El Renacer De Un Nuevo Ser
¿Alguna vez han sentido tanta paz en algún momento de su vida?
Yo la verdad es que no, toda mi vida la he vivido estresada, los momentos felices de mi vida realmente son contados. Aunque, pensandolo bien no, de hecho no, realmente no hay ningún momento en que me haya sentido feliz o con alguna emoción verdaderamente positiva.
Pero, justo ahora me siento tan bien, con tanta paz en mi alma, siento como si estuviera flotando en el mar, pero sin el miedo a hundirme en él o ser devorada por un tiburón. Me siento como si no tuviera ningún temor, preocupación o el estrés que era mi compañía diaria. Siento tanta, pero tanta calma en este momento.
Si para sentir esto necesitaba morir, realmente no me importa haberlo hecho.
— Al parecer estás muy cómoda aquí — De la nada escucho una voz grave, aunque algo aislada. ¡Qué rayos! ¿No se supone que había muerto? Si es así, entonces, ¿por qué estoy escuchando que alguien está hablandome? ¿Acaso me he vuelto loca y ahora escucho voces?
— No, no estás loca, bueno a lo mejor un poquito. — Al escuchar eso abro los ojos de golpe, intento ver en dónde estoy y de dónde proviene esa voz, pero lo único que logro observar es agua, es como si estuviera en un lago donde el agua es bastante cristalina, pero de ahí en fuera no logro ver más allá, es como si el lago es lo único que existiera, fuera de él se ve una oscuridad total.
— ¿Esto es producto de mi imaginación? — Es la única respuesta que logro encontrar.
— No, no estás imaginando nada, soy real. Ahora mismo te encuentras en el limbo.- Vuelvo a escuchar, pero por más que busco, no logro encontrar la fuente de esa voz.
— Si eso es verdad ¿tú quién eres? ¿Dios? — A decir verdad, nunca fui una persona creyente, no estaba segura que existiera alguien en el más allá, pero tampoco me negaba a la idea.
— ¿Dios? No, no lo soy, solamente soy un ente que administra los mundos que están a mi jurisdicción y el tuyo es uno de tantos.
— Ok? - respondo con cierta duda — Pero entonces qué es lo que sigue, si tú eres el que decide mi destino ¿me mandaras al cielo o al infierno? Aunque la verdad no creo haber hecho muchas cosas malas como para ir al infierno, pero tampoco me considero una santa que merezca ir al cielo, así que donde quieras está bien, realmente me da igual. — Lo único que quiero es descansar.
— Aunque pensándolo bien, en el infierno no creo descansar, dicen que ahí dan torturas. ¡Ay! no, no, Admi, prefiero el cielo, ¿Cuándo nos vamos? — digo ahora con toda la actitud del mundo.
— No existe tal cosa. — Me dice con una voz cansada, como si lo próximo que dirá lo ha repetido tantas veces.
— ¿A qué te refieres?
— No existe un cielo o un infierno, existen las reencarnaciones, es decir que cuando mueres, vuelves a nacer, pero en otro mundo, en otra dimensión, sin recuerdos, sin preocupaciones, sin nada. Si tuviste una buena vida o una mala, ya no importará, podrás iniciar de nuevo.
— Oh vaya, ¿estás diciendo que volveré a vivir? Si es así, no quiero, vivir es tan agotador.
Y es que realmente lo es, nací en una familia de clase media alta, mis padres no se querían, la mayor parte del tiempo juntos se la pasaban discutiendo y la otra parte discutían conmigo, ”hija, ¿por qué eres tan inútil?” “¿Por qué no puedes hacer las cosas bien ni una sola vez?“ "¿Por qué no puedes ser la primera de la clase como los hijos de mis amigos?” “¿Por qué no eres bonita? Al menos así podría casarte con alguien”, “hija, estás engordando mucho, deberías de cuidarte, ¿o es que acaso ni eso puedes hacer bien?” un sin fin de criticas a todo lo que hacía.
Toda la vida se la pasaron regañandome por el más mínimo error, nunca me dieron un abrazo, ni palabras bonitas, tampoco es como si las quisiera escuchar todo el tiempo, pero ni siquiera se acordaban de mi cumpleaños, lo último que quería ese día era recibir una mirada de odio. Aunque después de mucho tiempo deje de esperar algo de ellos, en sí deje de esperar algo de la gente, del mundo. No tenía amigos y no es porque fuera una marginada o algo así, no, simplemente no quería tener a nadie cerca de mí, sentía que todos tarde o temprano te abandonarían y terminarías decepcionada, con el corazón herido, lo último que quiero es sentir esa sensación de vacío, aunque siendo sinceros, todo el tiempo la he sentido.
Yo solamente era una niña, ese monstruo que los adultos fabricaron con sus penas.
Por eso el día que morí, ni siquiera me importó salvarme. Fue en un tiroteo en la universidad, un estudiante, con clara tendencia a la psicopatía, sacó un arma y le disparó a cuanto estudiante pudo en la cafetería, en ese momento, todo mundo comenzó a correr para salvar sus vidas, pero yo me sentía tan cansada de la vida, que me dio igual vivir o morir en ese mismo instante, así que sentí como una bala impactó en mi cuerpo y poco tiempo mis sentidos se iban perdiendo, después todo se volvió en nada.
No era mi día, ni mi semana, ni mi mes, ni mi año, ni mi vida.
— ¿Me estás escuchando? -— Escucho nuevamente la voz de aquel sujeto. ¡Vaya! Ni siquiera me había dado cuenta que me había perdido en mis pensamientos.
— Sí, por supuesto. — respondo intentando hacerle creer que le he puesto toda la atención del mundo.
—Sí, claro. Lo que te estaba diciendo es que vas a reencarnar en otro cuerpo con tus propios recuerdos, quiero que cambies su final, ella no merece nada de lo que pasó.
— ¿Reencarnar en otro cuerpo con mis recuerdos? ¿No me vas a borrar la memoria?
— No, no lo haré.
— ¿Por qué? Por mí no hay problema que borres mis recuerdos. — Sinceramente, quiero olvidar todo, mis padres, sus regaños, sus miradas de odio, quiero olvidar que alguna vez esperé algo de ellos, quiero olvidar todo el rencor que les tengo. ¿Ni siquiera eso puedo tener?
— No, si lo hago cometerás los mismos errores que ella y eso es lo que quiero evitar.
— Pero… — no logro terminar de hablar cuando de repente siento como si cayera de un acantilado hacia el abismo. Todo a mi alrededor desaparece y solo logro sentir como mi ritmo cardiaco se acelera cada vez más rápido. De pronto despierto, con la respiración agitada, con la vista borrosa y el corazón latiendo a mil, cuando logro calmarme un poco con las palmas de mis manos logro sentir una cama, la siento tan suave, creo que es lo más suave que he sentido en toda mi vida y eso, por muy extraño que sea, me da un pequeño sentimiento de esperanza.
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Updated 35 Episodes
Comments
Paloma
Si, tiene razón. Pero veamos el lado bueno.
2024-07-11
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Paloma
Se le safó un tornillo a la pobre
2024-07-11
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Paloma
Jajajaja ya apareció el inoportuno a dañar el momento de paz y tranquilidad de la otra.
2024-07-11
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