Maratón: parte 1.1
- Para nada, Su Majestad. - Le dice Dominick alejándose de mí.
- Sí, es lo que veo. - Dice Edrick con tanta indiferencia en su mirada hacia la situación.
- ¿Qué lo trae por aquí Su Majestad? - Le digo seria
- Me enteré de que el Rey se encontraba aquí, así que como disculpa por haber tardado quería pedirle que cenáramos juntos y que mañana ya continuemos con el asunto que estábamos tratando.
- Si ese es el caso, no era necesario que viniera hasta aquí, pudo haber enviado a alguien que mandara el mensaje. - Le digo. No entiendo el por qué venir hasta mi palacio solamente por eso.
- Preferí hacerlo personalmente, ya que fue descortés de mi parte dejarlo solo toda la tarde.
- Solo no estuve, así que no tiene de qué preocuparse. Tuve una excelente compañía. Su majestad. - Dominick se dirige a mí. - Me encantaría que nos acompañe a cenar.
- Me encantaría, pero tengo algunos asuntos que resolver. Será en otra ocasión. - El ambiente es muy tenso, no quiero tener que soportar a ambos por más tiempo.
- De acuerdo Su Majestad, nos vemos mañana. - ﹰDominick dice antes de irse.
- Nos vemos Sophia. - Edrick por su puesto con un tono de voz neutral. Si quisiera averiguar algo de él por su lenguaje corporal me sería imposible, ese hombre parece imposible de leer. Lo bueno es que no estoy interesada en hacerlo.
Ya es tarde y aún sigo en la oficina. Tras pintar aunque sea un rato me relajó. Así que decidí hacer el trabajo que tenía atrasado.
- Su majestad, ya debería ir a descansar. Ya es tarde. - Me dice Isla. Ya es pasada la media noche, pero no tengo sueño. Hay veces en los que duermo como roca, pero otros en los que tengo insomnio por las cosas que me atormentan. Lo que siempre hacía era distraerme con otra cosa y cuando estuviera agotada ya descansaría, así mi mente no vagaría a las cosas que quiero olvidar.
- Lo haré cuando termine, ¿puedes traerme un té de romero? Después de eso ya puedes irte a descansar. Yo únicamente me quedaré un rato más.
- Claro, Su Majestad.
Mientras estoy leyendo unos documentos se me vino a la cabeza Tessa y Leyla, tengo que salvarlas. En estos momentos no tengo ningún poder aquí. En mi palacio no hay mucho personal ni caballeros reales. Al parecer a nadie le importa mi seguridad, por eso fácilmente pudieron acabar con la Emperatriz en la novela. Así que no puedo ir a protegerla, ya que ni yo misma puedo protegerme.
He llegado a la conclusión de que tengo que pedirle ayuda al hermano de Sophia, a Jefferson Myers. En la novela no se dice mucho de él. Solamente que él fue quien presentó a Sophia ante Edrick. Eran mejores amigos, pero gracias a Sophia ambos se alejaron, ya que Jefferson jamás estuvo de acuerdo con su hermana, puesto que sabía la relación que Edrick tenía con Alessa, pero tampoco podría ir en contra de su hermana. Como la amaba mucho, decidió no apoyarla, pero tampoco obstaculizar su camino, así que se alejó. Se fue a la frontera norte en una mansión a proteger el imperio como el general, ya que además de todo era muy hábil con la espada y combate. Incluso estaba a la par de Edrick.
- Aquí está su té. - Regresa Isla y coloca mi té en el escritorio.
- Isla, ten esta carta. Quiero que mañana temprano la envíes a mi hermano a la frontera norte. Es de suma urgencia y por nada del mundo quiero que esta carta no llegue a su destino. - No hay tiempo que perder. Solo quedan pocos días para que Rose intente matarlas.
- Tenga por seguro que estas cartas llegarán a su destino. Yo misma me encargaré de eso. No tiene que preocuparse.
- Confío en ti Isla, ahora ya puedes irte a descansar. - Le digo mientras sigo revisando algunos documentos.
- No, Majestad, mi deber es estar con usted en todo momento, si me toca desvelarme con usted, no hay ningún problema. - ¡Ay! Pero qué linda es. Pero no.
