Capítulo 6

Estoy bajando las escaleras junto a Edrick para entrar al salón para el banquete, detrás de nosotros vienen las concubinas. Sinceramente me siento nerviosa, ya que todos los invitados del reino, es decir la nobleza, desde Duques hasta Barones, me están observando y siento que están esperando que cometa un mínimo error para poder burlarse de mí, Sin embargo, no les daré el gusto.

Llegamos a nuestros respectivos lugares y las concubinas se sientan, en una silla más pequeña que la de los Emperadores, pero igual de elegante, a un metro de Edrick. Desde aquí puedo ver mejor a Tessa y Arley, se ven lindas con sus vestidos, Tessa lleva un vestido color rojo, que hace un buen contraste con su cabello negro y Arley, cabello color platiado, que se ve hermoso con su vestido negro. Sin duda ambas son hermosas, espero que durante el transcurso de la noche pueda platicar aunque sea un poco con ellas.

¡Cierto, la villana también se encuentra aquí. Tiene el cabello rubio, al igual que la protagonista, sólo que ésta lo tiene lacio y ojos color negro. LLeva puesto un vestido de color amarillo, lo cual, la hace parecer tierna, pero solo es apariencia. Mientras la veo, cruzamos miradas y me da una sonrisa burlona. Bien dicen que las más inocentes son de las que hay que cuidarse. No es que le tenga miedo, pero lo mejor será alejarse de ella, no me quiero meter en los problemas de la trama.

— Denle la bienvenida al Rey de Armenia — Dominick baja desde el mismo lugar en el que nosotros entramos. La verdad se ve muy apuesto con ese traje blanco y decorado dorado. Digno de un rey. Observo como muchas jovencitas murmuran emocionadas lo guapo que se ve y no las culpo, yo en su lugar haría lo mismo.

— Esta reunión es en honor a usted. — Habla Edrick. — Y también para celebrar la renovación del tratado de paz. ¡Salud! — Levanta su copa. — Por un reinado próspero y en armonía para ambos.

— ¡Salud! — Repiten eufóricos los invitados.

— Bueno, pueden disfrutar del banquete. — Dice Edrick.

Al terminar su discurso, Comienza la música, un hermoso violín acompañado de un piano. Dos instrumentos que separados suenan hermoso, pero juntos llevan todo a otro nivel. Supongo que es para que puedan bailar y estar más en ambiente. Nunca fui de las personas que van a fiestas, así que no sé qué procede en estos casos.

A lo lejos puedo ver una mesa larga con postres, que desde aquí se ven muy apetecibles. Me levanto para ir allá y probarlos, sin embargo, mientras voy caminando, una mano me detiene.

— ¿A dónde vas? — pregunta Edrick.

— ¿Para qué quieres saberlo? — Respondo con el ceño fruncido y con claro desconcierto.

— No te ilusiones, no es que me interese, pero necesitamos abrir el baile juntos al ser los anfitriones. — Mi mirada se dirige hacia la pista de baile y observo que nadie está bailando, todos nos ven. Pero ¿Por qué? ¿No se supone que Edrick siempre ha bailado con Alessa? Es en este tipo de situaciones en el que deja en ridículo a la Emperatriz, dado que ni siquiera disimula que no está interesado en ella.

— Pero… - No me deja terminar debido a que me jala hacia la pista de baile.<< ¡Qué rayos!>> — Ahí está Lady Alessa. - La señalo con la mirada. - Baile con ella como siempre lo ha hecho. — Digo mientras él pone su mano en mi cintura.

Todos tienen los ojos en nosotros, así que no me queda más remedio que bailar con él puesto que todos nos están viendo. Pongo mi mano en su hombro y él se acerca más a mí. ¡Maldición! Nunca me ha gustado el contacto físico así que fue difícil no ponerme tensa.

— Así que la Emperatriz ha recuperado la memoria. — habla mientras bailamos. — Caigo en cuenta lo que le he dicho, sonó como si fuera un reproche y eso solo lo haría una persona que en efecto, recuerda todo.

— No, no lo he hecho, pero preguntando sé que usted nunca me ha querido y que me ha hecho bastantes desplantes. — Por supuesto que no le puedo decir la verdad, que lo leí en la novela, suena ridículo, una pequeña mentirilla no afecta a nadie. — Y aunque no haya preguntado, no es necesario hacerlo, desde un principio vi su indiferencia hacia mí. Usted a quién ama es a Lady Alessa y siempre lo ha demostrado, es por eso que me causa confusión el hecho de que me haya invitado a bailar.

— No le des tantas vueltas al asunto, tampoco es como que me vaya a enamorar de ti por un simple baile. — Responde a la defensiva.

—Lo sé, y no pretendo que lo haga.

— ¿Por qué, ya te rendiste? ¿Acaso ya no me amas? ¿Acaso ya no quiere pasar el resto de su vida a mi lado?

—Sinceramente, no sé si era amor lo que sentía por usted. Sólo sé con seguridad, que en este preciso momento, no siento ni la más mínima emoción, mi corazón no se acelera al estar cerca de usted, no siento las llamadas mariposas volando en mi estómago, ni tampoco quiero que este momento juntos nunca se acabe, sino todo lo contrario. Así que sí, no lo amo. — Al terminar de responder siento como se acerca aún más a mí y yo me quedo quieta.

—Si eso es cierto, entonces, dame el divorcio. — Me susurra en el oído.

—Es justo lo que le quería pedir. - Se lo digo sin vacilar y segura de mí misma, con una ligera sonrisa en mi rostro. — Su majestad, quiero el divorcio. - Paro de bailar debido a que la canción ha terminado. Veo que en su mirada hay cierto asombro, pero no dice nada, como si se hubiera quedado sin habla.

— Su majestad — Dominick nos interrumpe. — ¿Me permite este baile? — Pregunta en un momento bastante oportuno, ya que no aguantaba este último momento que se volvió bastante incómodo.

— Por supuesto. — Hago un asentimiento de cabeza hacia él. — Fue un placer bailar con usted su majestad. — Me acerco a él, susurrandole al oído.- Pero espero que no se vuelva a repetir. — Digo y me alejo tomada de la mano de Dominick.

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