A los minutos llegó la comida.
Pero la castaña se negó a sí misma a probar el bocado.
Solo se recostó en su cama, cerró los ojos y deseó no estar pasando por nada de eso.
Hasta que su puerta se abrió.
—¿Por qué carajo no quieres comer?. —preguntaba un molesto Sesshomaru entrando al cuarto.
Ella solo apretó los labios y decidió ignorarlo.
—Vas a tragarte todo está mierda... —le dijo furioso tomando el plato había dejado el Señor Jacken en la mesa de su cuarto.
—¡Abre tu asquerosa boca!. —le dijo y tomó la cuchara del plato para alimentarla.
Ella apretó los labios con fuerza negándose a obedecer.
—Te daré una bofetada si no obedeces. — Sesshomaru trataba de sonar lo más aterrador que podía.
Rin solo lo ignoro, no quería discutir, pero tampoco le iba a obedecer.
—¡Abre la puta boca!
Rin lo regresó a ver a los ojos y no sabía si quizás la falta de alimento le estaba afectando, pero comenzó a reír al ver la expresión en el rostro de su marido.
Él suavizó sus facciones.
—Come. — repitió ahora más tranquilo.
—Vete. —dijo Rin después de controlar su risa.
—Me iré si comes. —por más que el peliplata lo negara el hecho que ella no quisiera verlo, le dolía demasiado.
Ella acercó sus manos al plato que tenía su esposo, lo tomó y comenzó a comer lentamente.
Él al ver esa acción salió del lugar, no sin antes amenazarla con que si no comía él volvería y la torturaría.
Sesshomaru salió y al momento de estar en su sala, recibió la llamada de Sara Asano, ella le informó que su padre había muerto, que estaba devastada y que nunca antes se había sentido tan sola.
Sesshomaru le ofreció quedarse en su casa como en los viejos tiempos.
Ordenó a Jacken alistar la habitación para Sarah, pero Kagome al darse cuenta fue donde su cuñado a llamarle la atención.
—Cuñado, no es que yo sea chismosa, pero me enteré de que Sarah se quedará aquí, eso no es correcto, tú estás casado y ella es como tu exnovia por así decirlo. —expresó Kagome con indignación.
—Ese no es tu problema. —le dijo en tono frío el peliplata y se fue a ver a la pobre chica Asano.
Él estaba un tanto agradecido con Sarah, siempre lo apoyaba en sus negocios, en sus momentos difíciles estuvo a su lado, por eso él decidió darse una oportunidad con ella.
Lógicamente solo la podía ver cómo una buena amiga y jamás cómo mujer, por esa razón su relación finalizó.
Sesshomaru llegó hasta donde Sarah y ella lo abrazó de forma efusiva.
—Me duele tanto la pérdida de mi padre, y también me duele saber que te he perdido. —dijo Sarah, pues recordó lo contado por Kagura acerca de su boda.
Sesshomaru solo se quedó callado.
Charlaron por un rato y ayudó a Sarah a llevar sus cosas a su casa.
Sarah solo tenía a su padre, y ahora sola, soltera, necesitaría un protector.
—No quiero ocasionar problemas con tu esposa. —dijo la chica apenada.
—Dudo mucho que le importe. —dijo el peliplata para soltar un fuerte suspiro.
—¿Todo bien?.
—Digamos que todo ese matrimonio es una completa mierda. —dijo molesto.
—Sesshomaru, espero sinceramente que las cosas mejoren. —dijo Sarah, pero dentro de ella una esperanza de ser correspondía volvía a ella.
Al llegar a casa, ya lo esperaba su madrastra y Kagome con el ceño fruncido.
La hermosa chica se instaló en la casa Taisho.
Sesshomaru por su parte fue abordado por las mujeres de esa casa.
Dónde le decían que tener a Sarah ahí era una completa locura.
—Piensa en Rin, ella es tu esposa después de todo. Debes respetarla. —decía Kagome molesta.
—Si vas a tomar está actitud Sesshomaru lo mejor será que lleves a Rin con sus padres y te olvides de ella. —Izayoi también estaba indignada de la decisión de su hijastro.
—Es mi casa. —dijo él con simpleza, tratando por todos los medios de no faltarles al respeto, al final era la mujer de su padre y de su hermano quienes le hablaban.
Se retiró del lugar y no vio necesario informarle a Rin sobre la estancia de Sarah, al final a ella le daría lo mismo pensó en peliplata.
Y una sonrisa curvo sus labios recordando a su Rin, la Rin de 15 años que solo con verlo con otra chica se ponía roja de celos, y lloraba de coraje.
Él la abrazaba y le juraba que ella era la mujer de su vida.
Pero ahora tenía a esta Rin, que no quería ni siquiera mirarlo.
La hora de la cena, Sesshomaru noto que ni Izayoi, ni Kagome estaban en el comedor.
Inuyasha y su padre se excusaban de que no los acompañarían.
Sesshomaru supo que "las mujeres" de esa casa eran las culpables de esa actitud.
Sarah se sintió bastante fuera de lugar.
—Discúlpame Sesshomaru, ni siquiera ha venido tu esposa al comedor, debí ocasionar muchos problemas. —se disculpaba Sarah apenada.
Sesshomaru la tranquilizó.
Después de la cena subió al cuarto de su esposa para decirle la presencia de Sarah.
Al entrar la vio en la ventana mirando al cielo.
No pudo evitar mirar detenidamente su hermosa piel al descubierto por la bata de dormir y lo transparente de esta.
Se veía preciosa a la luz de la luna.
Sintió tantos deseos de tocarla, de follarla.
Quizás el "amor" que alguna vez juraron tenerse en ese momento estaba en dudas. Pero el deseo sexual que sentía por ella seguía presente.
Recordaba las tardes dónde follaban como conejos.
Cómo su precioso y dulce rostro, ocultaba lo pervertida que llegaba hacer en la intimidad.
Se acercó a ella, y pegó demasiado su cuerpo a la espalda de su esposa.
Ella tembló.
—Desvístete. —le dijo él con dureza.
Ella negó, con la cabeza.
—Soy la misma estúpida insípida de hace 7 años, no hay nada bueno que apreciar en mí. —le dijo ella sin emoción alguna recordando las palabras que él le dedicó en su noche de bodas.
—Tienes razón, por eso he mandado a traer una verdadera mujer a esta casa, y no una mocosa, berrinchuda y simplona como tú. —le dijo molesto y se alejó de ella.
—Su nombre es Sarah Asano, una mujer culta, madura e inteligente. No como tú, que eres tan poca cosa para mí. —dijo él antes de salir de la habitación.
Rin solo comenzó a llorar.
Ella estaba preparada para eso, normalmente en los "matrimonios" arreglados no hay amor de por medio, entonces el "esposo" no le interesaba restregar a las amantes a su "esposa".
Pero era verdad que saber que el hombre que alguna vez había sido su cachorrito era el que le decía esas cosas, la ponía simplemente mal.
Por más que lo negara ella seguía enamorada de Sesshomaru
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