- Se equivoca, su deber es obedecerme. Y es una orden que vaya a dormir. No acepto un no por respuesta. También dile a los demás que hagan lo mismo.
- Pero… Ya no termina al ver mi mirada, es que no puedo permitir que se desvele sin razón alguna. - Como usted ordene Su Majestad. - se marcha resignada.
Después de que se fue seguí verificando algunas cosas más. Me di cuenta de que en las mesadas de las concubinas solamente hay una que gasta demasiado, que era de esperarse, Rose. Con todo ese dinero podría destinarse a auspiciar más orfanatos, que por cierto, están en pésimas condiciones. Ya revisé todas las solicitudes que Peyton había dejado aparte en asuntos "no importantes" y vi la decadencia que hay. No puedo permitir eso. Mañana tendré que ir a hablar con Edrick para preguntarle por qué permite eso y resolver esto lo antes posible.
Ya han pasado unas dos horas, decido que lo mejor es ir a dormir. Salgo de la oficina y veo a Tyria afuera.
- Pero Tyria, ¿qué haces aquí? Había dicho que todas se fueran a descansar.
- Majestad, no la puedo dejar sola. Tengo que estar para usted en cualquier momento. De hecho justo iba a decirle que vaya a descansar, no es bueno para su salud desvelarse.
- No te preocupes tanto por eso. Es mejor desvelarme haciendo algo de provecho a estar en la cama dando vueltas sin poder dormir. Aunque usted no tiene por qué hacerlo, debe de ir a descansar.
Lo haré cuando la deje en su habitación y soy yo la que no acepta un no por respuesta. - Se me olvidaba lo terca que es esta mujer.
- De acuerdo, vamos. - Digo mientras caminamos juntos hacia mi habitación. Esto es raro, antes siempre estaba sola cuando trasnochaba, creo que en esos momentos era cuando más sola me sentía. Pero ahora no me siento sola, pero sé que si no lo estoy es porque esta mujer aprecia a Sophia, a la verdadera Sophia, no a mí. Suelto un suspiro mientras llego a mi habitación.
- Listo, ya he llegado, ahora puede irse a dormir. -
- Lo haré cuando le preparé la cama y se acueste. - Si así son las madres, ya no quiero tener una.
- No, yo puedo sola, no soy ninguna inútil. Vaya a dormir, es una orden. - Le digo seria mientras cierro las puertas. A lo mejor fui muy dura con ella, pero yo no quería que se desvelara por mi culpa. Ella es de las personas que más madruga aquí, a lo mucho dormirá unas tres horas. Además, ya no tiene la edad para hacer eso.
Me dirijo hacia el armario a sacar la ropa para dormir. Únicamente tomaré una pequeña ducha así que no quiero salir por ella.
¡Maldición! Como mandé a todas a dormir y no dije que quería un baño, el agua está helada. Agarro apresuradamente la toalla para secarme y ponerme la ropa, no aguanto este frío. Lo mejor será secarme rápido y meterme a la cama.
Ya me he secado y me estoy metiendo en mi camita. Sin duda la mejor sensación es sentir una cobija suave cuando tienes frío, eso incluso calma tu cuerpo y tu mente. Bueno, al menos a mí lo hace.
- Hasta que llegas. - Escucho como alguien habla al lado mío. ¡Pero qué demonios!
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Hola chiquitines. Esta es la primera parte del maratón. El maratón consistirá en seis capítulos, mañana subo la siguiente parte. Si no lo hago hoy es porque aún no están escritos.
Perdón, pero les había comentado que estaba ocupada, de hecho hoy también lo estuve, sólo me di una escapadita para escribir, ya que no los quería dejar por tanto tiempo sin capítulos.
Espero puedan comprender, los amo mucho y gracias por el apoyo, los likes y los comentarios.
Chao.
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Comments
Anna Luna
esto está muy bueno escritora linda linda ok 10 de 10
2022-07-13
8
Tanya Estefania Pozo Coronel
mas capitulos xf
2022-07-13
1
José Morales González
aah va por buen camino la novela ajajajjaajaja maraton
2022-07-12
10