dicho Vanessa y no pudo evitar sentirse mal por haber sido causante de esa acción de Nara. Tenía pensado que la había presionado demasiado y que la estaba obligando a hacer algo que no debía.

Las horas pasaron y cuando fue la hora de retirarse se volvió a poner la chaqueta, arreglándose y salió del despacho. Solo estaba la especial Vanessa arreglándose el cabello por arriba de su chaqueta.

— Hasta mañana señorita Collins. — dijo apartando su mirada de ella y yendo hacia el ascensor—.

—¡Espere! — gritó antes de que este cerrara las puertas—.

Vanessa logró entrar sonriendo.

Chester no tenía ganas de aguantar sus coquetas artimañas.

Vanessa se había dejado entrever su escote y había arreglado su falda. Cualquiera aprovecharía la oportunidad de sentir esas piernas delgadas y morenas alrededor de sus caderas pero para Chester no funcionaba así.

Se preguntó si había algo mal en él cuando Vanessa apretó sus pechos, al lado de sus ojos, ofreciéndole una vista única.

Sólo era cuestión de parar el ascensor y dejar que la naturaleza humana viniera a dominar.

Pero no hizo más nada que quedarse quieto sosteniendo la mirada hacia el frente.

Vanessa no tuvo respuesta de el. Y en el momento en que se abrió el ascensor. Chester se alejó de allí dejando a Vanessa sorprendida de que por una vez, sus hechizos no daban resultados en el hombre en el que estaba interesada.

________

Nara observaba las tiendas de regreso a casa; había pasado para hacer algunas compras y ya estaba lista para llegar. Aunque estaba pensando en su jefe, no quería verlo más por ese día, no después de lo que habían acordado.

Recordó de un momento a otro las palabras duras de su padre:

«No confíes en ningún hombre que no sea yo. Pueden herirte y hacerte tener una vida miserable. ¿Porque crees que tú madre nos dejó? Yo la hice miserable.»

Esas habían sido las palabras a una niña de ocho años que le preguntaba a su padre que hacer si le gustaba un niño. Grave error.

El sólo se dedicó ha hacerle entender a la niña que era malo enamorarse del sexo opuesto, y que era malo todo lo que viene del mundo de los hombres.

Había llegado a su hogar. Iba a entrar satisfecha de dejar al fin las bolsas arriba de una mesa, pero la bocina de un auto la hizo mirar atrás.

“Chester”. Pensó.

Este se bajó del coche una vez que lo apagó.

—Dirás que soy un pesado pero solo quería conversar contigo.

— No para nada. Si quieres entra, iba a llegar a punto de cocinar, podríamos tener... — Nara se pausó—.

—¿Una cita?— dijo sonriendo al ver el rostro de Nara—.

— ¿O prefieres un restaurante de lujo?

— Nara, por favor.

Nara asintió: Chester era un tierno por no querer saber nada del estatus social de su familia y un idiota por no querer comportarse como un multimillonario.

Nara se dirigió a la puerta.

—Déjame ayudarte. — agarró las bolsas de su mano como todo un caballero mientras ella abría la puerta.

Ambos entraron.

—¿Te gusta subir escaleras? Vivo en el piso 5 y el ascensor está descompuesto.

Nara observó a Chester. Éste se entretenía observando su presencia desde antes por lo que ella al enterarse no hizo más que sonrojarse y sentir como la inundaba una ola de calor.

—¿Y Eso te pone contenta? Lo has dicho muy alegre... — .

— Por supuesto porque no soy el del piso 12.

Chester sonrió. Quién no se sentiría feliz con ello después de la mala noticia del elevador descompuesto.

No tardó mucho tiempo cuando ambos llegaron al piso número 5. Nara prendió las luces de su departamento buscando con la mirada haber si no había algo “no presentable” para las visitas.

— Es acojedor. — dijo Chester — me gusta.

—Sientete como en casa. ¿Quieres algo de tomar mientras yo preparo la cena?¿Agua, jugo, vino, cerveza...?

— No tomo cervezas. Lo ideal sería algo de agua, Gracias.

— Está bien, siéntate, ahora vengo.

Nara se dirigió a la parte de la cocina.

Chester se quitó de vuelta el saco y lo dejó arriba del sofá.

Nara volvió con un vaso de agua y no pudo evitar observar los botones desprendidos de su camisa; recordó al instante el momento en que había tocado parte de su pecho, y se sonrojó haciendo que Chester se diera cuenta.

—T-Toma.

— Gracias — y de una bebió el agua sin quitarle los ojos de encima a Nara—.

Ella tragó saliva.

—Iré a cocinar...

—¿Quieres que te ayude?

—No es necesario...

Nara parecía salir corriendo de al lado de Chester. Este se daba cuenta de que ella se avergonzaba mucho y tal vez era por estar también atraída hacia el.

Nara puso música para alegrar el ambiente. Preparó la mesa y en unos minutos ya tenía unos fideos con salsa recién echos.

Llenó dos copas de vino y lo invitó a Chester a sentarse.

Ambos disfrutaron de una cena simple mientras hablaban de trabajo y como era Italia.

Chester le contó las maravillas del país, pero lo más maravilloso era no estar atado.

—Ir a donde quieras — dijo —sin importarte que piensen de ti.

—Te envidio. Antes soñaba con ir a Italia.

—¿Qué pasó?

— Tuve que hacerle paso a las dificultades de una familia pobre y ayudar a mi padre.

Chester bajó la mirada. El había nacido en una cuna de plata, más bien de oro; pero aún lograba comprender cómo aquel niño de seis años que comprendió que no quería ir a un colegio privado, para tener una mejor educación que otros niños que también merecían.

Nara se levantó y agarró los platos. Chester fue detrás de ella.

—Deja, yo lo hago.

—Por supuesto que no, eres mi invitado.

Chester se apoyó en la cocina, muy al lado de Nara.

Su respiración se notaba algo agitada. Intentaba concentrarse en los platos que metió a la pileta, pero Chester estaba allí, a su lado y apenas milímetros.

— Nara...

—¿Mmm?

Lo observó de una manera dulce.

Sus ojos se hipnotizaron por sus labios y se acercó cautelosamente hasta que ambos chocaron entre si.

Chester agarró el rostro de Nara y el beso empezó a desprenderse de la ternura y lentitud.

Para sorpresa de Chester, Nara desabrochó su camisa como si tuviera fuego en sus manos.

El la levantó para sentarla arriba de la cocina en donde, el beso los hizo dependientes de la pasión.

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Comments

Lisbeth Valbuena

Lisbeth Valbuena

oh por dios, se pone la cosa caliente, vamos a ver qué pasa 🤣🤣😃

2023-03-09

1

🍒CHELI🍒

🍒CHELI🍒

Parece que las cosas se calientan un poco 🌡️🔥🌡️

2022-07-31

1

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