— Majestad ¡Al fin ha despertado! llamaré de inmediato al médico. — Escucho una voz aguda no muy lejos de mí, pero solamente veo como una silueta borrosa se aleja. Intento calmarme, me dijo que iba a reencarnar, así que debo de estar en otro mundo y en otro cuerpo con la vida de alguien más.
Poco a poco mi vista se va aclarando y veo que estoy en una habitación antigua, pero lujosa, demasiado para mi gusto. Todo tiene una gama de colores entre rosa y café pastel, hay adornos de oro puro que incluso deslumbran mi vista.
— Saludos a la Luna de este Imperio, a la Emperatriz Sophie Myers de Acher. Soy el médico real, vine a revisar que todo estuviera en orden. — ¡Ay!, que nombre tan más largo, no puedo creer que alguien se llame así. Espera un segundo, ¿cómo dijo? Ese nombre, lo he escuchado antes, pero ¿de dónde?
— Majestad? — Vuelvo a escuchar esa voz, es la misma que oí al despertar. Es de una joven más o menos de 25 años, tiene una cabellera negra con una tez de piel morena, es muy bonita.
— ¿Quiénes son ustedes? — Es lo único que logro decir, al exteriorizarse, mi voz suena débil y ronca, como si no hubiese hablado en demasiado tiempo
— Majestad, ¿no me recuerda? — pregunta la joven con pánico en la mirada.
— Su majestad, verificaré que todo esté en orden. — Me pide permiso con la mirada y yo asiento. El sujeto, con ropa bastante extraña, se acerca y empieza a examinarme con artefactos extraños.
— Su majestad, ¿me podría decir en qué año estamos? — Después de unos minutos pregunta.
— ¿En qué año? No tengo la menor idea.
— ¿Sabe el nombre de sus padres? — vuelve a preguntar.
— No, no sé, no me acuerdo de nada. — Bueno, aunque tengo recuerdos de mi vida pasada, en parte es verdad puesto que no tengo ningún recuerdo de este cuerpo, no sé ni en dónde estoy, ni quién soy ahora.
— No se preocupe majestad, seguro es un efecto secundario debido al golpe que se dio al caer de las escaleras, lo más seguro es que recupere la memoria poco a poco. De ahí en fuera todo se encuentra bien, pero debe descansar, no puede hacer mucho esfuerzo.
— De acuerdo — respondo con vacilación, todavía con cierta perplejidad sobre todo esta situación.
— Sin más que decir, me retiro su majestad. — sale el sujeto que dice ser el médico real.
Después de retirarse, veo a la joven, tiene una vestimenta como de sirvienta, pero de la época antigua.
— ¿Cuál es tu nombre?
— Majestad, ¿en serio no se acuerda de nada? — pregunta con algo de incredulidad.
— ¿Acaso crees que miento? — pregunto con bastante seriedad, más de lo que pretendo.
— No, claro que no majestad, no me atrevería a pensar eso — responde mientras baja la cabeza, como si se sintiera avergonzada por haberme cuestionado. — Me llamo Isla y soy su doncella personal.
— Su majestad. — Interrumpe una joven encontrando a la habitación. — Sus padres, los Marqueses Myers han venido a verla. — Se hace a un lado y entra una mujer y un hombre, en cuanto hago contacto visual con ella, camina aún más rápido y me abraza.
— Hija, por fin despiertas, temía tanto perderte. — Dice la mujer, veo al hombre que la acompaña, cabello rubio oscuro, ojos color azul con una mirada inexpresiva, con un porte bastante elegante, es bastante atractivo a decir verdad. Pero con tanta indiferencia a la situación. En eso la mujer se separa de mí, tiene el cabello rubio platino, ojos color gris que me ven con tanto amor, jamás había visto esa mirada, lo cual me hace sentir una sensación bastante extraña e incomoda.
— Pero dime, ¿Estás bien? ¿Te duele algo? ¿Quieres que llame a los mejores médicos del imperio para que te revisen? — pregunta la Marquesa.
— Marquesa, no se preocupe, ya la revisó el médico real y dijo que todo se encuentra en orden, que solo necesita descansar. — responde en mi lugar Isla.
— ¿Entonces todo está en orden? — veo alivio en su mirada.
— Sí, no se preocupe, solamente hay un pequeño detalle, la caída logró dejar una secuela.
— ¿Una secuela? — Esta vez habló aquel hombre y logro escuchar en su voz una cierta alteración.
— Sí, su majestad la Emperatriz ha perdido la memoria.
— ¡¿Qué dices?! — Escucho hablar a la mujer con mirada de preocupación sincera.
— ¡¿Y por qué dices que es un pequeño detalle?! ¡¿acaso no te das cuenta la magnitud del problema que la madre de este imperio no recuerde nada, ni siquiera a sus padres?! — Le dice mi padre, si lo puedo llamar así, a mi doncella personal.
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— Estoy bien, no se preocupe Marquez, el médico dijo que con el tiempo poco a poco iré recuperando la memoria. — Aunque lo dudo mucho ya que reencarne y no soy la dueña de este cuerpo. — Sólo necesito descansar así que les agradecería que me dejaran sola.
— ¿Estás segura? No quieres que me quede a cuidarte.
— Estoy bien, no se preocupe.
— De acuerdo — responde con algo de inquietud, como si no se quisiera ir. — Descansa, muy pronto vendré a visitarte.
— Descansa — Es lo único que dice aquél hombre antes de irse, vaya, desde aquí pude sentir todo el amor que le tiene a su hija.
— Tú también puedes retirarte, quiero estar sola. — Le digo a la doncella.
— Como ordene majestad. — responde para luego irse de la habitación.
Por fin sola, no lo puedo creer, no llevo ni un día aquí y ya me siento bastante agotada, ¿Cómo demonios se le ocurre hacerme reencarnar en una emperatriz? Eso requiere mucho trabajo y esfuerzo, la vida de una emperatriz nunca es una vida en calma, y eso es lo único que yo quiero, vivir una vida tranquila, ¡maldita sea! ¿Ni siquiera eso merezco?
Regresa a mi memoria ese nombre, Emperatriz Sophie Myers de Acher, siento que he escuchado ese nombre antes. Pero, ¿De donde? a ver, piensa piensa.
Ay no, no, no, ese es el nombre de un personaje extra de la novela que leí hace un tiempo. No, no te espantes, seguro es una coincidencia, tiene que ser eso. Pero aguarda, dijo que los Marqueces, que dicen ser mis padres, se apellidan Myers. Creo que son demasiadas similitudes para ser una simple coincidencia, sólo hay una manera de confirmar esto.
— Isla — llamo a mi doncella.
— Su majestad, ¿necesita algo? .— pregunta entrando a la alcoba.
— ¿Me podría decir el nombre del emperador al igual que del imperio? — la cuestiono luego luego que entra.
— El sol del Imperio se llama Edrick Acher, emperador de Mongolia.
Cuando terminó de decir el nombre, sentí como se me bajaba la presión, no, no puede ser, de todos los cuerpos en los que me pudo hacer reencarnar, tuve que reencarnar en una emperatriz de 22 años, un personaje extra que muere a manos de la villana.
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Comments
~√{©£¢%}✓¶🌟💖
vaya no es ni la Villana ni la protagonista...
2022-09-27
12
Yamilcadbr
gracias por el capítulo ☺️😸
2022-07-30
9